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LIDERAZGO DE PENSAMIENTO
¿Cómo será el mundo cuando la interrupción haya pasado?
AUTORES
Traducido por Lucio Henao desde fuente original en inglés: “The new normal” abril 12 2020, https://www.fahrenheit-212.com/boiling-point/the-new-normal
Este no es otro artículo sobre cómo hacer frente al Coronavirus, sino sobre cómo lidiar con el aspecto del mundo cuando esa interrupción haya pasado.
Los negocios y los mercados están reaccionando fuertemente y con preocupación al Coronavirus. No es sorprendente que los mercados de valores se desplomen y las cadenas de suministro se vean significativamente interrumpidas. Estas son preocupaciones comerciales inmediatas que las empresas deben manejar. Pero, ¿y ahora qué? ¿Qué sucede después? ¿Cómo cambiará el mundo y cómo podemos salir fortalecidos?
La nueva normalidad
Este es un momento de perturbaciones inesperadas y la pregunta más estratégica sobre la que deben reflexionar las empresas es «¿qué sigue?
¿Qué, después de que el Coronavirus haya venido y se haya ido, cómo será el mundo?
Hablando con mi colega, Tian, plantea la pregunta de una «nueva normalidad»:
¿Qué pasa si, después de este estallido inicial de cambio y perturbación, con los mercados, las empresas, la gente en la perturbación, el mundo encuentra su nuevo equilibrio en algún lugar diferente a cuando entramos en esta perturbación? Tal vez más insidiosamente, ¿qué cambios fundamentales están ocurriendo en el fondo que han sido oscurecidos?
La última gran perturbación fue el colapso financiero de 2007/8, en el que se sintieron efectos similares en el mercado de valores y hubo un nivel de ansiedad similar en la población en general. Uno de los resultados en el Reino Unido fue un cambio en el comportamiento de los consumidores. En la precrisis, Aldi, una cadena de supermercados alemana que se distinguía por sus bajos precios, había entrado en el Reino Unido. Aldi llegó en 1990 con poca fanfarria y poco éxito inicial.
Despreciado por muchos con sólo el 20% de los clientes más ricos (grupo ABC1) comprando. Era visto como un producto barato con baja elección y calidad media. Pero durante la crisis esto cambió drásticamente y a finales de 2008 la cuota de ABC1 era del 50% de los clientes de Aldi y el negocio había crecido un 25%. Este crecimiento continuó, así que el año pasado vio un aumento del 10% en las ventas, poniéndolo al alcance de los 4 primeros.
La crisis financiera había empujado un comportamiento de compra y el consumidor del Reino Unido fue empujado de un comportamiento donde tendían a comprar en una tienda se convirtió, como resultado de una búsqueda de valor, en otro donde los compradores utilizan cada vez más las tiendas múltiples para obtener las mejores ofertas y en particular utilizan Aldi. Al mismo tiempo hemos visto el precio de las acciones de Tesco caer de un máximo de 479 libras a finales de noviembre de 2007 a alrededor de 192 libras diez años más tarde. Este es un caso clásico de clientes que atraviesan una crisis, que salen de un conjunto de comportamientos existentes y encuentran un nuevo equilibrio después de la crisis, que continúa hasta el día de hoy.
La lógica dominante en los supermercados es que hay productos en línea como los de primera necesidad – pasta, alimentos enlatados, papel higiénico y compras fuera de línea/en la tienda donde los consumidores quieren tocar, ver y oler los productos. Actualmente estamos viendo un aumento triple en China de las compras de mariscos, frutas y verduras frescas, ¿qué pasaría si esto se convierte en la «Nueva Normalidad»?
Los cambios más obvios que estamos experimentando es un cambio a la compra en línea, así como a los modelos de acceso remoto. De nuevo en China se puede ver un aumento en la búsqueda y compra de vehículos en línea. Si esta comodidad, empujada por la crisis actual se convierte en la nueva normalidad, ¿qué tan diferente será el ambiente de la venta al por menor? Como destaca Tian, las experiencias arraigadas en el toque personal y la experiencia como el lujo podrían convertirse en algo no deseado, ¿querrá la gente pasar una hora siendo atendida en una tienda con alto contacto? ¿Se mantendrá la visión existente de que «el tiempo en las tiendas es proporcional a las ventas»?
Una opinión es que cualquier experiencia que se pueda manejar a distancia será manejada a distancia durante este período. La pregunta para los negocios es si habiéndose acostumbrado a la nueva experiencia si los clientes volverán alguna vez.
Más allá del cambio de fuera de línea a línea podría haber cambios más amplios y profundos en lo que los clientes valoran. Cuando la gente deje de viajar, ¿cambiará su sentido de las vacaciones y viajará a algo nuevo y diferente? ¿O la pérdida de los viajes tendrá el efecto contrario, la gente verá los viajes como un nuevo momento liberador? ¿O volverá a ser como siempre?
Las muchas preguntas anteriores resaltan una cosa: una interrupción significativa crea oportunidades para que los clientes «restablezcan las expectativas». Cuando se interrumpen nuestros hábitos, tendemos a ver el mundo a través de nuevas perspectivas.
Los momentos de interrupción significativa abren la posibilidad de que los clientes, un mercado, un ecosistema cambien a un nuevo equilibrio. Las empresas deben ser sensibles a esto – el peligro es que las necesidades a corto plazo establecen la trampa de que volveremos a los negocios como de costumbre.
Cómo comprometerse con esto…
Este fue el resultado cuando la crisis del petróleo golpeó en la década de 1970. Shell había hecho un montón de escenarios sobre diferentes futuros. Cuando llegó la crisis y los precios del petróleo se dispararon, reconocieron un escenario que habían explorado, una nueva normalidad de precios altos. Habiendo pensado en esta posibilidad, Shell estaba viva a los indicadores. Como otras compañías petroleras tardaron años en adaptarse porque esperaban que el mercado volviera a la normalidad. Esto ayudó a la compañía a capear la volatilidad de los años 70, trayendo ganancias financieras de miles de millones de dólares gracias a la reconfiguración o venta de refinerías e instalaciones, o a las decisiones de no reemplazarlas.
Estos cambios son difíciles de anticipar precisamente porque se sitúan fuera del marco cotidiano de la empresa y son de difícil a imposible acceso. Incluso Shell le dirá que el pensamiento era muy fuerte, pero cambiar una organización para hacer esto es difícil.
Desde nuestra experiencia, aquí hay cuatro ideas a considerar:
Los nuevos comportamientos transitorios durante este tiempo pueden ser engañosos porque no pueden ser más que una respuesta inmediata al paso de la perturbación. Pueden no ser buenos indicadores de la nueva normalidad o señalar el retorno al antiguo equilibrio.
La duración de este período depende de la cadencia de nuestro negocio, y la del mercado. Consigue lo que mides: sé consciente de las tentaciones y los peligros de aplicar definiciones de éxito previamente estratégicas a un mercado cambiado.
Como dijo el economista estadounidense Thomas Schelling, «una cosa que una persona no puede hacer, por muy riguroso que sea su análisis o heroica su imaginación, es elaborar una lista de cosas que nunca se le ocurrirían».
Este es el desafío para las empresas que imaginan una Nueva Normalidad, basada en nuevas perspectivas. La manera de hacerlo es buscar estímulos que salgan de la empresa y entren en el cliente/ecosistema para leer cómo las cosas podrían ser muy diferentes.
La mayoría de los negocios se dieron cuenta de esto hace muchos años, y posteriormente lo han olvidado – ¡a quién le importa, el producto todavía se vende! Volver a entender lo que realmente estás resolviendo para hoy (y lo bien que lo estás haciendo) te da visibilidad de lo frágil que eres y de lo que probablemente desencadena un cambio.
La miopía del marketing/orientación al producto (la preocupación de convertir lo que tienes en dinero) es una amenaza muy real. La necesidad de adoptar una orientación de mercado (en lugar de abordar las necesidades en evolución) será clave para establecer la relevancia y la posición.
Alentados por las circunstancias, los clientes estarán más abiertos a buscar otra «solución». Esa solución podría haber estado ahí todo el tiempo y podría tener muchas razones para ser una mejor respuesta, pero la inercia ha impedido que se convierta en dominante. La pregunta para las empresas es si su respuesta y la inercia (oculta tras unas cifras de ventas estables) son puntos de equilibrio frágiles. Así que retroceda, comprenda el trabajo que está resolviendo y su fragilidad e inercia y busque cómo podría resolverse ese trabajo en otro lugar, y luego envuelva su métrica alrededor de él.
Para aquellos que tienen una disciplina de previsión bien desarrollada, ahora es un buen momento para revisar esos escenarios y oportunidades a la luz de los cambios para ver si hay patrones interesantes en juego. Lo que no fue posible puede ser ahora, ¿hay una micro oportunidad en el libro de jugadas que cree un buen momento para probar y aprender? En este momento las empresas deberían estar tan interesadas en las sondas (ofertas diseñadas para obtener una rápida percepción) como en los productos (ofertas para impulsar los ingresos).
Para aquellas organizaciones que están menos familiarizadas con los enfoques de previsión, ahora es un buen momento para tomar cualquier tiempo de reflexión disponible y observar los cambios clave a su alrededor, cosas que son las reglas actuales de su negocio e imaginar lo que sucedería si se rompieran. Desde aquí puede crear un tablero de juego alrededor de la Nueva Normalidad. El tablero de juego se convierte en un telón de fondo de pensamiento y a medida que las cosas suceden tienes un lugar para tomar decisiones rápidas, una forma de identificar nuevas oportunidades, una forma de volver a encender las ofertas existentes rápidamente y con propósito.
Traducido por Lucio Mauricio Henao desde la fuente original en inglés: “The new normal”
La pandemia generada por el CORVID-19 disparó infinitas especulaciones sobre el mundo posible después de la crisis. Especular es enormemente atractivo. Es gratuito, salvo que uno invierta sus propios limitados recursos – vida, tiempo, dinero. Compartir ilusiones y miedos es una oportunidad tentadora, pero se puede convertir en un ejercicio narcisista cuando se tiran al viento pronósticos vagos, en especial en circunstancias como estas.
La buena prognosis demanda perspectiva, lo cual es difícil considerando que estamos en medio de la pandemia, un terremoto que sacude a la vez a sistemas políticos, económicos, sociales e informativos. De hecho, expertos en la pronosticación basada sobre big data y complejas inferencias, como epidemiólogos, asesores financieros, y estimadores de riesgo empresarial han mostrado cautela más que una confianza arrolladora. Saben que no sabemos qué vendrá. La pandemia puede ser un game changer, pero no sabemos hacia dónde.
Como comunidad global, jamás hemos vivido algo similar. Es una situación sin precedentes, conclusión que aunque habitualmente es dicha con facilidad en este caso puede aplicarse. Jamás hubo tal grado de conexión mundial que explique tanto la rápida dispersión del virus como sus inmediatas consecuencias en la vida cotidiana. Esta pandemia no es directamente comparable a las recurrentes epidemias que azotaban pueblos europeos, la gripe “española” de 1918 (en realidad, “norteamericana” ya que se originó en Kansas), o las varias epidemias de una década atrás (SARS, Ebola). La historia ofrece importantes sugerencias, pero no brinda lecciones que se puedan calcar y aplicar a futuro. Que la pandemia del CORVID-19 sea incomparable no quiere decir que sea peor o mejor, sino que plantea interrogantes únicos sobre los que carecemos de respuestas obvias: duración, continuación, impacto económico y laboral, epidemias recurrentes. Las condiciones actuales son demasiado fluidas para ponernos en el rol de pitonisas.
En este paraíso de incertidumbres, reputados filósofos publicados en varios sitios en Internet sus pronósticos sobre la pospandemia. Estos vaticinios fueron reproducidos en el libro Sopa de Wuhan, titulo infeliz considerando que ignora que no hay que ligar enfermedades con nación, etnia o religión que alimentan el racismo y la xenofobia reinante.
El infaltable Slavoj Zizek, siempre listo para anunciar que el futuro es inevitablemente socialista, aventuró que “el virus matará al capitalismo”. Lo describió como “la técnica del corazón explosivo de la palma de cinco puntos”, analogía obtenida no de las lecciones de la toma de la Bastilla o la guerrilla de Sierra Maestra, sino de la película Kill Bill. Fiel a su estilo punzante y combativo, Zizek no explica como ocurriría tamaño proceso, si se viene un socialismo global o acotado a algunos países, o si vivimos en la antesala de un socialismo leninista, lacaniano o ligeramente caviar. Pareciera que Zizek se regodea en que sus especulaciones salvajes atraigan atención, y que le aburre elaborar argumentos sistemáticos y estratégicos sobre el gran momento de quiebre capitalista.
Uno asume que alguien con un currículo pobre de pronósticos certeros y profuso en juicios ofensivos, como dice razonablemente Moeller-Nielsen, se hubiera llamado a modestia sobre la situación actual. En especial con temas que están fuera de sus zonas de expertise como epidemiologia, virología y economía. Ludwig Wittgenstein aconsejó “que sobre lo que uno no puede hablar, uno debe estar en silencio”. Recordemos que hace una década Zizek predijo que el sistema capitalista se acercaba a su punto final. Y que apostó por Trump en la elección de 2016 especulando que así el liberalismo norteamericano se radicalizaría, lo cual llevaría a la aceleración de las contradicciones en el corazón del imperio. Mezcló ilusiones primaverales con facultades analíticas.
Apoyar a Trump es, como mínimo, irresponsable y cínico, en particular si no se sufren directamente los embates de sus promesas y políticas nefastas contra mujeres, inmigrantes, minorías, salud y educación. Esperar el surgimiento de un actor revolucionario en una supuesta extremización muestra un conocimiento superficial de la política estadounidense. El probable candidato demócrata Joe Biden es un máximo representante del establishment desde hace cuatro décadas. De igual modo, existe un enorme apoyo por causas centristas o moderadamente de izquierda en grandes sectores de la opinión pública sobre tema urgentes como la economía, la desigualdad, la violencia, el racismo. Las propuestas más destacadas de Bernie Sanders, el supuesto líder de la izquierda radical en los ojos de Zizek, son convencionalmente socialdemócratas en un país afirmado a la derecha del conservadurismo europeo del siglo veinte. No hay radicalización. No hay guerra civil en los demócratas. La revolución puede esperar sentada.
Byung-Chul Han, otro filósofo influyente en ciertos círculos intelectuales, observa astuto que Zizek se equivoca al inferir que el virus es la estocada final al capitalismo. Han predice un capitalismo recargado y el surgimiento de formas alternativas de movilización. La revolución se hace con personas más allá de situaciones particulares, dice con acierto. Han avizora más de lo mismo (o peor). La razón es sencilla: no hay evidencia concreta que ayude a imaginar una trayectoria diferente. Sin embargo, se apura al sentenciar sin evidencia que “el virus nos aísla e individualiza. No genera ningún sentimiento colectivo fuerte”.
Hay ejemplos cabales de solidaridad y unión canalizadas por plataformas digitales, como así también movilizaciones para que los gobiernos sean sensibles y atiendan de forma urgente la situación de los más excluidos. El aislamiento físico no necesariamente individualiza cuando se pueden mantener y recrear formas de comunidad. De hecho, expertos en temas de sociabilidad digital, como Sherry Turkle, vienen anticipando nuevas formas de construir y mantener lazos sociales. Varios ejemplos durante la pandemia confirmarían esta idea, en tanto personas a lo ancho del planeta se han replegado en la vida social digital para combatir la separación, ansiedad, miedo, depresión, y soledad.
Giorgio Agamben, otra estrella de la filosofía contemporánea, descarta la importancia del COVID-19 con una frase históricamente equivocada (“es una gripe normal”, sentencia similar a la de otros expertos en virología como Jair Bolsonaro y Donald Trump). Flirtea con teorías conspirativas sobre la “invención” de la pandemia sin ofrecer pruebas. Sus piruetas discursivas desconocen un cuerpo de conocimiento que categóricamente concluye lo contrario, lo cual es una omisión de conveniencia o desprolijidad intelectual. Como cualquier teoría conspirativa, pretende estar libre de esa pegajosa molestia de mostrar evidencia irrefutable sobre una confabulación. Es difícil creer que los Estados necesitan generan pánico colectivo, como argumenta, y que la pandemia sea un momento finamente planeado. No está claro que “los Estados” y el capitalismo están ganando o que hayan “necesitado” la crisis considerando que el gran capital global atravesaba un espléndido momento en la última década después de la recesión del 2008. Varios criticaron a Agamben por sus especulaciones, como Paolo Flores d’Arcais, director de la revista de izquierda MicroMega, quien lo acusó de propagar la “filosofia del cazzo”.
Un punto común en estas predicciones distintas es la desprolijidad: especular sobre temas que se carece de evidencia y desconocer trabajos metódicos sobre epidemiologia, economía y vida digital. Es tentador dar impresiones del momento en medio de la abundancia de información y la velocidad de los acontecimientos. El problema son las boconadas que muestran el mismo rigor que las visiones de un tarotista improvisado.
Filosofar sobre el futuro, de forma omnívora, es sencillo. Solo basta pensar y hablar al micrófono abierto. Sin embargo, se cae fácil en generalizaciones que dejan a un lado lo que expertos saben y desconocen. En un mundo de celebridades intelectuales, se emiten visiones aventuradas y rimbombantes (¡Viene el socialismo! ¡Estamos solos! ¡Hay conspiración!) que corren con ventaja sobre diagnósticos y especulaciones cuidadosas, difícilmente atractivos para los grandes titulares. Conclusiones como “No tenemos certezas”, “Hay varios escenarios posibles” o “Es complicado” carecen de similar encanto en un mundo de frases máximas y trilladas. En la infinita lista de profecías ligeras e incumplidas, la charlataneria du jour hace recordar el apotegma de Lao Tzu, “Quienes tiene conocimiento, no predicen. Quienes predicen, no tiene conocimiento”.
La pandemia revela un conjunto de problemas. Acentúa debilidades en los sistemas de salud a nivel nacional y global, producto del vendaval del mercantilismo exacerbado, los laberintos bizantinos de organizaciones internacionales, así como la ignorancia y el cortoplacismo del liderazgo político. Muestra fragilidades de economías que priorizan los intereses del gran capital y condenan a millones al trabajo informal sin protección social de ningún tipo. Expone la falta de preparación a pesar de las constantes alertas de expertos en salud y servicios de inteligencia sobre posibles pandemias. Desnuda el vacío de liderazgo y coordinación a nivel mundial.
La pandemia también abre otra oportunidad para el cinismo de gobiernos que prefieren redoblar la apuesta por la ignorancia y la satanización de los críticos. Magnifica las enormes desigualdades sociales para enfrentar los múltiples frentes de la crisis (distanciamiento social, cuarentena, desempleo, transporte, acceso a alimentos y salud). Deja ver el instinto autoritario de gobiernos que no dudan en aprovechar la crisis para concentrar poder y perseguir a disidentes. Refleja déficits en la producción y el consumo de información certera, empática y amplia. Confirma la dependencia que tenemos de plataformas comerciales offline y online para la distribución de información de interés público y el contacto mediatizado.
Estas son las circunstancias que deben ser incorporadas a la hora de imaginar futuros posibles. No hay modelo único de sociedad que nos espera en la pospandemia por la sencilla razón que no hay situaciones o condiciones idénticas. Cada país enfrenta la pandemia y sus efectos con lo puesto en términos de calidad de sistemas públicos y privados de salud, tradiciones de individualismo y solidaridad, preferencias ideológicas, escenarios de poder, capital humano e institucional.
Países donde el populismo viene en alza, como Hungría, India, y Filipinas quizás estén más cerca de soluciones proto-fascistas y de una rápida transición al barbarismo que de la solidaridad, la ayuda mutua o una versión benigna del socialismo. Es factible que otros, como Estados Unidos, insistan con las mismas políticas que condujeron a la crisis, gracias a la descomunal influencia de los grupos de poder y a dosis abundantes de etnonacionalismo, racismo, desigualdad, subsidio corporativo, y anti-globalismo. Algunos países quizás migren a un estatismo acentuado con escaso control social, bajo el argumento que soluciones férreas desde arriba son imprescindibles en situaciones de emergencia y riesgo. En cambio, pareciera que otros países optarían por medidas keynesianas en la economía y por apuntalar el estado de bienestar en áreas como salud, transporte, pensiones, cuidado infantil, trabajo doméstico, y educación. Esto implicaría un reacomodamiento político significativo por la sencilla razón que nadie concede nada ligeramente, aun cuando se agudiza el riesgo global.
La suspensión o eliminación del neoliberalismo en servicios sociales no ocurrirá solo porque sus estandartes vayan a aprender las dificultades de construir sociedades para minorías. Los libertarios no dejan de serlo porque se dan cuenta de sus errores, piden disculpas, prometen hacer trabajo comunitario, y conceden derrota agitando la bandera blanca. Cuando disminuya el sentimiento de riesgo y urgencia actual, es imaginable una reversión al estado pre-pandemia. Tantas veces se dio por muerto al neoliberalismo que sorprendería que este fuera un nuevo episodio de una realidad que se repite en un loop eterno, como la vida en El Dia del Marmota. No sabemos lo que se viene ni si será mejor o similar para todxs.
Las salidas de la pandemia, cualquier sea su horizonte moral y visión social, demandan ideas, política y poder. No es una refundación o transformación brusca caída del cielo. Por el contrario, como muestran distintos estudios históricos sobre pos-epidemias, hay una continuación de tendencias anteriores y desvíos limitados impulsados por acciones particulares. Si bien es cierto que las crisis pueden producir cambios fundamentales, las ideas y el poder de la imaginación juegan un papel fundamental.
Recojo la observación de Alain Touraine en una entrevista reciente en El País, “Lo que más me impresiona ahora, en tanto que sociólogo o historiador del presente, es que hacía mucho tiempo que no sentía un tal vacío imaginación responsable”. Sin ideas ni imaginación responsable y rigurosa es imposible pensar soluciones progresistas que permitan construir sociedades más equitativas y mejor preparadas para combatir epidemias y otros problemas, con especial atención a los más necesitados y urgidos en un mundo instalado en la derecha y con fuertes tendencias irracionalistas y autoritarias.
Si algo aprendimos de cambios estructurales en la economía y la sociedad en el último medio siglo es la importancia de las ideas circulantes y su capacidad de influencia en el poder. Las crisis abren la posibilidad de cambio real, pero las acciones dependen de las ideas existentes. La lección de cualquier quiebre estructural y giro social es desarrollar ideas alternativas, mostrar su efectividad e institucionalizarlas hasta que parezca de sentido común implementarlas. Esto fue dicho por Milton Friedman, ideólogo clave del neoliberalismo, pero podía haber sido dicho por cualquier revolucionario más allá de simpatías ideológicas.
Cuando se piensa a partir de pálpitos, sin considerar múltiples factores y saberes, sobresale el dogma y las consignas fáciles. No hay que confundir expectativas con posibilidades, ni aspiraciones con situaciones existentes y tendencias de largo plazo. Debiéramos ser modestos a la hora de hacer conjeturas y respetuoso de los datos y tendencias. Ser utópico o pesimista puede ser una virtud; avizorar futuros deseables como deporte, sin explicación coherente y seria, es inútil. El arte de la barata profecía no ayuda a comprender el presente. Como una silla mecedora, nos mantiene entretenidos sin llevarnos a ningún lado.
Como observó Richard Rorty, “la filosofía no es un campo en el que uno logra grandeza ratificando las intuiciones previas de la comunidad”. Se precisa pensamiento serio, fundado, flexible, imaginativo con perspectiva histórica y social. Ideas hechas, frases ostentosas y promesas superficiales devuelven el júbilo de la tribuna propia, pero no ayudan a enfrentar el desafío. Se necesita trazar líneas para entender cómo llegar a un futuro mejor desde la preocupante situación presente. Se necesitan hojas de ruta sensibles a las circunstancias y los recursos sociales disponibles – ideas, instituciones, estrategias, públicos. Esta es una necesidad urgente en medio de la muerte, la desesperación, y el aumento de la miseria social.
Silvio Waisbord es Profesor en la Escuela de Medios y Asuntos Públicos en George Washington University, Estados Unidos y actualmente es profesor invitado en la Universidad de Pennsylavnia. Es autor y editor de dieciocho libros sobre periodismo, política y comunicación. Ver más
Julieta De Marziani tenía 23 años y estaba desempleada. Le dijeron que había un laboratorio “de algo”, con horario corrido y buenos sueldos y fue. Era un laboratorio fotográfico. Ver más
Ver video: Yuval Harari en el programa Cuándo ya no esté: Pensar en dentro de 25 años, nos enfrentamos a una gran incertidumbre.
De visita en la Región del Biobío, el Premio Nacional de Ciencias conversó sobre la importancia de que los niños crezcan en un espacio que acoja, escuche, se diga la verdad y donde sus preguntas sean contestadas. “Sólo así se transformará en una persona reflexiva, seria y responsable”, aseguró.
La noticia de que visitaría la región se masificó rápido y decenas de personas, ajenas a la comunidad educativa del establecimiento, llegaron hasta el colegio para escuchar al Premio Nacional de Ciencias, arriesgándose incluso a que no las dejaran entrar.
Bastó que lo mencionaran como el invitado de honor de esta ceremonia, donde también se premió a los profesores destacados de Chiguayante, para que el público estallara en aplausos mientras las cámaras, que transmitieron en directo su presentación vía streaming, enfocaron a varios jóvenes y adultos que se acomodaron como podían al interior del auditorio donde reinó el silencio durante los poco más de 20 minutos que duró su presentación.
“Pero las expectativas nunca se cumplen, ni las propias, ni las ajenas. Lo cual es bueno. Uno puede escuchar sin prejuicios, sin supuestos, sin exigencias y uno puede hablar también desde la espontaneidad”, recordó el biólogo y autor de El árbol del conocimiento (1984), antes de comenzar a hablar de “Amar educa”, el tema central de su ponencia.
“Los niños, niñas y jóvenes se van a transformar con nosotros, con los mayores, con los que conviven, según sea esa convivencia. El futuro de la humanidad no son los niños, somos los mayores con los que se transforman en la convivencia”, dijo Maturana en la mitad de su presentación.
El biólogo se dio cuenta de lo sorprendidos que quedaron los auditores con esta aseveración y continuó: “Nosotros hoy somos el futuro de la humanidad. Los niños se transforman con nosotros. Van a reflexionar, van a mentir, van a decir la verdad, van a estar atentos a lo que ocurre, van a ser tiernos, si nosotros los mayores, con los que conviven, decimos la verdad, no hacemos trampa, o somos tiernos”, explicó.
Por lo tanto, el enseñar, como parte de la convivencia, es indicar, apuntar la mirada, guiar la reflexión, pero “en cualquier caso los niños se van a transformar con los mayores con los cuales conviven”, agregó el biólogo.
“Cuando decimos que amar educa, lo que decimos es que el amar como espacio que acogemos al otro, que lo dejamos aparecer, en el que escuchamos lo que dice sin negarlo desde un prejuicio, supuesto, o teoría, se va a transformar en la educación que nosotros queremos. Como una persona que reflexiona, pregunta, que es autónoma, que decide por sí misma”, sostuvo.
Maturana explicó que una de las cosas que surge del lenguaje es la conciencia. Y que existen dos preguntas fundamentales que los niños viven. Una de ellas es “¿mamá cómo se hace?, lo que revela que el niño quiere hacerlo bien. “Todos queremos hacer bien las cosas que sabemos y por eso preguntamos”, aclaró el biólogo.
Y la otra pregunta es la que le hace la mamá o el papá al niño: “¿Te das cuenta de lo que estás haciendo?”. “Esa es una pregunta maravillosa, lleva la mirada sobre sí mismo. Abre el espacio de la reflexión”, dijo Maturana.
Y enfatizó: “Amar educa. Si creamos un espacio que acoge, que escucha, en el cual decimos la verdad y contestamos las preguntas, nos damos tiempo para estar allí con el niño o niña, ese niño se transformará en una persona reflexiva, seria, responsable que va a escoger desde sí”.
Porque el acto de escoger es fundamental y constituye un acto de conciencia, aseguró el Premio Nacional de Ciencias Exactas. “El poder escoger lo que se hace, el poder escoger si uno quiere lo que escogió o no, ¿quiero hacer lo que digo que quiero hacer?, ¿me gusta estar dónde estoy?”, son algunas de las preguntas que aparecen”, explicó Maturana.
En su ponencia, Maturana también abordó que los problemas humanos nunca son de inteligencia, sino corresponden a conflictos de emociones. “Son todos conflictos de deseos y se resuelven con la reflexión”, dijo el experto.
También explicó que los humanos hacemos teorías, es decir, constructos lógicos que se fundan en premisas básicas aceptadas a priori desde la emoción. Y para resolver las discrepancias con los otros “hay que ver las coherencias del ámbito en el cual estamos hablando”, agregó el Premio Nacional de Ciencias.
Si no nos podemos poner de acuerdo, es porque estamos en ambos teóricos distintos. Estamos argumentando desde premisas básicas diferentes. “Y la única solución es mirar desde donde estamos diciendo lo que estamos diciendo”, sostuvo Maturana.
En este tema, el ex académico del MIT fue consultado por uno de los asistentes sobre cómo transformar la política pública en educación que está volcada a los indicadores.
“Conversando”, respondió el experto y agregó que “El colegio de profesores se transformó a lo largo de la historia en un sistema gremial, pero en su origen era un sistema de reflexión académica sobre la educación. Un modo de conversar sobre lo que hacemos. Porque si no conversamos ¿qué diremos ante las autoridades gubernamentales?”, se preguntó.
Por lo tanto, lo que hoy hay que responder es “¿qué queremos con la educación”, dijo el biólogo. Es decir, saber si queremos formar jóvenes que se preparen para la competencia del mercado laboral o para una convivencia democrática, honesta, de mutuo respeto, en la colaboración, en la reflexión.
“Ese es nuestro tema, tenemos que conversar. Pero no tenemos que tratar la conversación como algo banal (…) Tenemos que atrevernos no en una huelga, sino en la conversación y la reflexión”, aseguró el Premio Nacional de Ciencias.
“Para que el amar eduque hay que amar y tener ternura. El amar es dejar aparecer. Darle espacio al otro para que tengan presencia nuestros niños, amigos y nuestros mayores”, sostuvo Maturana.
Por eso, la educación es la tarea más importante de un país. “Define el ámbito de convivencia en el que ese país se va constituyendo, momento a momento, día a día”, agregó el biólogo.
Como yo lo había mencionado anteriormente, en este ámbito la reflexión juega un rol fundamental porque permite mirar dónde estamos. “Si no reflexionamos vamos a caer en un fanatismo, en un ámbito de autoridad absoluta para el que otro obedezca”, aseguró Maturana.
Pero a nadie le gusta obedecer, porque es una negación de sí mismo. Sin embargo, en el colaborar “tengo presencia, soy libre, escojo”, lo que recordó que es importante aplicar en la crianza de los niños.
“La educación es una transformación en la convivencia y seguirá un camino u otro según la teoría desde las cuales actuemos. Las teorías no son superfluas, definen el espacio en el que nos movemos y las aceptamos. Pero si aceptamos las teorías aceptamos las premisas básicas desde donde se constituyen, de modo que tenemos que ser siempre, o deberíamos ser capaces, de preguntarnos las premisas básicas desde donde se construyen las teorías, el sistema lógico con el cual fundamentamos lo que hacemos”, concluyó el Premio Nacional de Ciencias.
Un modelo de pensamiento rápido y la lógica difusa procesan la probabilidad
El cerebro dispone de un sofisticado sistema para anticipar el futuro: necesita prepararnos para reaccionar ante cualquier eventualidad y, según una investigación realizada en el Instituto Max Planck (Alemania), lo consigue de forma rápida y con un consumo mínimo de energía.
Saber lo que va a pasar, ya sea inmediatamente o algo más tarde, es un factor crítico para la supervivencia, pero también algo cotidiano: necesitamos saber si va a llover mañana o estamos atentos al disparo que anuncia la salida en una carrera deportiva.
De forma no consciente, el cerebro realiza matemáticas complejas para procesar la información que procede del entorno a través de los sentidos.
Pero cuando se enfrenta a la eventualidad de prepararnos para el futuro, apura sus cálculos: no solo necesita saber qué va a ocurrir, sino también, y no menos importante, cuándo.
La nueva investigación ha descubierto cómo se las ingenia el cerebro para anticipar el futuro, ya sea en circunstancias normales o excepcionales: recurre a un sistema de pensamiento rápido y a la lógica difusa para que reaccionemos adecuadamente.
Pensamiento rápido y lógica borrosa
El sistema de pensamiento rápido es la forma más corriente que usa el cerebro para procesar información. Es instantáneo y consume muy poca energía. Es el sistema intuitivo y emocional.
Descrito por primera vez en 2011 por el Premio Nobel de Economía Daniel Kahneman, este sistema nos permite, por ejemplo, saber que una cosa está más cerca que otra, caminar sin fijarnos, detectar alegría en la expresión de una persona, o leer, sin pretenderlo, un mensaje publicitario sencillo.
El cerebro recurre también a la lógica borrosa o difusa, una propiedad que es muy difícil de replicar informáticamente, pero que permite procesar información a partir de datos imprecisos: por ejemplo, cómo va a ocurrir algo y cuándo.
La lógica borrosa regula también la mayor parte de nuestras vidas: frecuentemente recibimos instrucciones como “gira un poco más a la derecha” y “no vayas tan rápido”.
Gracias a la lógica borrosa, nadie nos dirá: “muévete 28 cm en rumbo verdadero de 136º” o “reduce en 3,8 metros por segundo tu velocidad”. Aunque esos enunciados son genéricos, somos capaces de reaccionar con precisión y ajustar la marcha del coche en el sentido pretendido.
Densidad de probabilidad
Los investigadores del Instituto Max Planck han descubierto además que el cerebro se vale un modelo de pensamiento rápido llamado función de densidad de probabilidad (FDP o PDF en inglés) para anticipar el futuro.
Este modelo permite al cerebro precisar con exactitud lo que va a pasar y cuándo. Asume que va a ocurrir independientemente del momento y realiza una estimación de cuándo va a tener lugar.
Distribuye la probabilidad de ocurrencia a través del tiempo en que puede producirse, para obtener una mayor seguridad en la precisión y disipar así la incertidumbre: ha determinado que el tiempo de reacción a un evento estocástico (no determinista) es proporcional al recíproco de su probabilidad.
Así nos prepara para cualquier eventualidad presente o futura, ya sea que la información sensorial proceda de la visión, de la audición o del sistema somatosensorial, que procesa estímulos relacionados con el tacto, la temperatura, la propiocepción (posición del cuerpo) y la nocicepción (dolor).
Entresijos cerebrales
El éxito del cerebro en la anticipación del futuro no depende solo del modelo utilizado, sino de la selección previa que ha debido realizar para cumplir su cometido.
En primer lugar, eligió el modelo de pensamiento rápido frente al modelo de pensamiento lento, también descrito por Kahneman.
Este segundo modelo es lógico y deliberativo, funciona muy despacio y consume mucha energía. Asociado a la experiencia, lo usamos para actividades mentales difíciles como los cálculos matemáticos complejos.
Cuando va a anticipar el futuro, el cerebro descarta este modelo y prefiere el sistema de pensamiento rápido porque lo que prima es acertar con rapidez algo que puede ocurrir.
En segundo lugar, el cerebro debió elegir también entre el modelo de pensamiento rápido llamado función de densidad de probabilidad y una alternativa también disponible: el modelo tasa de riesgo, más conocido por su expresión inglesa Hazard ratio.
Cálculos complejos
Este segundo modelo, empleado comúnmente para medir el riesgo financiero, sirve para calcular la probabilidad solo ante una situación inminente. Hasta ahora se creía que era el usado por el cerebro para anticipar el futuro.
La nueva investigación ha comprobado sin embargo que el cerebro escoge la función de densidad de probabilidad porque le permite añadir a la información de qué va a ocurrir, el cuándo tendrá lugar.
Por último algo no menos sorprendente: a pesar de que el cerebro escoge un sistema de pensamiento rápido para anticipar el futuro, calcula algo muy complejo (el factor tiempo a través de la probabilidad), una función que corresponde al sistema de pensamiento lento.
Lo consigue a través de la lógica borrosa y confirma así que este sistema de pensamiento rápido es muy eficaz.
Es tan potente que sirve incluso para las tribus amazónicas que no conocen los números: su sistema de pensamiento rápido es capaz de procesar también una compleja información de probabilidad tal como lo hace nuestro cerebro, a pesar de que sus miembros no pueden saber si quiera la edad que tienen.
Fuente: https://invdes.com.mx/ciencia-ms/descubren-el-sistema-cerebral-que-anticipa-el-futuro/
There are three ways to approach the future. The first is to identify the development trends that are clearly evident in the present and to consider their consequences. The assumption then is that some type of future can already be seen from the present and that we should currently focus on preparing for the coming changes. Therefore, it is appropriate to refer to this approach as preparing for the future. is an example of this approach.
But what if the conceptual basis is that there is no clear picture of the future yet and that we are to build it together? This allows us to discuss the desired alternate futures and how they should be constructed. This approach can be referred to as the planning futures. is an essential part of planning futures.
The third approach, which often receives less attention, is expanding on the futures. Its goal is to expand on the selection of futures and to challenge the assumptions made about the future. This is beneficial both to planning futures and preparing for them. With more identified futures, one encounters fewer surprising situations and preparing for them becomes easier. From a vast selection of futures, it may also be possible to discover desirable futures that one had not considered before.
A weak signal is the first indicator of a change or an emerging issue that may become significant in the future. Weak signals are often identified as a part of horizon scanning (environmental scanning) that supplements trend analysis and can be used as a foundation for defining wild cards. In such instances, they are a part of preparing for the future.
Weak signals can also be used to highlight future assumptions, challenge our perceptions of futures and to expand the selection of alternate futures. In Sitra’s Weak Signals work, we emphasise this aspect of weak signals. Although weak signals also supplement Sitra’s megatrend and vision work, the specific aim is to imagine different types of futures, challenge our assumptions about the future and to increase future capacity (the ability to use foresight information and to consider several alternate futures).
Therefore, in addition to the analysis of weak signals that we detected and interpreted in 2018, we have also aimed to make the methods of adopting weak signals available for others’ future work. The methods may include, for example, questions that have been proved to be effective for challenging familiar futures, work templates for collective interpretation or methods for recognising and interpreting weak signals.
A weak signal is an existing thing or phenomenon that can be interpreted as an indicator of potential greater change. It is useful to consider a weak signal as having three components:
Similar concepts to weak signals include silent signals, seeds of change and advance warning indicators. Occasionally, wild cards and black swans are also associated with weak signals. However, they are more about a sudden event or phenomenon that may have generated weak signals.
There were three partly overlapping phases in analysing weak signals: collection, interpretation and packaging. The collection of weak signals began early in 2018. The signals were collected through media monitoring, workshops, blogs and Twitter accounts that cover the future and previously collected signal data. A more detailed listing of the sources is available at the end of this text. The goal was to compile a vast scale of different types of signals. Sitra’s foresight function played a big role in the collection.
The collected signals were classified and saved in a database. The classification was implemented using PESTEC categorisation (political, economic, social, technological, environmental and cultural signals), VERGE categorisation (signals associated with defining, relating, interacting, production and consumption) and free-format subject identifiers. The database is available here.
In addition to the work done by experts, signals were interpreted at three internal Sitra workshops, two foresight workshops, one workshop at a regional foresight seminar and at a National Foresight Network Foresight Monday event. The goal of the interpretation was to dive deeper into what an individual signal or collection of signals would mean from different perspectives. Additional signals were also collected at the workshops. The following different methods were used for interpretation and at the workshops:
The results of the interpretation were packaged according to the PESTEC categories. The goal was to highlight the signal clusters and their potential impacts that were the most thought-provoking and expanded the most on futures. Diversity was also a focus when selecting signals and subjects. However, the selection is not intended to be a comprehensive description of all the potential weak signals.
In addition to the signals, the online articles and Weak Signals report to be published in early 2019 will include the questions, perspectives and methods that proved to be useful during the process. The aim is to help with the collection and interpretation of weak signals.
All collected signals are available for review in this Kumu database. The signals can be organised based on their PESTEC categories, articles and free-format subject identifiers. The signals include the link to the original news story or other written content about the topic.
Signals collected by others
Magazines and reports
News and blogs
Social media
Events
The article is a part of Sitra’s Weak Signals work, which introduces surprising, indistinct but possible future paths of development. The aim of the work is to highlight assumptions about the future, challenge future perceptions and to expand the selection of potential future scenarios – and to offer tools for utilising weak signals. Read more here.
Fuente: https://elpais.com/elpais/2020/03/09/opinion/1583761497_924258.html
Se llevan las distopías, esas representaciones de un futuro alienado y hostil que invitan a mirar el presente como un eslabón doloroso entre un pasado ficticio pleno de felicidad y el porvenir fatal. Esa reinvención de lo vivido, que se filtra en las formas narrativas, invade también la esfera política, donde la nostalgia se ha convertido en un reclamo para el voto de los infelices. Parecen decirle a la gente: nosotros hemos fabricado la máquina del tiempo y te vamos a devolver al lugar que te mereces. Y no, la madurez consiste ni más ni menos en la aceptación del tiempo que te toca vivir. Por eso la distopía solo es interesante si se maneja como un juego de espejos con la realidad, a favor de la decencia y en contra de ese mirar para otro lado en el que nos hemos dejado arrastrar. Es decir, aceptar que toda ciencia ficción, todo relato histórico, toda pieza de época, de lo que habla es del presente en el que fue llevado a cabo.
Imaginen que el contagio del coronavirus se extiende por Europa de manera incontrolada mientras que en el continente africano, por las condiciones climáticas, no tiene incidencia. Aterradas, las familias europeas escaparían de la enfermedad de manera histérica, camino de la frontera africana. Tratarían de cruzar el mar por el Estrecho, se lanzarían en embarcaciones precarias desde las islas griegas y la costa turca. Perseguidos por la sombra de una nueva peste mortal tratarían de ponerse a salvo, urgidos por la necesidad. Pero al llegar a la costa africana, las mismas vallas que ellos levantaron, los mismos controles violentos y las fronteras más inexpugnables invertirían el poder de freno. Las fuerzas del orden norteafricanas dispararían contra los occidentales sin piedad, les gritarían: vete a tu casa, déjanos en paz, no queremos tu enfermedad, tu miseria, tu necesidad. Si los guionistas quisieran extremar la crueldad, permitirían que algunos europeos, guiados por las mafias extorsionadoras, alcanzaran destinos africanos, y allí los encerrarían en cuarentenas inhóspitas, donde serían despojados de sus pertenencias, de sus afectos, de su dignidad.
La tecnología avanza de una forma impresionante, lo que hoy es lo más avanzado e innovador en unos años se convierte en obsoleto, y ya no digamos en unos años, en unos cuantos meses para el caso de algunos dispositivos. Al estar dentro de estos temas todos los días, tal vez podemos olvidar cómo ha sido esta evolución, o bien, perder la capacidad de asombro, por ello las cosas que hablan del futuro suelen entusiasmarnos, aunque se trate de prototipos o ideas, ya que nos hace imaginar cómo será la vida dentro de algunos años.
Pero estas predicciones no son algo exclusivo de estos días, es más, ahora se ha dejado un poco esto, ya que hace varios años era una práctica común donde se solía imaginar con máquinas, robots, hologramas… vamos, con tecnológica que llegaría a facilitar la vida de los seres humanos. Todo esto tuvo su explosión a inicios del siglo XX, donde la mira estaba puesta en el siguiente siglo y donde se suponía que llegaría el cambio más radical de todos.
Esto se volvió una especie de género por sí mismo, algo que se le conoce como Paleofuturo. De aquí surgieron columnas en diarios, revistas y publicaciones especializadas, donde todas se dedicaban a predecir cómo sería nuestra vida en el futuro gracias a la tecnología. Y ahora, hemos decidido viajar en el tiempo y hacer un repaso por esas magnificas publicaciones, viendo cómo se suponía que deberíamos vivir hoy día.
A finales del siglo XIX, el artista francés Jean-Marc Côté imaginaba cómo sería el año 2000, esto a través de una serie de postales que se pueden encontrar en la Biblioteca Nacional de Francia. En ellas Côté plasmaba una visión futurista donde el hombre podía volar, era capaz de tocar varios instrumentos a la vez, y la crianza de los animales y las granjas eran operadas por máquinas.
Eso es lo que proponía John Elfreth Watkings en un artículo publicado en ‘The Ladie’s Home Journal’, que se publicó entre 1889 y 1907. El escritorio afirmaba que no habría coches en las grandes ciudades porque, sino que solo circularían por túneles, bien iluminados y ventilados, o por encima de las ciudades. La realidad es otra: en lo que va de año se han fabricado más de 10,5 millones de coches.
En el mismo artículo, John Elfreth Watkings afirmaba que en el año 2.000 ya habría trenes capaces de moverse a 241 km/h. Bueno, no exactamente en el año 2.000, pero China ya tiene operativos los primeros trenes bala capaces de circular por las vías de forma autónoma a 350 km/h. Si en la predicción anterior pecaba de optimista, en esta ocasión se podría decir que se ha quedado corto.
Siguiendo con las postales francesas, para 1910 se empezaron a popularizar ya que era una forma divertida de imaginar el futuro en el año 2000, se seguían mostrado importantes avances, como maquinas automáticas en peluquerías, policías voladores (porque alguien tenía que controlar el tráfico aéreo), pero sin duda la más interesante es que la que tenemos encima de esta líneas, que nos presenta un sistema de cine por medio de correspondencia y sí, es a color y con audio integrado.
Otra postal de lo más peculiar es la que predice una ciudad completamente techada para evitar las lluvias, tormentas, etc. La postal deja ver una plaza con una placa colocada justo encima en la que, aparentemente, hay una especie de cristales que dejarían pasar la luz del sol. No parece demasiado práctico, desde luego.
En los últimos meses hemos asistido al lanzamiento de diferentes prototipos de vehículos aéreos personales, aunque a estos proyectos aún le queda camino por recorrer. Pero ya por 1910, se intuía que la movilidad iría por estos derroteros. No con un avión, desde luego, sino con un zeppelin personal en el que cabrían tres personas.
Las postales han dado mucho de sí. En 1910, se pensaba que en el año 2.000 los carteros nos entregarían las cartas montado en una especie de montura voladora personal que recuerda irremediablemente al avión de los Hermanos Wright. La realidad es que, hoy en día, las cartas en papel han quedado relegadas a un segundo plano, aunque ya estamos empezando a ver los primeros drones autónomos repartiendo paquetes.
A todos nos gusta estar calentitos en invierno y disfrutar de una chimenea que no deja de chispear, pero ya por 1910, la gente pensaba que usaríamos chimeneas de radio. Como idea tiene sus flecos, no por nada, sino porque es un millón de veces más radioactivo que el uranio.
A pesar de que la primera demostración de una videollamada no llegó hasta 1964 gracias a AT&T, eso no fue un obstáculo para que en 1911, Hugo Gernsback, editor de la revista ‘Modern Electrics’, imaginará un dispositivo bautizado como “telephot”, que permitiría realizar llamadas de larga distancia viendo a nuestro interlocutor por medio de una pantalla. Esta edición, a pesar de haberse escrito en noviembre de 1911, fue publicada hasta el mes de febrero de 1912.
En plena Primera Guerra Mundial, las publicaciones se dedicaban a predecir cómo serían las armas del futuro. En este ejemplo, tenemos la portada de la revista The Electrical Experimenter, que muestra un tanque que usa un sistema giratorio para moverse, pero lo más importante es que era eléctrico, para así no depender de combustibles y puedan sufrir accidentes por explosiones.
Esta imagen publicada en diciembre de 1932 en el diario San Antonio Light, muestra como una persona desde la cama puede controlar varios aspectos de su vida, desde ver a su esposa haciendo las compras, hasta un robot mayordomo que le acerca la ropa del día.
La compañía canadiense Seagram Company mostraba en un anuncio publicitario, como hacían negocios globales, para ello presentaban el uso del videotélefono, del que nunca hubo constancia de que lo usaran, pero sin embargo era muy atractivo como ciertas empresas usaban la publicidad, mostrando tecnología del futuro para dar un aspecto de vanguardia.
En 1945 la señal de televisión aún no era usada para transmisiones comerciales, sólo algunos países y algunas cadenas, como la BBC, tenían ese privilegio. Reinaba el uso de la radio y las comunicaciones estaban limitadas, a pesar de esto, la revista Wireless World ya imaginaba un mundo lleno de satélites, que serian capaces de comunicarnos de forma intercontinental y con transmisiones en directo a todo el mundo desde un punto del planeta.
A inicios de la década de 1950, la revista Mechanix Illustrated mostraba un prototipo creado en Estados Unidos de un teléfono móvil con pantalla, sí, la obsesión por ver con quien hablábamos estuvo presente por muchos años. Apodado simplemente «el teléfono del futuro» presentaba un diseño circular, por un lado teníamos botones físicos para marcar, mientras que por el otro una pantalla a todo color, además de que se podía operar por medio de la voz y hasta contaba con antena para recibir la señal de televisión.
Estas imágenes son increíbles (y favoritas personales), en ellas podemos ver una visión de cómo sería la vida en el siglo XXI. La vida en suburbios sería en vecindarios llenos de domos, la casas dejarían de existir y tendríamos nuestro propio ecosistema, donde podríamos escoger la temperatura y forma de vivir. Pero la portada de la edición especial de ‘Future Cities’ es memorable, en ella imaginan colonias en el espacio, casas con paneles solares, televisiones en una pulsera, vamos, unos verdaderos visionarios.
Ya lo he comentado, en el pasado existía una extraña fijación por las videollamadas y en este anuncio de marzo de 1957, publicado en la revista Scientific American, la compañía Hughes, famosa hoy en día por el desarrollo de satélites de banda ancha, anunciaba su nuevo dispositivo Tonotron, con el que, según la publicidad, podríamos hacer llamadas como si estuviéramos viendo la televisión. Finalmente el producto no fue lanzado debido a sus altos costes, además de que se necesitaba una compleja infraestructura.
En la época dorada de la industria americana del motor, Chrysler, por medio de su vicepresidente James C. Zeder, lanzaba una importante predicción de cómo serian los coches en el futuro. Éstos estarían impulsados por un sistema solar que abastecería una batería por medio de convertidores de silicon. El Sunray Sedan de Chrysler, del que sólo existía un boceto, sería la apuesta del fabricante, quien aseguraba que ya estaban trabando en él y vería la luz en los siguientes años.
Arthur Radebaugh, famoso ilustrador futurista, publicaba un domingo de 1958 su visión de cómo serían las aulas del futuro. Los profesores ya no deberían preocuparse por asistir a los colegios, podrían dar clases a varios grupos al mismo tiempo desde una ubicación remota, cada estudiante tendría a su alcance un dispositivo con cámara, pantalla y teclado para poder participar y hacer preguntas. Todo esto surgió gracias a una entrevista con el Dr. Simon Ramo, catedrático del Instituto de Tecnología de California.
La idea de las casas que hicieran uso de energía solar fueron muy populares en la segunda mitad del siglo XX. Esta ilustración que apareció en el diario Toronto Star Weekly, mostraba como funcionarían las casas por medio de energía solar, pero ojo, la energía solar sólo servía como calefacción en épocas de frío.
El televisor era el dispositivo por excelencia, así que muchos de los pronósticos iban en torno a él. En esta edición de la revista Popular Science, se veía cómo existirían dispositivos externos que se conectarían al televisor para así interactuar con lo que estaba en pantalla. Vamos, una especie de antecedente a las consolas de videojuegos.
La compañía Western Electric desarrollaba junto a Bell Telephone Laboratories el «Picturephone set», un dispositivo que se conectaba a teléfonos (Bell únicamente) y permitía ver la televisión por medio de un mando alámbrico, pero su innovación radicaba en que el monitor (en blanco y negro) tenía una cámara para poder hacer videollamadas. Su precio era muy elevado para la época y sólo alcanzaron a vender la primera línea de producción, además de que nunca especificaron que se necesitaban dos dispositivos para hacer videollamadas, por lo que recibieron una buena cantidad de demandas, sí, la gente llegó a pensar que con un sólo dispositivo podrían ver a la otra persona.
La revista Popular Science, un referente en esa época, apostaba por importantes avances en el campo de los televisores. En 1965 aseguraban que éstos disminuirían su tamaño de forma considerable para volverse portátiles, mientras que para 1970, pronosticaban una explosión de sistemas multipantalla, lo que nos permitiría «ver» varios programas al mismo tiempo.
Edward Page Mitchell escribió en 1879 ‘The Senator’s Daughter‘, un relato que se desarrollaba en 1937, donde precisamente hablaba de cómo la hija del senador imaginaba el futuro de la política mundial. En este cuento se habla de de una tecnología fantástica que permite leer noticias desde cualquier parte del mundo, la cual se basa en un tira de papel impreso infinitiva que proporciona todo tipo de noticias sobre eventos que ocurren en tiempo real, una especie de Twitter o red social con conexión permanente.
En plena Guerra Fría, The Billings Gazette, una publicación de Montana, Estados Unidos, publicó predicciones de cómo sería el futuro cuando llegáramos al año 2020. En ellas se destaca la idea de vivir en ciudades cubiertas por domos, las cuales cuentan con su propio ecosistema y no se preocupan por las condiciones meteorológicas externas. Una idea más bien motivada por el supuesto peligro de una guerra nuclear.
La atención médica urgente era un problema en Estados Unidos hacia finales de la década de 1950. Es así como una tira semanal de nombre ‘Closer Than We Think‘ imaginó la llegada de hospitales voladores, los cuales serían capaces de brindar atención médica en áreas remotas. Una idea que hoy día no suena tan descabellada al ver por ejemplo el reciente proyecto de UNICEF.
En 1904, el periódico Minneapolis Journal estrenó una sección que se llamaba ‘Journal Junior’, la cual se dedicaba a mostrar predicciones de lo que ocurriría en 1919 y 2019, la mayoría de ellas creadas por niños y adolescentes. La primera de ellas fue imaginar que para 1919 todos podríamos volar por medio de una máquina personal, la cual nos permitiría viajar a cualquier parte de una manera sencilla. Dicha idea surgía tras el primer vuelo exitoso de los hermanaos Wright de 1903.
Hoy día tenemos robots que aspiran y friegan nuestras casas, pero en 1904 creían que antes de que terminara el siglo verían escobas eléctricas y casi automáticas, las cuales aún dependerían de una persona que les diera dirección y les indicara donde tenían que limpiar.
El libro ‘Explorers of the Deep: Man’s Future Beneath the Sea‘ de 1968, exploraba las posibilidades de que el ser humano viviera en los océanos tras crear edificaciones y estructuras que nos permitirían vivir bajo el agua. Nuevamente se trata de una idea impulsada por el temor a la guerra y el incremento en los indices contaminantes que empezaban a estar presentes a finales de la década de 1960.
La idea de los coches voladores ha estado presente en nuestra vida desde hace varias décadas atrás, y en 1958 la revista Modern Mechanix ofrecía las primeras pinceladas de cómo se imaginaban el futuro de la seguridad a través de policías a bordo de patrullas voladoras. Viendo bien la imagen, no estaban tan lejos de lo que hoy día se ha planteado en este campo, donde se tiene un aspecto de drones gigante más que de coche volador.
Este vídeo es una joya, en él podemos ver propagada militar estadounidense en la que se muestran cómo serían las casas del futuro, estructuras prediseñadas con todo incluido, las cuales se podrían mover de un sitio a otro e incluso contarían con waflera y hasta máquina para asar pollos. Eso sí, en el vídeo advierten que las casas estaban en etapa experimental, por lo que el diseño y prestaciones finales podría ser distinto al mostrado.
Sí, parece un casco de realidad virtual, pero en realidad se trata de algo que bautizaron como ‘monóculo de la televisión’, el cual permitiría ver la televisión de forma personal y sin interrupciones. Se trata de un concepto que nace en Inglaterra por parte de la compañía Gramophone Co., y que sería retomado por la revista Radio-Craft en 1939. Este dispositivo permitiría ver una imagen de 1,5 x 1 pulgada gracias a dos espejos colocados en su interior a 45 grados, los cuales proyectarían la imagen proveniente de un televisor, ya que este dispositivo no sería inalámbrico.
Otra vez una divertida predicción de ‘Closer Than We Think’, que en 1958 imaginó como serían los taxis del futuro. La idea nos mostraba un vehículo con capacidad para más de 20 pasajeros, mascotas incluidas, donde además se incluirían televisores y lujo. En este caso, el conductor estaría en una especie de cabina independiente en la parte superior.
El sociólogo Daniel Bell escribió en 1987 un interesante artículo que hacía pronósticos de lo que veríamos en 2018. A pesar de que acertó en algunos temas, como la nanotecnología y el crecimiento de la población, Bell aseguraba que habría viajes espaciales que nos permitirían pasar unas vacaciones en la Luna o en la Estación Espacial Internacional. Algo que evidentemente aún no se cumple, aunque parece que no estamos muy lejos.
Fuente: https://www.xataka.com/historia-tecnologica/16-ejemplos-de-como-se-veia-el-futuro-en-el-pasado / Actualizado en marzo de 2019 con más predicciones futuristas del pasad
7 Nuevos modelos de negocio de la próxima década
Algunas de las innovaciones más potentes que se están produciendo hoy en día no implican tecnologías de vanguardia… sino más bien la creación de modelos de negocio fundamentalmente nuevos.
Durante la mayor parte de la historia, estos modelos fueron notablemente estables, dominados por unas pocas ideas clave, mejoradas por unas pocas variaciones importantes en estos temas.
En los años 20, fueron los modelos «cebo y anzuelo», en los que se atrae a los clientes con un producto inicial de bajo coste (el cebo: una navaja gratis) y luego se les obliga a comprar recambios interminables (el anzuelo: recambios de cuchillas).
En los años 50, fueron los «modelos de franquicia», de los que fue pionero McDonald’s. O tomemos los años 60, donde tenemos «hipermercados» como Walmart.
Pero con la llegada de Internet en los años 90, la reinvención del modelo de negocio entró en un período de crecimiento radical.
En menos de dos décadas, hemos visto cómo los efectos de la red han dado lugar a nuevas plataformas en un tiempo récord, el bitcoin y la cadena de bloques han socavado los modelos financieros existentes de «terceros de confianza», y la financiación en masa y las OIC han hecho fracasar las formas tradicionales de captación de capital.
Ahora estamos presenciando 7 modelos emergentes que redefinirán el negocio en las próximas décadas.
Y hoy en día, mientras que innumerables empresas están ancladas por una mentalidad de mantenimiento -competencia únicamente en la ejecución operacional- es más vital que nunca aprovechar estos modelos de negocio para el éxito en la década de 2020.
Cada uno de ellos es una nueva y revolucionaria forma de crear valor; cada uno es una fuerza de aceleración.
Vamos a sumergirnos
7 Modelos de Negocios para Gobernar la Década
(1) La Economía de la Multitud: Crowdsourcing, crowdfunding, ICOs, activos apalancados y personal a demanda, todos los desarrollos que apalancan los miles de millones de personas que ya están en línea y los miles de millones que están por llegar.
Todos ellos han revolucionado la forma en que hacemos negocios. Sólo hay que considerar los activos apalancados, como los vehículos de Uber y las salas de Airbnb, que han permitido a las empresas escalar a gran velocidad. Estos modelos de economía de masas también se apoyan en el personal a demanda, que proporciona a la empresa la agilidad necesaria para adaptarse a un entorno rápidamente cambiante. Y es todo, desde los microtrabajadores que están detrás del Turco Mecánico de Amazon en el extremo inferior, hasta los servicios de científicos de datos a pedido de Kaggle en el extremo superior.
Ejemplo: Airbnb se ha convertido en la mayor «cadena de hoteles» del mundo, pero no posee ni una sola habitación de hotel. En su lugar, aprovecha (es decir, alquila) los activos (habitaciones de repuesto) de la multitud, con más de 6 millones de habitaciones, pisos y casas en más de 81.000 ciudades de todo el mundo.
(2) La economía de la gratuidad/datos: Esta es la versión de plataforma del modelo «bait and hook», esencialmente cebando al cliente con el acceso gratuito a un servicio genial y luego haciendo dinero con los datos recogidos sobre ese cliente. También incluye todos los desarrollos impulsados por la gran revolución de los datos, que nos está permitiendo explotar la micro-demografía como nunca antes.
Ejemplo de ello: Facebook, Google, Twitter: hay una razón por la que este modelo ha transformado a las nuevas empresas de dormitorios en superpotencias globales. Las consultas de búsqueda diarias de Google han aumentado de 500.000 en 1999, a 200 millones en 2004, a 3.000 millones en 2011, a 5.600 millones en la actualidad. Aunque cada vez más usuarios son conscientes de los valiosos datos que intercambian a cambio del servicio de búsqueda «gratuito» de Google, es probable que este modelo de probada eficacia siga teniendo éxito en la década de 2020.
(3) La economía de la inteligencia: A finales del siglo XIX, si se quería tener una buena idea para un nuevo negocio, todo lo que se necesitaba era tomar una herramienta existente, digamos un taladro o una tabla de lavar, y añadirle electricidad, creando así un taladro eléctrico o una lavadora.
En la década de 2020, la IA será la electricidad. En otras palabras, tomar cualquier herramienta existente y añadir una capa de inteligencia. Así, los teléfonos móviles se convertirán en teléfonos inteligentes y los altavoces estéreo en altavoces inteligentes y los coches se convertirán en vehículos autónomos.
Ejemplo: Todos conocemos los grandes nombres que incorporan la IA a sus modelos de negocio, desde Amazon a Salesforce. Pero cada día surgen más empresas de IA: 965 compañías relacionadas con la IA en Estados Unidos recaudaron 13.500 millones de dólares en capital de riesgo en los primeros nueve meses del año pasado, según la Asociación Nacional de Capital de Riesgo. La más valorada de todas ellas es Nuro, un servicio de reparto de comestibles sin conductor valorado en 2.700 millones de dólares. Se espera que la IA continúe transformando la mayoría de los negocios en la década de 2020.
(4) Economías de circuito cerrado: En la naturaleza, nada se desperdicia. El detritus de una especie siempre se convierte en la base para la supervivencia de otra especie. Los intentos humanos de imitar estos sistemas totalmente libres de desechos han sido apodados «biomimetismo» (si se habla de diseñar un nuevo tipo de producto) o «cradle-to-cradle» (si se habla de diseñar un nuevo tipo de ciudad) o, más simplemente, «economías de circuito cerrado». Estos modelos serán cada vez más frecuentes con el aumento de los consumidores conscientes del medio ambiente y los beneficios de coste de los sistemas de circuito cerrado.
Ejemplo: El Banco de Plástico, fundado en 2013, permite a cualquiera recoger residuos de plástico y dejarlos en un «banco de plástico». Al recolector se le paga por la «basura» en cualquier cosa, desde dinero en efectivo hasta tiempo de WiFi, mientras que el banco de plástico clasifica el material y lo vende al reciclador apropiado, cerrando así un bucle abierto en el ciclo de vida del plástico.
(5) Organismos Autónomos Descentralizados (OAD): En la convergencia de la cadena de bloques y la IA se encuentra un tipo de compañía radicalmente nueva, sin empleados, sin jefes y con una producción ininterrumpida. Un conjunto de reglas preprogramadas determina cómo funciona la empresa, y las computadoras hacen el resto. Una flota de taxis autónomos, por ejemplo, con una capa de contratos inteligentes respaldados por una cadena de bloques, podría funcionar las 24 horas del día, los 7 días de la semana, incluyendo la conducción al taller de reparaciones para su mantenimiento, sin ninguna participación humana.
Ejemplo de ello: Mientras que los DAOs apenas están empezando a surgir, la plataforma DAOstack está trabajando para proporcionar a estos negocios herramientas para el éxito, incluyendo incentivos criptoeconómicos confiables y protocolos de gobernabilidad descentralizados. DAOstack tiene como objetivo crear negocios donde la única influencia externa es el cliente.
(6) Múltiples Modelos Mundiales: Ya no vivimos en un solo lugar. Tenemos personajes del mundo real y personajes en línea, y esta existencia deslocalizada sólo se va a expandir. Con el surgimiento de la realidad aumentada y la realidad virtual, estamos introduciendo más capas en esta ecuación. Tendrá avatares para el trabajo y avatares para el juego, y todas estas versiones de nosotros mismos son oportunidades para nuevos negocios.
Ejemplo: Second Life, el primer mundo virtual creado en 2003, dio lugar a una economía multimillonaria. La gente pagaba a otras personas para que diseñaran ropa digital y casas digitales para sus avatares digitales. Cada vez que añadimos una nueva capa a los estratos digitales, también estamos añadiendo una economía entera construida sobre esa capa, lo que significa que ahora estamos llevando a cabo nuestro negocio en varios mundos a la vez.
(7) Economía de la Transformación: La Economía de la Experiencia se trataba del intercambio de experiencias, así que Starbucks pasó de ser una franquicia de café a un «tercer lugar». Es decir, ni casa ni trabajo, sino un «tercer lugar» en el que vivir tu vida. Comprar una taza de café se convirtió en una experiencia, una especie de parque temático cafeinado. La siguiente iteración de esta idea es la Economía de la Transformación, donde no sólo estás pagando por una experiencia, sino que estás pagando para que tu vida sea transformada por esta experiencia.
Ejemplo: Las primeras versiones de este modelo pueden verse en el auge de los «festivales de transformación» como Burning Man, o las compañías de fitness como CrossFit, donde la experiencia es generalmente mala (te ejercitas en viejos almacenes), pero la transformación es grande (la persona en la que te conviertes después de tres meses de ejercitarte en esos almacenes). Los consumidores ya no buscan experiencias meramente placenteras, sino que buscan desafíos que transformen.
Pensamientos finales: Lo que todo esto nos dice es que el negocio de siempre se está convirtiendo en algo inusual.
Y para las empresas existentes, como explicó Clayton Christensen de Harvard, esto ya no es opcional: «La mayoría [de las organizaciones] piensan que la clave del crecimiento es el desarrollo de nuevas tecnologías y productos». Pero a menudo esto no es así. Para desbloquear la próxima ola de crecimiento, las empresas deben incorporar estas innovaciones en un nuevo modelo de negocio perturbador».
Y para los que estamos fuera de estos modelos disruptivos, nuestra experiencia será mejor, más barata, más rápida.
Los nuevos modelos de negocios con mejor significado hacen lo que todos los modelos de negocios hacen: resolver los problemas de la gente en el mundo real mejor que nadie.
Más barato es obvio. Con la desmonetización en marcha, los clientes – y eso significa todos nosotros – esperan más por menos.
Pero el verdadero cambio es el cambio final: más rápido. Los nuevos modelos de negocio ya no son fuerzas para la estabilidad y la seguridad. Para competir en el clima acelerado de hoy en día, estos modelos están diseñados para la velocidad y la agilidad.
Lo más importante es que nada de esto está en peligro de desaceleración.
(Nota #1: Este blog proviene de The Future is Faster Than You Think – mi próximo libro, que se publicará en DOS DÍAS el 28 de enero de 2020. Inscríbete aquí para recibir actualizaciones!
Traducción realizada por Lucio Mauricio Henao