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Prospectiva Corporativa en una era siempre turbulenta

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By Alex FergnaniAndy HinesAlessandro Lanteri and Mark Esposito 25 de septiembre de 2020

Traducción Lucio Henao desde fuente: www.europeanbusinessreview.com/corporate-foresight-in-an-ever-turbulent-era/

Nadie sabe lo que el futuro nos depara. ¿Cómo, entonces, deben los negocios prepararse para la alucinante gama de escenarios que pueden surgir en los próximos años? Resulta que hay formas de reducir el riesgo de ser atacado por la bestia despiadada de lo inesperado, como explica este intrigante artículo.

La prospectiva como una capacidad firme indispensable

Los recientes acontecimientos mundiales han llevado a muchas empresas a estar más atentas a posibles acontecimientos futuros sorprendentes. En consecuencia, están ideando nuevos modelos de negocio y líneas de productos que les permiten funcionar bien incluso en medio de perturbaciones o crisis. La exploración del futuro se está convirtiendo en una parte intrínseca de la inteligencia empresarial. Sin embargo, esta práctica no es nueva. Cada vez más empresas están mirando sistemáticamente al futuro para cambiar sus ofertas actuales y hacerlas más «preparadas para el futuro», con diversos grados de éxito. El Mercedes Benz Clase S, por ejemplo, tenía prototipos de generadores de perfume personalizables, ionización del equilibrio del aire y funciones de masaje. Fue uno de los muchos productos que surgieron de la investigación corporativa de Daimler sobre el futuro de la movilidad y sus implicaciones para la industria automotriz – trabajo que se viene realizando desde 19791.

En Philips, una unidad de investigación similar ha estado escudriñando desde la década de 1990 en busca de posibles discontinuidades sociales que podrían cambiar las pautas de consumo en el futuro. Entre los muchos prototipos previstos y desarrollados por esta unidad estaba Ambilight, una pantalla LCD que proyecta su luz más allá del televisor y en la pared, permitiendo al usuario disfrutar de una experiencia a nivel de cine en casa2.

Esfuerzos como éstos comprenden la previsión empresarial, la capacidad de una organización para interpretar los cambios en el entorno empresarial, esbozar y evaluar el futuro plausible basado en esos cambios, y utilizar esa información para obtener una ventaja competitiva sostenible3. Utilizando la previsión empresarial, las organizaciones pueden reconfigurar su estrategia basándose en el análisis de las oportunidades comerciales que sugieren las posibilidades futuras.

Previsión empresarial; la capacidad de una organización para interpretar los cambios en el entorno empresarial, esbozar y evaluar el futuro plausible en base a estos cambios, y utilizar esa información para obtener una ventaja competitiva sostenible.

Hemos visto un aumento en el interés y la aplicación de la previsión en organizaciones de todo el mundo4. Las empresas han empezado a reconocer que el mundo de la VICA (volátil, incierto, complejo y ambiguo) no es una anomalía sino una característica constante del entorno empresarial. La prospectiva empresarial es cada vez más relevante, porque ofrece una respuesta a este entorno; analiza sistemáticamente las señales contrastantes de cambio que hacen que el entorno sea errático. Las sintetiza en futuros plausibles que, a su vez, pueden utilizarse para derivar directrices y opciones estratégicas. En otras palabras, descompone el mundo de la VUCA en estados futuros que pueden ser anticipados y preparados para5.

Las empresas líderes a nivel mundial están incorporando el uso de la previsión en sus rutinas de organización. UPS utiliza la previsión, construyendo y revisando regularmente los escenarios a diez años para ayudar a su estrategia corporativa y para detectar oportunidades de innovación6. Shell ha estado utilizando la prospectiva, creando regularmente escenarios de futuro escalonados desde la década de 1970 para apoyar la toma de decisiones7. Disney ha estado utilizando la prospectiva desde 2012, estableciendo 15 equipos a través de 10 regiones geográficas, con la tarea específica de analizar las oportunidades emergentes para la compañía explorando los futuros del talento, los consumidores, el entretenimiento infantil, el gobierno y el bienestar. Ha estado transformando la cultura de la empresa y permitiéndole hacer frente al entorno rápidamente cambiante de la industria del entretenimiento8.

Lo que estas empresas y muchas otras tienen en común es que utilizan la previsión empresarial para complementar la gestión estratégica a fin de responder a la dinámica incierta de la actividad empresarial actual. La prospectiva empresarial es un componente de procedimiento que afecta y modifica el modus operandi de las actividades ordinarias de la empresa y mejora las posibilidades de supervivencia y éxito a largo plazo.

Sin embargo, a medida que aumenta el interés de las empresas por la previsión y muchas de ellas empiezan a familiarizarse con el concepto, lo utilizan de manera fragmentaria, en lugar de integrada. En el presente artículo se expone la forma en que la previsión puede aplicarse con éxito. Organizamos este relato según tres temas relacionados: qué es y qué no es la prospectiva empresarial; cuáles son los beneficios de la prospectiva empresarial; y las directrices sobre cómo empezar con la prospectiva empresarial y cómo dominarla.

Lo que la previsión empresarial es y no es

La previsión empresarial es un conjunto de capacidades guiadas por métodos sistemáticos para explorar los futuros del entorno empresarial y las implicaciones para la empresa. La planificación empresarial tradicional también se ocupa del futuro, pero la previsión empresarial difiere de la planificación empresarial de manera sustancial. Mejor aún, la planificación empresarial y la previsión empresarial son complementarias (véase el cuadro 1) 9.

En el nivel más básico, las actividades de prospectiva empresarial pueden organizarse en tres etapas o componentes secuenciales: exploración, futuro y reconfiguración. Los métodos de prospectiva empresarial pueden clasificarse en estos tres componentes de la prospectiva (cuadro 2), y utilizarse de manera modular según el contexto.

 

Varias empresas realizan algunas formas de escaneo. Se hace referencia al escaneo de muchas maneras, por ejemplo, escaneo de horizonte, escaneo ambiental, análisis de tendencias, detección de tendencias, observación de los márgenes, etc. Por lo general, implica la detección de pautas y tendencias en el entorno empresarial que pueden apuntar a cambios, discontinuidades o perturbaciones que podrían afectar al futuro de la empresa. Pero el análisis no es suficiente; es sólo el primer componente de la previsión. Le sigue el segundo componente, el futuro, cuando una empresa crea y analiza futuros plausibles sintetizados a partir de la información surgida del escaneo. Por último, está el tercer componente, la reconfiguración, cuando la empresa utiliza la información sobre estos futuros para guiar el cambio estratégico sistemático. Sólo cuando el escaneo, el futuro y la reconfiguración se aplican conjuntamente y en orden secuencial, podemos decir que una empresa está practicando la prospectiva empresarial en su totalidad.

Escanear; generalmente implica detectar patrones y tendencias en el entorno empresarial que pueden apuntar a discontinuidades o perturbaciones que podrían afectar al futuro de la empresa.

Una capacidad de previsión empresarial competente, que incluya estos tres componentes y nada menos, puede ayudar a las empresas a mantener la ventaja competitiva a largo plazo. Shell, por ejemplo, no sólo explora el medio ambiente, sino que también utiliza el material explorado para construir varios futuros plausibles: escenarios globales para representar los futuros de la energía a nivel mundial, escenarios «focalizados» para representar la reverberación de los escenarios globales a nivel local, y escenarios de proyectos para representar la relevancia de los escenarios globales y focalizados en proyectos específicos. Este enfoque multifuturo permite a Shell tener opciones múltiples para una mayor inversión y estar preparado para cualquier eventualidad, incluidos los posibles riesgos inminentes como pandemias y estancamientos políticos10.

Utilizar sólo procedimientos de exploración podría limitar la empresa a una exploración menos sofisticada del futuro, más parecida a la predicción. A finales de los años 90, Nokia utilizó la exploración ambiental para buscar posibles discontinuidades tecnológicas en el entorno empresarial. La información reunida mediante la exploración impulsó a la empresa a proyectar que los teléfonos móviles pronto incluirían funciones de las industrias digitales como MP3, GPS, navegación por Internet, juegos y suites de oficina. Nokia utilizó entonces hojas de ruta para determinar los avances tecnológicos que permitirían a la empresa liderar ese espacio. Esto condujo finalmente al desarrollo del sistema operativo Symbian y a una nueva serie de teléfonos (la serie N)11. Pero como la empresa no exploró posibles futuros, no tuvo en cuenta un posible escenario: la aparición del mercado de aplicaciones online. Esto dio margen a nuevos actores del mercado en este espacio, como Apple y Google. Como la empresa había apostado por un único futuro, el de la industria digital multifuncional incorporada a los teléfonos móviles, no estaba preparada para posibilidades futuras adicionales. Entre 2008 y 2010, desde la posición de líder del mercado, la cuota de mercado de Nokia en Symbian cayó del 52 al 32,6%, y sus ventas de teléfonos inteligentes fueron igualadas por las de los que soportan el sistema Android. Esta caída podría haberse evitado con un enfoque de previsión integral, que incluyera la creación de futuros plausibles y el despliegue de una reconfiguración estratégica basada en la información de estos futuros.

Usar sólo procedimientos de exploración podría limitar la empresa a una exploración menos sofisticada del futuro, más parecida a la predicción. A finales de los 90, Nokia utilizó la exploración ambiental para buscar posibles discontinuidades tecnológicas en el entorno empresarial. La información reunida mediante la exploración impulsó a la empresa a proyectar que los teléfonos móviles pronto incluirían funciones de las industrias digitales como MP3, GPS, navegación por Internet, juegos y suites de oficina. Nokia utilizó entonces hojas de ruta para determinar los avances tecnológicos que permitirían a la empresa liderar ese espacio. Esto condujo finalmente al desarrollo del sistema operativo Symbian y a una nueva serie de teléfonos (la serie N)11. Pero como la empresa no exploró posibles futuros, no tuvo en cuenta un posible escenario: la aparición del mercado de aplicaciones online. Esto dio margen a nuevos actores del mercado en este espacio, como Apple y Google. Como la empresa había apostado por un único futuro, el de la industria digital multifuncional incorporada a los teléfonos móviles, no estaba preparada para posibilidades futuras adicionales. Entre 2008 y 2010, desde la posición de líder del mercado, la cuota de mercado de Nokia en Symbian cayó del 52 al 32,6%, y sus ventas de teléfonos inteligentes fueron igualadas por las de los que soportan el sistema Android. Esta caída podría haberse evitado con un enfoque de previsión integral, que incluyera la creación de futuros plausibles y el despliegue de una reconfiguración estratégica basada en la información de estos futuros.

En vista de esta explicación, muchos directivos podrían creer que ya están practicando la previsión, considerando en sus cabezas las tendencias impactantes y los posibles escenarios del entorno empresarial que surgen de esas tendencias. Pero eso tampoco es previsión. La prospectiva no es un proceso en la mente de los responsables de la toma de decisiones; no es un experimento de pensamiento consciente o subconsciente. En su forma ideal, la prospectiva es una actividad que involucra a individuos de todos los niveles de la organización. Lo ideal es que también incluya a representantes de comunidades de interés fuera de la organización, en una serie de ejercicios interactivos, participativos y dialógicos en los que los futuros se elaboran y negocian de forma iterativa. Las investigaciones sobre las prácticas de previsión en las empresas de tecnología con sede en el Reino Unido, como Interlab, Kemitech y Mercury, han revelado que la previsión es una práctica abierta, continua y contextual de las negociaciones sobre los futuros12. Como mínimo, estas prácticas implican la participación de equipos especializados en una organización, con la función de informar de sus resultados de inteligencia en materia de previsión a la organización en general para su uso posterior.

Los beneficios de la previsión empresarial

La práctica de la previsión puede aportar una serie de beneficios a una organización. A nivel individual, permite a los miembros de la organización que practican la previsión comprender mejor la complejidad futura13 del entorno empresarial, «descomponiéndola» en trozos de información legibles y traduciéndola en posibles estados futuros. Este proceso desafía sus modelos mentales, las suposiciones sobre cómo se desarrollará el futuro, haciendo que los practicantes de la previsión estén más preparados para las condiciones futuras perturbadoras del entorno empresarial, a la vez que mejoran la creatividad.

Pero los beneficios más cruciales de la prospectiva son los de la organización en su conjunto. Es decir, la previsión permite a una organización estar más preparada para futuros potenciales. La investigación longitudinal de Rohrbeck y Kum14 ha demostrado que las empresas que pusieron en práctica prácticas adecuadas de previsión empresarial relacionadas con su entorno comercial en 2008 fueron más rentables y disfrutaron de una capitalización de mercado significativamente mayor en 2015 que las que no lo hicieron. Las empresas que practican la prospectiva empresarial se preparan mejor para el futuro, aumentando sus posibilidades de supervivencia y éxito a largo plazo. Esto se debe a que la previsión empresarial permite a una empresa identificar nuevas oportunidades de negocio o la estimula a abandonar las que no son rentables.

Los beneficios más cruciales de la previsión son los de la organización en su conjunto. Es decir, la previsión permite a una organización estar más preparada para futuros potenciales.

En Daimler, las actividades de previsión empresarial que investigaban los futuros de la movilidad permitieron a la empresa ver que la mejora de las condiciones de vida y de sueño de los camioneros podía servir de fuente de ventaja competitiva frente a los competidores. Esto condujo a la oferta de nuevos paquetes como el aislamiento de los camiones, camas más grandes y asientos flexibles con funciones de masaje incorporadas15.

En Disney, el uso de una variedad de métodos de previsión, como el escaneo ambiental, los escenarios, el análisis de las capas causales y las ruedas del futuro, ayudó a la compañía a darse cuenta de que las necesidades de los consumidores se han ido desplazando hacia el compromiso proactivo y la co-creación, y que la línea entre el entretenimiento y la educación se ha desdibujado a medida que surge una nueva industria: «edu-entretenimiento». La previsión permitió a la empresa reconfigurar su posicionamiento estratégico en el sector del entretenimiento educativo en una variedad de segmentos, incluidos parques y centros turísticos, productos de consumo y estudios16.

Esto no significa que una empresa tenga que apostar recursos sustanciales en cada escenario previsto. Los posibles prototipos que Daimler desarrolla a partir de los escenarios futuros de transporte y movilidad no se comercializan necesariamente. En cambio, se almacenan en un «banco de memoria de ideas», lo que garantiza que la empresa esté preparada en caso de que cambie la dinámica del mercado17. De manera similar, Sunshine, un banco de Internet del Reino Unido, utiliza el escaneo ambiental y los escenarios y luego desarrolla y sondea varias innovaciones potenciales que podrían ayudar a la empresa a tener éxito en cada futuro generado. Estos proyectos incipientes fácilmente disponibles permiten a la empresa adaptarse a los cambios rápidos en un mundo acelerado, como el de la banca por Internet18.

A menudo, las nuevas oportunidades de negocio descubiertas con la previsión empresarial no sólo mejoran el resultado final de la empresa, sino que también promueven el bienestar de la sociedad en su conjunto. Esto se debe a la propia naturaleza de la previsión, que tiene en cuenta los intereses de una variedad de partes interesadas de dentro y fuera de la organización. La incursión de Tesla en el mercado de los coches eléctricos se debió en gran parte al importante esfuerzo de la empresa en la práctica de la exploración ambiental, que llevó a la constatación de que se necesitaba un modelo de negocio más sostenible para la industria del automóvil19. Tesla vio que podía obtener beneficios monetarios al alinear su visión ecológica con la mejora del mundo. En Daimler, la previsión empresarial fue responsable de la creación de un servicio de coche compartido unidireccional, conocido como car2go, que se ha aplicado con éxito en varias ciudades a nivel internacional, reduciendo sustancialmente la congestión del tráfico20. De hecho, en la preparación para el futuro se incluye el concepto de innovación, ya que la previsión empresarial influye positivamente en la capacidad de la empresa para innovar sus productos y modelos de negocio.

Cómo empezar y dominar la previsión

Iniciar un proceso de previsión empresarial nunca ha sido tan fácil, ya que los expertos en previsión son cada vez más numerosos y comparten una cantidad cada vez mayor de recursos en línea. La forma típica de familiarizarse con la previsión es colaborar con un experto en previsión para investigar el futuro de su industria. Esto permitirá a su organización recoger los métodos y técnicas básicas. Alternativamente, los miembros de la organización pueden ser entrenados en los métodos de foresight. Varias instituciones están ofreciendo cursos y títulos de foresight en línea, como la Universidad de Houston y el Instituto para el Futuro.

Sin embargo, a medida que las empresas empiezan a familiarizarse con la previsión, a menudo la utilizan de forma poco sistemática.  Para dominar la previsión es necesario dominar sus tres componentes básicos: la exploración, el futuro y la reconfiguración. Ofrecemos directrices sobre cómo ser competente en cada uno de los tres componentes.

Escaneando

– Escanea ampliamente. Escudriñar las tendencias y las discontinuidades en el entorno empresarial exige examinar detenidamente una variedad de datos que no se limitan a los informes sobre la satisfacción de los clientes y la evolución del mercado, sino que también incluyen nuevas patentes, y blogs y revistas sobre el futuro, la innovación y la tecnología, así como publicaciones científicas.

– Variar la reserva de talentos de escaneo. Es contraproducente contar con un equipo de personas del mismo departamento que se dediquen a la exploración, ya que es muy probable que estas personas busquen señales utilizando fuentes de información similares que conocen y consultan a menudo, dada su experiencia profesional. Es más productivo asignar las tareas de escaneado a miembros de la organización de diferentes orígenes, que estarán familiarizados con diferentes fuentes de información y, por lo tanto, estarán atentos a señales diferentes.

– Descentralizar las tareas de escaneado. Es importante involucrar a personas de diferentes niveles de la organización en los procedimientos de escaneo, y no sólo de los niveles superiores de la dirección, ya que los individuos de niveles inferiores estarán relativamente menos limitados por la cultura de la empresa y será más probable que identifiquen señales difíciles en el entorno.

Futuro

– Conoce tus métodos. Es importante conocer bien cómo utilizar los métodos de previsión, como la planificación de escenarios. La información reunida en el componente de exploración de la previsión tiene que ser traducida, en una serie de pasos secuenciales, en narraciones futuras plausibles y coherentes del entorno empresarial. Este análisis requiere profundidad y rigor. Las aptitudes necesarias se adquieren a menudo a través de la experiencia, pero una gran parte de estos conocimientos metodológicos se puede recoger mediante la colaboración con expertos en prospectiva y la lectura de la bibliografía pertinente sobre prospectiva.

– Variar e integrar sus métodos. Es importante disponer de un conjunto de métodos de prospectiva, para poder integrarlos bien y, lo que es más importante, para elegir el método adecuado según las necesidades del contexto. Los métodos de prospectiva son muy modulares y pueden combinarse fácilmente de manera adecuada según un proyecto específico. Un proyecto de previsión destinado a examinar los cambios en los valores de los clientes hacia los productos sanitarios en los próximos diez años puede requerir un conjunto muy diferente de métodos que un proyecto de previsión destinado a examinar los futuros a largo plazo de los combustibles fósiles a nivel nacional.

Reconfiguración

– Vincular la previsión y la estrategia. La información sobre los futuros plausibles que se genera en el proceso de prospección debe traducirse en última instancia en una reconfiguración del modus operandi de la empresa, lo que tal vez sea la habilidad más importante en materia de prospectiva empresarial. Esto puede hacerse con pruebas sistemáticas de tensión de las políticas, o con procedimientos de tunelización del viento, que ayudan a determinar las repercusiones de los futuros en la estrategia de la empresa y los desfases de las actividades actuales de la empresa con respecto a todos los futuros posibles. Una vez identificada la nueva estrategia, hay que difundirla a todos los niveles necesarios de la organización. A mediados del decenio de 1990, British Airways emprendió un proyecto masivo de previsión, construyendo escenarios mundiales, identificando las amenazas y oportunidades para el negocio de las compañías aéreas y trazando las posibles reacciones a nivel corporativo. Realizaron un total de 28 talleres y 20 presentaciones dentro de la empresa. Este sólido programa de difusión permitió que el aprendizaje llegara a varios niveles de la empresa. Los escenarios fueron utilizados por el equipo de estrategia empresarial para impulsar un nuevo pensamiento estratégico, por el equipo de comercialización y relaciones con los clientes para prever nuevas formas de llegar a los clientes, y por el equipo de carga para investigar nuevas cuestiones pertinentes al segmento de la carga21. La práctica de previsión empresarial de Cisco, el Radar Tecnológico, detecta tecnologías potenciales y construye escenarios de lo que podría suceder si se generalizaran. Cisco ha estado confiando en la adquisición de empresas más pequeñas en lugar de la I+D interna para su expansión. Al evaluar y filtrar las oportunidades tecnológicas, el Radar ha contribuido sustancialmente a las decisiones de adquisición, un componente importante de la estrategia de expansión de la empresa, traduciendo con éxito los conocimientos de la prospectiva en opciones estratégicas22.

– Institucionalizar la previsión. La previsión no es un hecho aislado. Para que la prospectiva sea eficaz, debe existir un sistema que incentive a los miembros de la organización a llevarla a cabo de forma regular y la incorpore de forma rutinaria a la cultura de la empresa. Deben establecerse incentivos para estimular a los miembros de la organización a emprender la prospectiva para que sea una rutina institucionalizada en la empresa. Los esfuerzos de prospectiva previamente terminados y la reconfiguración de la estrategia que surgió de ellos también deben ser supervisados a lo largo del tiempo para su actualización. De hecho, es perjudicial crear grandes lagunas temporales entre los proyectos de prospectiva, ya que el interés tiende a disminuir entre ellos. Lo ideal es crear una capacidad coherente de prospectiva, capacitando al mayor número posible de empleados en su metodología. En Dow Chemical, por ejemplo, varios centenares de empleados recibieron formación en diversos aspectos de la prospectiva para potenciar el desarrollo de nuevas empresas23. En Disney, es el 5 por ciento de toda la fuerza de trabajo24.

 Conclusión

La previsión empresarial va más allá de la simple satisfacción de las necesidades futuras de los clientes. Genera una variedad de hipótesis sobre las necesidades latentes de los clientes derivadas del análisis de los futuros entornos empresariales plausibles. Luego transforma esas latencias en prototipos listos para el mercado, reconfiguraciones de modelos de negocios e inteligencia para ser almacenados en caso de que un futuro diferente llegara a existir, preparando a la empresa para soportar la imprevisibilidad del mundo de la VUCA.

La previsión empresarial va más allá de la simple satisfacción de las necesidades futuras de los clientes. Genera una variedad de hipótesis sobre las necesidades latentes de los clientes derivadas del análisis de los futuros entornos empresariales plausibles.

Dado que la previsión empresarial tiene en cuenta una amplia variedad de intereses de las partes interesadas a fin de formular futuros plausibles, las innovaciones y reconfiguraciones sistemáticas a nivel de empresa que surgen de la previsión suelen estar alineadas con las necesidades latentes de mejorar la sociedad en su conjunto. Ser competente en materia de previsión empresarial significa poder ver los futuros emergentes en torno a esas latencias y su nivel de importancia en relación con el modelo comercial actual de la empresa. Con la previsión empresarial, una empresa no tiene que dejar de llevar a cabo su proceso de creación de valor actual, pero sabrá explícitamente en qué cesta poner algunos, no todos, de los huevos que se destinaron originalmente al negocio actual para protegerse de una serie de futuros potenciales y lograr un equilibrio entre la búsqueda de oportunidades de negocio actuales y potenciales.

En resumen, la previsión empresarial ha ido ganando influencia en el mundo empresarial de forma gradual y casi sigilosa. A medida que el entorno empresarial y mundial sigue cambiando rápidamente y a menudo de forma discontinua, creemos que, un día, los líderes empresariales se preguntarán cómo han podido prescindir de ella.

Acerca de los autores

Alessandro Fergnani es jefe de consultoría de escenarios en la consultoría de prospectiva estratégica Shaping Tomorrow y candidato al doctorado en Gestión y Organización en la NUS Business School (Singapur). Alessandro realiza investigaciones sobre previsión empresarial, metodologías de previsión y el futuro del trabajo. Sus investigaciones se han publicado en las revistas Academy of Management Perspectives, Futures, Futures & Foresight Science, Foresight y World Futures Review, entre otras. Alessandro imparte regularmente talleres de planificación de futuros y escenarios a nivel mundial.

El Dr. Andy Hines es Profesor Asociado y Coordinador del Programa de Graduados en Prospectiva de la Universidad de Houston y también da charlas, talleres y consultoría a través de su empresa Hinesight. Andy tiene 30 años de experiencia profesional futurista con compañías como Kellogg Company y Dow Chemical, y ha sido consultor de Coates & Jarratt, Inc. y Social Technologies/Innovaro. Sus libros incluyen The Knowledge Base of Futures Studies 2020, Thinking about the Future (2ª edición), Teaching about the Future, ConsumerShift: How Changing Values Are Reshaping the Consumer Landscape, 2025: Science and Technology Reshapes US and Global Society. Es miembro y ex presidente de la Asociación de Futuristas Profesionales.

What corporate foresight is and is not

Corporate foresight is a set of capabilities guided by systematic methods to explore the futures of the business environment and the implications for the firm. Traditional corporate planning is also concerned with the future, but corporate foresight differs from corporate planning in a substantial way. Better yet, corporate planning and corporate foresight are complementary (see table 1)9.

At the most basic level, corporate foresight activities can be organised into three sequential stages, or components: scanning, futuring, and reconfiguring. Corporate foresight methods can be categorised under these three foresight components (table 2), and used in a modular fashion according to context.

 

Several companies do some forms of scanning. Scanning is referred to in many ways, e.g. horizon scanning, environmental scanning, trend analysis, trend spotting, looking at the fringes, etc. It generally involves detecting patterns and trends in the business environment that can point to change, discontinuities, or disruptions that could impact the future of the firm. But scanning is not enough; it is just the first component of foresight. It is followed by the second component, futuring, when a firm creates and analyses plausible futures synthesised from the information emerged from scanning. Finally, there is the third component, reconfiguring, when the firm uses information about these futures to guide systematic strategic change. Only when scanning, futuring and reconfiguring are implemented together and in sequential order, can we say that a firm is practising corporate foresight in full.

Scanning; it generally involves detecting patterns and trends in the business environment that can point to discontinuities or disruptions that could impact the future of the firm.

A proficient corporate foresight capability, including these three components and no less, can help companies to maintain competitive advantage over the long term. Shell, for instance, not only scans the environment, it also uses the scanned material to build several plausible futures: global scenarios to depict the futures of energy at the global level, ‘focused’ scenarios to depict the reverberation of the global scenarios at the local level, and project scenarios to depict the relevance of the global and focused scenarios on specific projects. This multi-futured approach allows Shell to have multi-pronged options for further investment and to be prepared for any eventuality, including potential impending risks such as pandemics and political impasses10.

Using only scanning procedures might limit the firm to less-sophisticated exploration of the future, more akin to prediction. In the late 90s, Nokia used environmental scanning to look for potential technological discontinuities in the business environment. The information gathered via scanning spurred the firm to project that mobile phones would soon include functions from digital industries such as MP3, GPS, internet browsing, office suites and games. Nokia then used roadmaps to determine technological developments that would allow the company to lead in that space. This eventually led to the development of the Symbian operating system and a new series of phones (the N-series)11. But since the company didn’t explore possible futures, it didn’t take into account a possible scenario: the emergence of the online app market. This gave leeway to new market players in this space, such as Apple and Google. As the company had gambled on a single future, that of the multifunctional digital industry embedded in mobile phones, it wasn’t prepared for additional future possibilities. Between 2008 and 2010, from the position of market leader, Nokia’s Symbian market share dropped from 52 percent to 32.6 percent, and its smartphone sales were matched by those supporting the Android system. This downfall might have been avoided with a comprehensive foresight approach, including the creation of plausible futures and the deployment of strategic reconfiguration based on information from these futures.

In view of this explanation, many managers might believe they are already practising foresight, considering in their heads impactful trends and possible scenarios of the business environment emerging from those trends. But that is not foresight either. Foresight is not a process in the minds of decision-makers; it is not a conscious or subconscious thought experiment. In its ideal form, foresight is an activity involving individuals from all levels of the organisation. Ideally, it also includes representatives of communities of interest outside the organisation, in a series of interactive, participatory and dialogic exercises where the futures are crafted and negotiated in an iterative manner. Research on foresight practices in UK-based technology firms such as Interlab, Kemitech and Mercury has revealed that foresight is an open-ended, continuous, and contextual practice of negotiations about the futures12. At a bare minimum, these practices involve specialised teams in an organisation, with the role of reporting their foresight intelligence output to the organisation at large for further usage.

 

The benefits of corporate foresight

Practising foresight can bring a number of benefits to an organisation. At the individual level, it allows organisation members practising foresight to have a better grasp of the future complexity13 of the business environment, ‘decomposing’ it into readable chunks of information, and translating it into potential future states. This process challenges their mental models, the assumptions about how the future will unfold, making foresight practitioners more prepared for disruptive future conditions of the business environment, while also enhancing creativity.

But the most crucial benefits of foresight are those to the organisation as a whole. That is, foresight allows an organisation to be more prepared for potential futures. Longitudinal research by Rohrbeck and Kum14 has shown that firms that implemented appropriate corporate foresight practices related to their business environment in 2008 were more profitable and enjoyed a significantly higher market capitalisation in 2015 than those that didn’t. Firms practising corporate foresight become more prepared for the futures, increasing their chances of long-term survival and success. This is because corporate foresight allows a firm to identify new business opportunities or spurs it to abandon unprofitable ones.

The most crucial benefits of foresight are those to the organisation as a whole. That is, foresight allows an organisation to be more prepared for potential futures.

At Daimler, corporate foresight activities investigating the futures of mobility enabled the company to see that improving the living and sleeping conditions of truck drivers could serve as a source of competitive advantage against competitors. This led to the offering of new packages such as truck insulation, larger beds and flexible seats with built-in massage functions15.

At Disney, using a variety of foresight methods, such as environmental scanning, scenarios, causal layered analysis and future wheels, helped the company to realise that consumers’ requirements have been shifting towards proactive engagement and co-creation, and that the line between entertainment and education has blurred as a new industry is emerging: “edutainment”. Foresight allowed the company to reconfigure its strategic positioning in the edutainment sector in a variety of segments, including parks and resorts, consumer products and studios16.

This doesn’t mean that a company has to bet substantial resources on every scenario envisioned. The potential prototypes that Daimler develops out of future scenarios of transport and mobility aren’t necessarily marketed. Instead, they are stored in an “idea memory bank”, ensuring that the firm is prepared in the event that the market dynamics change17. Similarly, Sunshine, an internet bank in the UK, uses environmental scanning and scenarios and then develops and probes several potential innovations that could help the company to succeed in each generated future. These readily available incipient projects allow the company to adapt to quick changes in a fast-paced world, such as that of internet banking18.

Often, new business opportunities discovered with corporate foresight not only improve the bottom line of the firm, but also promote the well-being of a society as a whole. This is due to the very nature of foresight, which takes into account the interests of a variety of stakeholders from within and outside the organisation. Tesla’s foray into the electric car market was in great part due to the substantial effort of the company in practising environmental scanning, which led to the realisation that a more sustainable business model was needed for the automotive industry19. Tesla saw that it could reap monetary benefit by aligning its environmentally friendly vision with the betterment of the world. At Daimler, corporate foresight was responsible for the creation of a one-way car sharing service, known as car2go, which has been successfully implemented in a number of cities internationally, substantially reducing traffic congestion20. Indeed, embedded into future preparedness is the concept of innovation, as corporate foresight positively affects the firm’s ability to innovate its products and business models.

 

How to start with, and be proficient at, foresight

Starting a corporate foresight process has never been easier, as foresight experts are growing in number and sharing an increasing amount of resources online. The typical way to get acquainted with foresight is to collaborate with a foresight expert in order to investigate the future of your industry. This will allow your organisation to pick up the basic methods and techniques. Alternatively, organisation members can be trained in foresight methods. Several institutions are offering online foresight courses and degrees, such as the University of Houston and the Institute for the Future.

As firms start to get acquainted with foresight, however, they often use it in a piecemeal fashion.  Proficiency in foresight requires mastering its three basic components: scanning, futuring and reconfiguring. We provide guidelines on how to be proficient in each of the three components.

Scanning

  • Scan widely.Scanning for trends and discontinuities in the business environment requires looking closely into a variety of data not limited to customer satisfaction reports and market developments, but also including new patents, and blogs and magazines about the future, innovation and technology, as well as scientific publications.
  • Vary the scanning talent pool.It is counterproductive to have a team of people from the same department doing scanning, as these individuals will be very likely to look for signals using similar sources of information which they know and consult often, given their professional expertise. It is more productive to assign scanning tasks to organisation members from different backgrounds, who will be acquainted with different sources of information and will, therefore, be attentive to different signals.
  • Decentralise scanning tasks.It’s important to involve people from different levels of the organisation in scanning procedures, and not just from the upper echelons of management, as individuals at lower levels will be relatively less constrained by the company culture and more likely to identify challenging signals in the environment.

 

Futuring

  • Know your methods.Being well aware of how to use foresight methods, such as scenario planning, is important. The information gathered in the scanning component of foresight has to be translated, in a series of sequential steps, into plausible and coherent future narratives of the business environment. This analysis requires depth and rigour. The necessary skills are often acquired through experience, but a big chunk of this methodological knowledge can be picked up via collaboration with foresight experts and by reading up on relevant foresight literature.
  • Vary and integrate your methods.It’s important to have a toolkit of futuring methods at one’s disposal, to be able to integrate them well and most importantly, to choose the right method according to contextual needs. Foresight methods are highly modular and can be easily combined in a suitable manner according to a specific project. A foresight project aimed at looking at changes in customer values towards health products in the next ten years may require a very different set of methods from a foresight project aimed at looking at the long-term futures of fossil fuels at a national level.

 

Reconfiguring

  • Link foresight and strategy. The information on plausible futures generated in the futuring process has to be ultimately translated into reconfiguration of the firm’s modus operandi, perhaps the most important skill in corporate foresight. This can be done with systematic policy stress tests, or wind-tunnelling procedures, which help identify the implications of the futures for the firm’s strategy and the gaps of the firm’s current activities against all possible futures. Once the new strategy has been identified, it has to be disseminated to all necessary levels of the organisation.In the mid-1990s, British Airways undertook a massive foresight project, building global scenarios, identifying threats and opportunities for the airline carrier business, and plotting potential corporate-level reactions. They ran a total of 28 workshops and 20 presentations within the company. This solid dissemination programme allowed learning to reach several levels of the company. The scenarios were used by the corporate strategy team to prompt new strategic thinking, by the marketing team and customer relations to envision new ways to reach customers, and by the cargo team to research new issues with relevance to the cargo segment21.Cisco’s corporate foresight practice, the Technology Radar, spots potential technologies and builds scenarios of what could happen if they became widespread. Cisco has been relying on the acquisition of smaller enterprises rather than internal R & D for its expansion. By assessing and filtering technological opportunities, the Radar has substantially helped acquisition decisions, an important component of the company expansion strategy, successfully translating insight from foresight into strategic choices22.
  • Institutionalise foresight.Foresight is not a one-time event. For foresight to be effective, there must be a system in place that incentivises organisation members to undertake it on a regular basis and routinises it into the company culture. Incentives to spur organisation members to undertake foresight should be put in place to make it an institutionalised routine in the firm. Previously terminated foresight endeavours and the strategy reconfiguration that emerged from them should also be monitored over time for updates. Indeed, it is detrimental to create large temporal gaps between foresight projects, as interest tends to decrease between them. It is ideal to build a consistent capacity of foresight, training as many employees as possible in its methodology. At Dow Chemical, for instance, several hundred employees were trained in various aspects of foresight to enhance new business development23. At Disney, it is 5 percent of the whole workforce24.

 

Conclusion

Corporate foresight goes beyond simply satisfying future customer needs. It generates a variety of hypotheses about latent customer needs derived from the analysis of plausible future business environments. It then transforms those latencies into ready-to-market prototypes, business model reconfigurations, and intelligence to be stored in case a different future were to come into being, preparing the firm to withstand the unpredictability of the VUCA world.

Corporate foresight goes beyond simply satisfying future customer needs. It generates a variety of hypotheses about latent customer needs derived from the analysis of plausible future business environments.

As corporate foresight takes into account a wide variety of stakeholders’ interests in order to formulate plausible futures, the innovations and systematic firm-level reconfigurations that emerge from foresight are often aligned to the latent needs of bettering society as a whole. Being proficient at corporate foresight means being able to see emerging futures around those latencies and their level of importance against the present business model of the firm. With corporate foresight, a firm doesn’t have to stop running its present value-creation process, but it will explicitly know in which basket to put some, not all, of the eggs that were originally earmarked for the current business so as to hedge against a series of potential futures, and achieve balance between the pursuits of current and potential business opportunities.

In sum, corporate foresight has gradually and almost stealthily been gaining influence in the corporate world. As the business and global environment continues to change rapidly and often discontinuously, we feel that, one day, corporate leaders will wonder how they ever did without it.

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About the Authors

Alessandro Fergnani is head of scenario consulting at the strategic foresight consultancy Shaping Tomorrow and a PhD candidate in Management and Organization at NUS Business School (Singapore). Alessandro conducts research on corporate foresight, foresight methodologies, and the futures of work. His research has been published on the journals Academy of Management Perspectives, Futures, Futures & Foresight Science, Foresight, and World Futures Review, among others. Alessandro regularly gives futures and scenario planning workshops globally.

Dr. Andy Hines is Associate Professor and Program Coordinator for the University of Houston’s Graduate Program in Foresight and is also speaking, workshopping, and consulting through his firm Hinesight. Andy has 30 years of professional futurist experience with companies including Kellogg Company and Dow Chemical, and consulted with Coates & Jarratt, Inc. and Social Technologies/Innovaro. His books include The Knowledge Base of Futures Studies 2020Thinking about the Future (2nd edition), Teaching about the Future, ConsumerShift: How Changing Values Are Reshaping the Consumer Landscape, 2025: Science and Technology Reshapes US and Global Society. He is a member and former Chair of the Association of Professional Futurists.

Dr. Alessandro Lanteri is Professor of Entrepreneurship at Hult in Dubai and London, teaches for Saïd Business School University of Oxford, and writes for Harvard Business Review Arabia. An expert educator, he helps executives and students navigate turbulent environments and seize the opportunities of the Fourth Industrial Revolution. He works with multinationals, governments and startups across five continents. His research has appeared on Harvard Business Review and MIT Technology Review outlets, World Economic Forum Agenda and Forbes. His latest book “CLEVER. The Six Strategic Drivers for the Fourth Industrial Revolution” became a no.1 Amazon bestseller. Homepage: www.alelanteri.com

Dr. Mark Esposito is a socio-economic strategist and bestselling author, researching the Fourth Industrial Revolution and Global Shifts. He works at the interface between Business, Technology and Government and co-founded Nexus FrontierTech, an Artificial Intelligence company. He holds appointments as Professor of Business and Economics at Hult International Business School and at Thunderbird Global School of Management at Arizona State University. He is equally a faculty member at Harvard University since 2011. He has authored/co-authored over 150 peer reviewed publications and 11 books, among which 2 Amazon bestsellers: Understanding how the Future Unfolds (2017) and The AI Republic (2019).

References
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23. A. Hines and J. Gold, “An organizational futurist role for integrating foresight into corporations”, Technological Forecasting and Social Change 101 (2015): 99–111.
24. See 8

Fin de año y final de fiesta

Comments off

La globalización pos-covid marca el verdadero comienzo del milenio, y el final de la sociedad de consumo. Todas las transformaciones que la tecnología impulsó para afrontar la epidemia, no tienen retorno.

El Millennium Project investigó desde 2015 al 2018 como la relación de tecnologías y trabajo afectaría al empleo en todo el mundo; diseñó escenarios de futuros al 2050 discutidos en 29 países, identificando cientos de acciones, evaluadas por futuristas y expertos de más de 50 países. Estas acciones fueron evaluadas por 5 encuestas internacionales (sobre gobierno y gobernabilidad; negocios y trabajo; educación y aprendizaje; artes y medios; y comunidades de CyT) para evitar los desastres pronosticados para las próximas 3 décadas. El covid19 anticipó estas previsiones 20 años, ya estamos viviendo ese futuro.Aunque los mayores riesgos ya había sido anticipados en su primer informe “1997 State of the Future”, como la creciente brecha entre ricos y pobres; enfermedades nuevas o recurrentes, microorganismos inmunes y epidemias; poca capacidad de anticipación en la toma de decisiones; desequilibrio en la dinámica humano-ambiental y el cambio de la naturaleza del trabajo.

Esos problemas, interrelacionados y mutuamente influyentes, fueron puestos en acto dramáticamente por el covid-19, impactando sobre condiciones de vida, hábitat y relaciones sociales, con déficit de gobernabilidad en todo el mundo. Dejando a la vista la gran vulnerabilidad humana.

Mi primer análisis tras la aparición del covid19, estimaba que la investigación científica necesaria para las vacunas se aceleraría de 5/10 años a sólo uno. Anticipación que se manifestó también en la aplicación de tecnologías al trabajo, la educación, la salud. Se cumplió, pero es claro que nada nos protegerá de nuevas posibles epidemias.

El fin de siglo, para muchos comenzó con el final de la guerra fría y el inicio de la globalización. Fue un proceso de transición donde nuevos actores sociales y globales emergieron sobre una nueva infraestructura brindada por las TIC. Grandes fuerzas o tendencias se manifestaron en relación con el agotamiento de instituciones tradicionales como el Estado Nación y en función del alcance del nuevo contexto mundial por la reducción del tamaño relativo del mundo y la aceleración de la historia. Todo esto configuro la globalización pre-covid19.

Muchos confundieron estos cambios con el comienzo de una nueva sociedad: la pos-modernidad, pos-industrial; de la información, de las tecnologías, de la información, o del conocimiento, pero siempre como culminación dentro del marco de una sociedad de consumo desenfrenado.

Fueron tiempos de crecimiento económico, pero no de desarrollo humano. Con serias crisis: de seguridad en 2001, financiera de 2008 y otras menores. Pero no fue hasta el 2020, con la pandemia que enfrentamos la primer crisis verdaderamente global en la historia de humanidad. Todos vivimos en tiempo real un mundo global, atacado por virus microscópicos. Interactuando sin contacto físico y sin liderazgos inteligentes ningún país fue capaz de dar respuestas adecuadas y oportunas a las gravísimas deficiencias en los sistemas de salud y educación, común a todos.

La globalización pos-covid marca el verdadero comienzo del milenio, y el final de la sociedad de consumo. Todas las transformaciones que la tecnología impulsó para afrontar la epidemia, no tienen retorno. Las tecnologías no desaparecen, sino por nuevas innovaciones, y se cruzan y adicionan para acelerar, no ya la historia, sino el futuro.

La humanidad tiene nuevos desafíos: delimitar la soberanía nacional para diseñar una gobernanza global, que responda a los problemas mundiales, capaz de integrar regiones, países y ciudades; gestar una ciudadanía global responsable, financiada con equidad y justicia. Y sobre todo con nuevos objetivos: protección al medioambiente, educación en los valores de un nuevo humanismo, apoyadas en tecnologías y sostenida por datos, información y conocimiento, fundada en una ética que posibilite el desarrollo de la inteligencia, individual, nacional y colectiva.

La convergencia de ciencia, tecnología y toma de decisiones políticas y empresariales, requiere una nueva conciencia de las interrelaciones entre inteligencia artificial, robótica, computación cuántica, impresión 3 y 4D, digitalización, ciencias cognitivas y de datos y las funciones sociales: trabajo, educación, salud, vivienda.

Aquello que nuestro exhaustivo estudio -mencionado al inicio de la nota- sobre las relaciones entre tecnologías y trabajo que pensamos pasaría circa el 2050 ya está aquí entre nosotros y solo podemos enfrentar su complejidad e incertidumbre con una creciente inteligencia humana, para enfrentar con éxito el fin de fiesta, de la sociedad del consumo y el derroche. Es el fin de la transición al nuevo milenio, con el surgimiento de un nuevo mundo y el despertar de un nuevo ser humano, si somos capaces de acceder a la sociedad del conocimiento armados de un renovado y profundo humanismo.

NARRATIVAS PROSPECTIVAS Y RESPUESTAS DEL SECTOR PÚBLICO: Covid-19 y preparación para una pandemia

Comments off

Ivana Milojević, Metafutures, imilojev@gmail.com

Traducción Lucio Henao desde Fuente https://bit.ly/3hi8uQp –  Diciembre 26 2020

RESUMEN

La gestión de la pandemia de COVID-19 es un nuevo desafío global que se aborda en tiempo real. Si bien algunos países y regiones del mundo han tenido una experiencia más reciente en el manejo de virus similares (como el SARS), todos han tenido que lidiar con el nuevo virus corona y los nuevos desafíos que presenta. Las respuestas de las políticas públicas cambian rápidamente, a veces a diario. Este artículo se centra en cómo las narrativas de prospectiva han impactado la formulación de políticas en relación con la pandemia de COVID-19. Más específicamente, proporciona una descripción general del uso de la previsión en el sector público antes de la pandemia. También investiga las narrativas clave en circulación durante la implementación de los objetivos estratégicos de los gobiernos y la realización de visiones de una sociedad ‘libre de pandemias’. El enfoque utilizado aquí es el de la previsión narrativa que se centra predominantemente en las historias que los individuos, organizaciones, estados y civilizaciones se cuentan sobre el futuro. Además de las narrativas generales, el artículo también investiga más específicamente las metáforas más utilizadas antes y durante la pandemia de COVID-19. El objetivo del artículo es determinar qué lecciones podemos aprender en términos de éxitos y fracasos de la narrativa ‘previsión en acción’, para poder utilizar este conocimiento para futuros problemas globales. Finalmente, el artículo sostiene que muchas metáforas y narrativas actuales están vinculadas a «falacias del futuro», patrones de pensamiento perjudiciales sobre el futuro.

COVID-19: ¿fuimos advertidos?

“’No’, dije, ‘no ha pasado nada nuevo. Las plagas son tan seguras como la muerte y los impuestos ‘”([Krause 1982] citado en Krause, 1993: xviii).

El papel de la retrospectiva es destacado si deseamos mejorar la previsión. El papel de los eventos históricos, las percepciones y las advertencias es fundamental para cualquier trabajo de prospectiva informado. Es decir, necesitamos saber lo que podemos aprender de la historia y necesitamos saber cómo podemos mejorar nuestro pensamiento sobre el futuro tanto ahora como en el futuro.

Investigaciones anteriores sobre los procesos de prospectiva del sector público indican claramente lagunas en el conocimiento (por ejemplo, Calof y Smith, 2012; Cameron et al., 2006; Coates, 2010; Conway y Stewart, 2004; Cook, et al., 2014; Cuhls y Georghiou, 2004 ; Da Costa et al., 2008; Dator, 2007, 2011; Dreyer y Stang, 2013; Greenblott et al, 2018; Havas et al., 2010; Jennings, 2017; Kuosa, 2012; Savio y Nikolopoulos, 2009; Schartinger, et al., 2012; Solem, 2011; PNUD, 2014). También se ha identificado previamente una “dramática falta de pensamiento y planificación avanzados” específicamente relacionada con las pandemias (Rubin, 2011: 63). Además, las “lecciones aprendidas” de brotes anteriores de enfermedades infecciosas y las “recomendaciones para el futuro” de la preparación para una pandemia se recogieron en varias publicaciones durante las dos últimas décadas (por ejemplo, Brundtland, 2003; OMS, 2009; Rubin, 2011; Morse et al, 2012; OMS, 2015; Ross et al, 2015; ONU, 2016; OMS, 2017; OMS, 2018; GPMB, 2019). Este artículo tiene la intención de vincular los hallazgos anteriores en el contexto de la ‘previsión en acción’ (Van Asselt. Et al., 2010): si se utilizó este conocimiento y cómo.

El primer punto que hago aquí es que, contrariamente a las opiniones sostenidas por algunos, la previsión relacionada con la próxima pandemia NO fue “trágicamente escasa” (Davies, 2020). Ciertamente, las historias que cuentan los diferentes actores sobre el pasado, el presente y el futuro son muy diferentes y, de hecho, las narraciones de “ nadie sabía ”, “¿ quién lo hubiera pensado? ”,“ Nunca antes ”y el“ shock pandémico ”han sido abundantes. Sin embargo, también lo han hecho las narrativas de » es sólo una cuestión de tiempo «, » tenemos que empezar a prepararnos ahora » y «el tiempo se acaba”. Este último conjunto de narrativas está presente en numerosos documentos publicados por diversos organismos mundiales y nacionales, así como en trabajos de investigación académica y libros que anticipan la posibilidad de una pandemia. La mayoría repite el ‘mantra’ de la preocupación por: (1) la pandemia inminente y (2) la falta de preparación en todos los niveles de gobierno. Antes de abordar el tema de la falta de preparación para la pandemia actual, primero proporciono ejemplos de la aplicación de la previsión, anticipando riesgos y desafíos, en el sector público.

 

COVID-19: ¿predicho y prevenido pero no prevenido?

When COVID-19 was first identified in Wuhan, China, in December 2019, there were already many documents published by various global and national bodies as well as academic research papers and books that anticipated the possibility of a pandemic. Some ‘highlights’ include the following:

“And for the next outbreak, of SARS, or, perhaps a new, more infectious and more deadly illness. We may have very little time. Let us use it wisely.” (Brundtland, 2003)

“Future pandemic threats will emerge and have potentially devastating consequences.” (UN, 2016: 8)

“…despite … the looming threat of a pandemic … [n]ational health security is fundamentally weak around the world. No country is fully prepared for epidemics or pandemics, and every country has important gaps to address.” (Cameron et al., 2019: 6,9)

In addition to the citations above, similar warnings were part of various publications emphasising the narrative of the forthcoming pandemic and lack of preparedness.

For example, a discussion about “a major pandemic outbreak” including efforts to “upgrade our global preparedness to identify and isolate new diseases” features in the World Economic Forum’s 2007 Global Risk Report. It then reappears in 2008, as follows:

“A pandemic disease jumps from the animal population to humans, with high mortality and transmission rates.” (WEF, 2008: 22)

[And since] “global travel patterns have made the risk of a pandemic homogenous across the world [a]ll countries are equally vulnerable to a pandemic that originates in one country”. (WEF, 2008: 29)

An academic publication from the same year (Jones et al, 2008: 990) similarly argued that:

“Emerging infectious diseases (EIDs) … have risen significantly over time … the majority of these (71.8%) originate in wildlife … EID origins are significantly correlated with socio-economic, environmental and ecological factors, and provide a basis for identifying regions where new EIDs are most likely to originate (emerging disease ‘hotspots’).”

Many decades prior, Richard Krause, the author of The Restless Tide: The persistent Challenge of the Microbial World (1981) warned that “…emerging viruses know no country. There are no barriers to prevent their migration across international boundaries or around the 24 time zones.” (Krause, 1993: xvii)

In 2009, the World Health Organisation (WHO) issued a Whole of Society Pandemic Readiness document wherein they asked the question of “Why do pandemic planning beyond health care?” and to which they responded in the following manner:

“Given that a pandemic of any severity will have consequences for the whole of society, it is essential that all organizations, both private and public, plan for the potential disruption that a pandemic will cause … While many countries have made substantial efforts to prepare for the health consequences of pandemics, not all countries have yet given sufficient attention to preparing for the economic, humanitarian and societal consequences.” (WHO, 2009: 5)

Warnings about the economic fallout that could arise if we were to experience a pandemic were given as well. For example:

“…the world [is]highly vulnerable to massive loss of life and economic shocks from natural of human-made epidemics and pandemics. … The inclusive costs of the next … pandemic could be US$570 billion each year or 0.7% of global income … Given the magnitude of the threat, we call for scaled-up financing of international collective action for epidemic and pandemic preparedness.” (WHO, 2017: 742)

A few years prior, the President of the World Bank called for the creation of a new pandemic emergency facility:

“planning must … begin for the next pandemic, which could spread much more quickly, kill even more people [than Ebola]and potentially devastate the global economy” (The World Bank, 2014)

Concerns were also raised about “the increasing frequency of pandemics occurring over the last few decades.” (Ross et al, 2015: 89) Specifically, and “worryingly” (Ross et al, 2015: 89):

“…the frequency between pandemics seems to be disturbingly shorter as evident with Severe Acute Respiratory Syndrome (SARS) in 2003, Influenza A H1N5 (bird flu) in 2007, H1N1 (swine flu) in 2009, Middle East Respiratory Syndrome (MERS) in 2012 and Ebola in 2014. … Clearly, the window of opportunity to act is closing.”

Given this context, the UN Secretary-General established the High-level Panel on the Global Response to Health Crises in April 2015 (UN, 2016). The Panel also noted that:

“…the high risk of major health crises is widely underestimated, and that the world’s preparedness and capacity to respond is woefully insufficient. Future epidemics could far exceed the scale and devastation [of previous outbreaks]. [Their emergence] could rapidly result in millions of deaths and cause major social, economic and political disruption.” (UN, 2016: 5)

Over time, the warnings became more alarmist. In May 2018 the World Bank and the WHO co-convened the Global Preparedness Monitoring Board which in their first annual report on global preparedness for health emergencies stated the following:

“…there is a very real threat of a rapidly moving, highly lethal pandemic of a respiratory pathogen killing 50 to 80 million people and wiping out nearly 5% of the world’s economy. A global pandemic on that scale would be catastrophic, creating widespread havoc, instability and insecurity. The world is not prepared.” (GPMB, 2019: 6)

Examples of pandemic awareness and foresight among national and regional governments

Parallel to global bodies or globally-oriented analysis, various national governments and academics analysing specific countries’ or regions’ pandemic preparedness were also aware (and gave warnings) of the emerging threat of infectious diseases (EID). Here are some US-based examples:

“…a growing concern by senior US leaders … the growing global infectious disease threat. … New and reemerging infectious diseases will pose a rising global health threat and will complicate US and global security over the next 20 years.” (NIC, 2000: 1, 5)

“If we wait for a pandemic to appear it will be too late to prepare. And one day many lives could be needlessly lost because we failed to act today.” (George Bush 2005, cited in Mosk, 2020)

In the UK, a series of 2006 publications were part of the foresight project entitled Infections Diseases: Preparing for the future which looked 10-25 years ahead in order to “consider infectious diseases in humans, animals and plants” (Brownlie, et al, 2006: 64). Whilst recognising that “predicting our disease future with precision is not possible” (ibid.:63), nonetheless, amongst the “eight global disease threats” the authors identified “new pathogens or novel variants of existing pathogens” and “zoonoses” (ibid.: 23). They also wrote the following:

“Nearly 40 ‘new’ human pathogens were first reported in the last 25 years, and the majority of these had zoonotic origins. The risk of zoonotic infection shows no sign of diminishing and may well increase in the future … diseases that cross species [are]… one of the top future risks.” (Brownlie et al, 2006: 32)

Moreover, in the section investigating “China – future trends in human and animal infectious diseases” the authors recognised “the importance of Asia as a source of zoonotic diseases, and China as an important country in the region” (Brownlie et al, 2006:64). Finally, future gaps and trends in vulnerabilities in China for human and animal infectious diseases were also identified, such as:

“Illegal practices … Lack of interaction between policy and regulatory agencies leading to delays in detection and identification … [and]Problems across international agencies, particularly barriers to the sharing of data.” (Brownlie et al, 2006: 68)

Such very specific warnings are also present in academic papers, for example:

“The presence of a large reservoir of SARS-CoV-like viruses in horseshoe bats, together with the culture of eating exotic mammals in southern China, is a timebomb. The possibility of the reemergence of SARS and other novel viruses from animals or laboratories and therefore the need for preparedness should not be ignored.” (Cheng et al. 2007: 694)

Similar narratives are replicated elsewhere. For example, a thorough 2008 analysis of national preparedness plans in the African region concluded the following (Ortu et al, 2008: 161-169):

“With 35 countries of 53 having drafted and approved plans since November 2005, preparation efforts for an influenza pandemic in the African region have advanced considerably. … Africa faces many challenges and the limited surveillance capacity to pandemic …the human health care sector is ill-prepared.”

More recent (Kinsman et al, 2018: 2) analysis of “Preparedness and Response Against Diseases with Epidemic Potential in the European Union” ascertained that:

“Infectious disease outbreaks remain as an ongoing threat. Efforts are required to ensure that core public health capacities for the full range of preparedness and response activities are sustained.”

The same year, the World Bank analysed pandemic preparedness in East Asia and the Pacific and highlighted the following:

“Countries in East Asia and the Pacific made tremendous efforts to tackle emerging infectious diseases; however, many challenges remain to ensure that resilient health systems and pandemic preparedness are sustainably financed.” (The World Bank, 2018)

The MENA region as well, had previously:

“… missed out on opportunities to advance patient research during prior infectious disease outbreaks caused by the Severe Acute Respiratory Syndrome, Ebola, and the Middle East Respiratory Syndrome, as evidenced by the lack of concerted research and clinical trials from the region.” (Ibrahim et al, 2020: 106106)

These examples are just the tip of the iceberg when it comes to the use of foresight prior to the COVID-19 pandemic. In summary, the current pandemic was widely anticipated and many warnings in terms of actions needed to ameliorate human suffering and economic cost were given. There is also a consensus that even the most alarming warnings did not adequately translate into the level of preparedness in the public sector which such a future pandemic would require. The next section of this article aims at suggesting that in addition to the usual ‘suspects’ – e.g. a lack of political will, coordination or funding – detrimental thinking patterns about the future, termed futures fallacies, (AUTHOR, 2020a) were also salient.

COVID-19 futures fallacies

Futures fallacies are a broader issue which I’ve investigated in three previous publications (AUTHOR, 2020a, 2020b and 2020c). In the following sections of this article, I further explore the futures fallacies as they relate specifically to lack of adequate preparedness for COVID-19. The purpose of this investigation is to: (1) map some of the reasons behind the lack of pandemic preparedness related to how we often think about the future, and (2) enhance narrative foresight within the public sector at the global, national and local level. The narratives under investigation have been circulating in both public policy documents (inclusive of academic publications) and public discourse (inclusive of political discourse) – in relation to epidemics/pandemics in general and COVID-19 in particular.

It is very clear from this investigation that a number of cognitive and futures fallacies converged so as to prevent an adequate pandemic preparedness response. They ensured that the strategies needed to manifest desired longer-term futures were missing or insufficiently applied (AUTHOR, 2020a, 2020c). They also ensured that the best existing evidence, facts, and logic, of relevance to emerging futures, fell on deaf ears (AUTHOR, 2020a, 2020c).

Denial: just a flu

To start with, one of the longest and best documented cognitive fallacies – denial – has been abundantly present in narratives both before and during the pandemic. One example of this fallacy is the narrative of COVID-19 being ’just a flu’. What is problematic in this narrative is perhaps not so much comparison with the flu, but morethe adverb ’just’. The yearly global toll from ’just the flu’, as estimated by WHO (2019), is 1 billion cases, of which three to five million are severe cases, “resulting in 290 000 to 650 000 influenza-related respiratory deaths“. Unfortunately, foresight itself may have contributed to this narrative. Since the early 1990s, many epidemiologists and governments anticipated that a new pandemic might be related to influenza (e.g. Webster, 1997; WHO, 1999; NIC, 2000; HSC, 2005; AHMPPI, 2014; Ross et al, 2015). Even though those reports warned of ‘other’ possible infectious diseases, and also new emerging influenza viruses to which there is no immunity, timely vaccine or adequate treatment, the ‘just the flu’ narrative seemed to have stuck. And perhaps “[framing a new EID as a flu]was a mistake; telling people the next pandemic would be caused by influenza didn’t make it seem nightmarish at all. The flu? I get that every year. We have a vaccine for that.” (Henig, 2020)

Foresight based documents also repeatedly warned that no pandemic can be accurately predicted. Still, the warnings were often about the details of the prediction rather than whether prediction discourse is in itself problematic. For example:

“With such a small number of cases, it is impossible to predict future numbers of cases of the human disease…” (Murphy, 1998:433, underline mine)

“Although the timing cannot be predicted …” (HSC, 2005:1, underline mine)

“While the source and virulence of the next emerging pathogen are difficult to predict…” (UN, 2016:29, underline mine)

“African experts concurred with the prediction that HIV/AIDS, malaria and respiratory infections including tuberculosis will remain the most important infectious diseases in Africa in coming decades.” (Brownlie et al, 2006:35)

Prediction: the boy who cried wolf

Once again, the problem here is not in trying to identify early warning signals and emerging issues, but the futures fallacy of prediction (AUTHOR, 2020a, 2020c). The main danger with this fallacy is that genuinely valid warnings about the future are not heard due to previously ‘failed predictions’, even though, given the sheer volume of predictions made on a daily basis, it is always possible to find predictions which have, in retrospect, been shown to be true. The metaphor of ‘the boy who cried wolf’ perhaps best summarises this futures fallacy in the context of COVID-19. Krause (1993: xviii) for example, describes efforts to forestall a 1975 epidemic amongst a small number of soldiers at Fort Dix, NJ, USA. In order to prevent a possible repetition of the 1918 flu pandemic, “within 9 months a specially formulated vaccine was mass produced and millions of Americans were immunized” Krause in Morse, 1993: xviii). However, for whatever reason, that particular flu did not go global. In fact, except for AIDS, the same was the case with many other emerging infectious diseases (EIDs), e.g. SARS in 2003 (mostly stayed in Asia), MERS in 2012 (mostly stayed in the Middle East) and Ebola in 2014 (mostly remained in west Africa). Which may explain why – having seen so many “This Is the Big One” threats flaming out, we ended up “inured to the real threat of a true international crisis” (Henig, 2020) prior to and at the beginning of COVID-19 pandemic.

Given how long ‘the most likely to endanger us’ lists have been getting, it’s not surprising many became overwhelmed or simply gave up. The public sector in most countries is stretched and struggling to meet competing and changing demands. So on one hand, in our globalised and interconnected world, humanity is better equipped to manage pandemic risks. On the other hand, the exponential rate of social change and the cultural, demographic, environmental, technological and economic challenges of our time make such tasks increasingly difficult. COVID-19 response has been termed “the greatest global science policy failure in a generation” (Horton, 2020a). And yet, when governments did act successfully in the past, for example, during the outbreak of the 2009 swine flu pandemic, many were subsequently critiqued for their ‘over-reactiveness’ as well as high spending on the vaccine and other medical supplies. In 2010 the German magazine Spiegel, for example, asked the question of how and why the world overreacted, using terms such as ‘the swine flu panic’ and ‘reconstruction of a mass hysteria’. ‘Damned if you do, and damned if you do not’ may be a metaphor best summarising public sector dilemma in face of the type and intensity of a response to be chosen.

Overinflated agency: ‘othering’ the virus

The futures fallacy of overinflated agency which commonly relegates and reaffirms responsibility (AUTHOR, 2020a, 2020b, 2020c) – in this case to the public sector and government leaders – only adds fuel to the fire. The fallacy of overinflated agency is also behind conspiratory thinking which proportions blame to an individual, organisation or group of people – e.g. Bill Gates, George Soros or Huawei and 5G networks, as heard during the COVID-19 pandemic. Moreover, ‘mysterious’ and ‘unconquered’ diseases, in particular, tend to unleash a “tsunami of hate and xenophobia, scapegoating and scaremongering.” (Guterres cited in Davidson, 2020) The ascent of HIV-AIDS in the 1980s, for example, engendered fear and hatred against social groups seen as combatants in the “AIDS invasion of North America.” (Gilman, 1987: 87) Those were the “five ‘H’s – homosexuals, heroin addicts, Haitians, haemophiliacs and hookers.” (Cohn, 2015: 538). The current “China-virus” or “kung-flu” metaphors similarly aim to apportion blame. What is behind it is yet another powerful metaphor of “nation-as-organism”, where “just as the body may be threatened by contaminating foreign elements, the social body is treated as vulnerable to corruption by invading sub-groups.” (Bin Larif, 2015: 97) This group of people could include anybody deemed as ‘the other’, from foreign nationals, migrants and refugees, to recently returned travellers (UN 2020).

 

Overinflated agency and prediction: warnings versus predictions

Returning to the futures fallacy of prediction, this fallacy makes anticipation in general and distinguishing between the ‘signal and the noise’ (Silver, 2012) in particular even more precarious. For example, “between 1940 and 2004 there were 335 emerging infections diseases (EID) origins reported globally” (Ross et al, 2015: 90). It is “estimated that there are 354 generic infectious diseases in the world today [2017]” (BFI, 2017). Since 1980, “a new infectious disease has emerged in humans at an average of one every four months.” (UNEP, 2016: 65). In the period between 2009 and 2019, the (now defunct) PREDICT program has “identified 1,200 different viruses that had the potential to erupt into pandemics, including more than 160 novel coronaviruses” (Baumgaertner and Rainey, 2020). Over 90 infectious disease outbreaks were identified by WHO in 2018 and nearly 120 in 2019 (WHO, 2020a). In the year 2020 “pneumonia of unknown cause – China” (5 January) and “novel coronavirus – China” (23 January) make an appearance. But so do Ebola, MERS-CoV, Measles, Lassa fever, Yellow fever, Dengue fever, Dracunculiasis (Guinea worm disease), Influenza A(H1Ns), Plague, Chikungunya and Monkeypox – all in multiple parts of the world. Most of those diseases were, once again, contained to particular regions. But so was ‘novel coronavirus-China’ on 11 and 12 January 2020 (WHO, 2020b):

“The evidence is highly suggestive that the outbreak is associated with exposures in one seafood market in Wuhan. … Among the 41 confirmed cases, there has been one death. … Currently, no case with infection of this novel coronavirus has been reported elsewhere other than Wuhan.”

Fast forward to 1 October 2020 where 41 confirmed case in one Chinese city has grown to 33,842,281 confirmed cases and 1,010,634 deaths with cases present in 235 countries, areas or territories (WHO, 2020c). Volumes will be written about ‘what went wrong’ and how come this particular virus/case – amongst so many – spiralled ‘out of control’. Of course, all this will be done retrospectively.

The problem with the future fallacy of prediction is that it may exacerbate some government’s reluctance to get on board with important projects or politicians’ criticism of organisations doing ‘prediction’ for not getting it ‘exactly right’. Important recommendations may be seen as a ‘waste of time and money’, given that prevention rarely gives politicians ‘hero status’ or ‘helps them cut the ribbon’ (Inayatullah, 2018: 20). Spending time on getting ‘the right signal amongst the noise’ or deciding what should be on the top of ‘the most likely to endanger us’ lists is understandable. In the changing world, citizens and governments want some certainty which prediction discourse is more than happy to provide. At the same time, efforts there may mean that more important messages are ‘lost in the process of translation’. For example, the messages about: (1) the importance of early warning systems, (2) addressing underlying drivers for the diseases, (3) putting generic preventative measures in place, (4) developing futures literacy in general, (5) developing a foresight-oriented agile public sector in particular, and (6) acting early and decisively while also (7) being flexible in needed responses as circumstances change. In other words, the underlying assumption is that warning signals can safely be ignored until they become a full-blown problem. The difference between warnings which are about possibilities and predictions which are about certainties may be subtle. However, this difference is critically important and it is crucial that we find a way to communicate it more clearly in future foresight projects.

 

The arrival and the exemption: the west as an infection-free utopia

Three other futures fallacies go hand in hand with the futures fallacy of prediction: (1) linear projection, (2) ceteris paribus and (3) the arrival futures fallacies (Dorr, 2016). Taken together, they presume (Dorr, 2016): (1) that future change will be a simple and steady extension of past trends (such as extrapolation of past pandemics), (2) that it is sufficient to consider only one single aspect of change (such as the spread of the pathogen) and (3) that possible futures are envisioned as static objects like a destination or goal (such as arresting the epidemic’s spread, elimination of the virus/pathogen).

For example, the linear projection fallacy has been behind the long-standing belief that infectious diseases were ‘conquered’ and nature ‘controlled’ by science and technology. While prior to the twentieth century it was thought that infections were “part of the human condition” (Wilson, 1994), modern scientific and technological advances had “facilitated the control or prevention of many infectious diseases, particularly in industrialized nations.” (CISET 1994). Antibiotics and other drugs, vaccines against childhood diseases, and improved technology for sanitation (CISET 1994), made it appear that we had arrived, or were in the process of arriving, to ‘post-nature’ societies. This led both the public and many experts to expect nearly complete freedom from infectious diseases (Wilson, 1994).

Influenced by the linear projection, ceteris paribus and the arrival futures fallacies, the mainstream global discourse of the mid to late 20th century has thus been one where, at least partially, it is assumed that the western industrialized nations ‘have arrived’ to the stage of an ‘infection-free utopia’. It was also assumed that the rest of the world will follow, providing it adopts the same standards of hygiene, immunisation and medical care.

 

Future personal exemption: out of sight, out of mind

However, yet another futures fallacy – of future personal exemption – made industrialized nations blind to the facts of the old and new infectious diseases elsewhere. Numerous regulatory frameworks, including those by the International Health Regulations (IHR), World Health Organisation (WHO) and World Health Assembly (WHA), were critiqued on the basis that the regulations pose an enormous obligation for all but are “primarily developed to protect the health and welfare of developed nations” (Ross et al, 2015: 91). COVID-19 has laid bare errors in governance committed by the “global health leaders”, more than 80% of whom are nationals of high-income countries and half being nationals of the UK and the USA (Dalglish, 2020: 1189). Moreover, “85% of global organisations working in health have headquarters in Europe and North America; two-thirds are headquartered in Switzerland, the UK, and the USA.” (Dalglish, 2020:1189) And, consequently but short-sightedly, “the majority of the scientific and surveillance effort [is]focused on countries from where the next important EID is least likely to originate.” (Jones et al, 2008: 990)

This global power imbalance has had two important implications. First, ‘out of sight, out of mind’, including questions of what constitutes an epidemic worth looking into (Henig, 2020). And, second, the myopia blinding us globally to “the strengths of the COVID-19 [and other EID]response in Africa and Asia”, i.e. in some countries which have, despite limited resources, adopted measures perhaps “worth imitating.” (Dalglish, 2020: 1189)

Dynamics similar to those which takes place globally can be observed within a single country as well. For example, the UK’s government advisers are “narrowly drawn as scientists from a few institutions … [consequently they]took narrow a view and hewed to limited assumptions (Grey and MacAskill, 2020). Policy makers all around the world tend to have similar backgrounds (educated, middle- or upper-class background, dominant ethnic or religious group) – they “often unintentionally frame policy problems from a narrow world view, and often it is their own.” (Terranova, 2015:372) Expertise that exists in a number of marginalised spaces – e.g. local, indigenous knowledge – may thus be neglected. But it is precisely this type of knowledge and expertise – from various globally marginalised places – that has to be included if the fallacy of future personal exemption is to be addressed.

To strengthen this latest point, it is perhaps worth mentioning that in the 2019 Global Health Security Index, an assessment of 195 countries’ capacity to face infectious disease outbreaks – compiled largely by US-based experts – it is the USA which is ranked first in terms of overall preparedness score, followed by the UK, Netherlands, Australia and Canada (Cameron et al., 2019). In light of the devastating COVID-19 death rate and other policy failures in the US, the authors of the GHSI have since provided a further elaboration as to the “significant preparedness gaps” in the US (GHSI, 2020):

“The United States’ response to the COVID-19 outbreak to date shows that capacity alone is insufficient if that capacity isn’t fully leveraged. Strong health systems must be in place to serve all populations, and effective political leadership that instils confidence in the government’s response is crucial.”

It is beyond doubt that ‘leveraging capacity’, having a ‘strong public health system’ and ‘effective political leadership’ are all critical for any future pandemic preparedness and adequate response. But so is addressing the fallacy of future personal exemption which makes it less likely for wealthy and powerful nations and individuals to help address the root causes and drivers most commonly identified as being behind epidemics and pandemics outbreaks. Some of those drivers include (but are not limited to): poverty, inequity, violent conflict, inadequate public health provision, inadequate funding for prevention, the lack of an adequately integrated and well-funded ‘One Health’ global approach (WHO, 2017), environmental pressures and degradation, habitat destruction and human/host/reservoir interaction. Addressing the root causes and drivers behind epidemics is a monumental task but one which needs to be undertaken if we are to succeed in “coming together” (Brundtland, 2003) to prevent yet another global catastrophe.

 

Typhoid Mary 2.0 or all in the same storm

Alternatively, we are left with metaphors and narratives that externalise both the risk and the blame. For example, the poor (and ‘the other’) may be blamed for their ‘reckless’ behaviour – such as eating wild life, exploiting animals, or going back to unsanitary wet markets. This is akin to the blaming of the poor Irish immigrant to the US Mary Mallon some hundred years ago for her ‘persistence’ in working as a cook despite being an asymptomatic carrier of the highly contagious typhoid fever. To this day, instead of being a symbol of the refusal of the well-off to address the underlying conditions which made Mary Mallon (and others) forced to go back to the very same conditions that influenced the spread of the disease, she continues to be remembered as ‘Typhoid Mary’ – a killer of the affluent. Of course, if we are to prevent Typhoid Mary 2.0, 3.0, etc. we need to discard the fallacy of future personal exemption, as it makes many of us blind to the significance of minimising the previously mentioned drivers behind the spread of infectious diseases.

Being in the “same storm but not in the same boat” is the metaphor that probably best summarises the current situation. It is also important to point out the differential treatment different ‘boats’ (real and metaphorical) receive, depending on how close they are to wealth and power. Consequently, some were blind as to the possibility of luxury cruise ships being carriers of the dangerous diseases. This in turn led to numerous outbreaks of COVID-19, most notably in Japan and Australia: because how could Diamond Princess or Ruby Princess possibly be Typhoid Mary 2.0?

 

Present attention and fatalism: latest newsworthy issue and dodging the bullet

Yet more futures fallacies played a role in our collective lack of preparedness for COVID-19. The futures fallacy of present attention, for example, while helpful in futures issues framing, is also notable for its “narrow focus on the latest newsworthy issue” (AUTHOR, 2020a). Our cognitive biases influence us in a way that makes us tend to “assess the relative importance of issues by the ease with which they are retrieved from memory” (Kahneman, 2011: 8). And since “few of us have experienced a pandemic (such as COVID-19) … we [were]all guilty of ignoring information that doesn’t reflect our own experience of the world” (Horton, 2020a). Even when epidemics spread in some countries or regions of our common world, the rest of ‘us’ “kept on dodging a bullet [as]it was easy to attribute everyone else’s susceptibility to things that didn’t exist in our … way of life” (Henig, 2020, italics added). Those of us that “didn’t ride camels … eat monkeys [or]… handle live bats and civet cats in the marketplace” (Henig, 2020) – not being ‘complicit’, felt safe.

Such “biases of intuitive thinking” are apparent in “assigning probabilities to events, forecasting the future, assessing hypotheses, and estimating frequencies” (Kahneman, 2011: 8). As a consequence, pandemic preparedness and response in the public sector oscillate between cycles of ‘panic followed by neglect’ (WHO, 2017; Cameron et al., 2019; World Bank, 2017; UN, 2016). In other words, global panic during the latest potentially growing epidemic is usually followed by complacency and inaction when said epidemic subsides. Consequently, recommendations in relation to preparedness for future outbreaks are not implemented. As epidemic cycles wax and wane, due to the futures fallacy of present attention, over-reaction is followed by under-reaction, and much-needed consistency is found wanting. This, sadly, results in “a significant and preventable loss of life” (UN, 2016: 6).

The fallacy of present-attention is related to logical fallacies known as availability, attention or anchoring bias, which ignore or minimise phenomena that exist but cannot be remembered or retrieved with ease (AUTHOR, 2020a, 2020c). This may explain yet another finding by psychologists, as to why our ‘imaginations about the future’ are, by and large, ‘not particularly imaginative’ (Gilbert, 2007). We can see this in the frequency of risks framed in terms of the extrapolation of the present or recent situations. For example, the previously cited Global Risk Report by the World Economic Forum features pandemics as a major risk (amongst the top five) in 2007 and 2008 – in the aftermath of SARS 1 outbreaks – but not in the Global Risk Reports 2009-2019. 2013-2017 widespread Ebola outbreak is reflected in a number of “Futures Decks” during that period – decks used in workshops within the public policy sector. For example, here are concerns for the future, during the Ebola pandemic:

“Ebola mutates into a virus as contagious as the flu, creating a global pandemic.” (ForesighNZ, 2016)

“What if India is hit by Ebola? India has yet to be hit really hard by a global epidemic. India’s large population, inadequate health care and absence of a proper sanitation system would be hugely problematic in the face of something like Ebola.” (The Takshashila Future Deck, 2014)

And, in the aftermath of MERS, there were reports which:

“…focused on preparedness for a respiratory viral pandemic, with the Middle East respiratory syndrome (MERS) given as the specific disease of concern”. (ECDC, 2015)

As I argued in the previous futures fallacies articles (AUTHOR, 2020a, 2020c), all of the fallacies have some benefits as well. Arguably, the countries praised for having both a good level of preparedness as well as acting early and decisively on the warning signs were the ones with a fairly recent and similar epidemic experience with SARS 1. Despite, or perhaps more accurately, due to their proximity to where COVID-19 first originated, Taiwan, Japan, Singapore and Vietnam were all praised for successfully limiting the spread of the virus early on in the crisis. While certainly not being the only factor, the ability to imagine the spread of the virus in the future – either based on past experiences or the understanding that it can happen to ‘us’ as well – seemed to have been helpful.

 

Fatalism: letting it run

Another helpful approach was to NOT succumb to the futures fallacy of fatalism. Fatalism in the context of pandemic preparedness refers to a “feeling that sudden disease outbreaks will emerge in capricious ways as ‘acts of God’”. (Morse, 1993: 10) Fatalism is one of the oldest – indeed, millennia-long – discourses in relation to pandemics. It co-existed with other alternative explanations in the past, and so to this day it co-exists with the alternative discourses which provide different explanatory narratives and subsequently request different measures. The table below summarises some key pre-20th C pandemic discourses.

Table 1. Pre 20th C Pandemics

Examples Cause & death toll Explanatory narratives Measures
Antonine Plague, Plague of Justinian, Black Death/Bubonic Plague, Smallpox, Cocoliztli, Russian Flu, Cholera Viruses and bacteria

From 1million to 200 million

Dominant:

The wrath of gods/evil spirits

Devil’s work

God’s punishment

Appeasement of gods

‘Quaranta giorni’/40 days quarantine

Bleeding and purges

Early vaccination

Sanitation

Alternative:

“The Other” (foreigners, minorities)

The imbalance among ‘bodily fluids’ known as ‘humours’

Miasma – pollution theory

All of those discourses continued to play a role in relation to the general lack of preparedness and adequate responsiveness in the COVID-19 pandemic. Humours and miasma transformed into ‘balance’ and ‘toxins’ discourse within contemporary alternative and complementary medicine (Shapiro, 2020). They joined forces with some equally powerful long-standing metaphors such as ‘natural selection’ and ‘the survival of the fittest’. During the COVID-19 pandemic, they transformed once again, this time into the narratives of ‘only those with pre-existing conditions’ and ‘herd immunity’. The –building up ‘natural immunity’ and ‘letting it run’ narratives are seen by some to be ‘the only realistic approach’ in managing COVID-19. Moreover, their proponents believe that “the price of natural selection … [remains]ethically acceptable.” (Lederberg, 1993: 4) Whatever the case may be, such narratives endure because they tap into our general “difficulty to accommodate to the reality that Nature is far from benign”, or, at the very least it “has no special sentiment for the welfare of the human versus other species.” (Lederberg, 1993: 3) Their endurance is also related to the horror we feel when imagining “the emergence of new infectious agents as threats to human existence”, including viewing pandemic as a “recurrent, natural phenomenon.” (Lederberg, 1993: 3)

Since looking at that reality of human existence is difficult, an alternative approach was taken during late 20th and early 21st centuries. ‘Natural’ and ‘supernatural’ explanations have formed an alliance which has been undermining governments’ and public health sectors’ epidemic/pandemic responses – previous, current and planned. Concretely, the natural/supernatural alliance is commonly behind anti-vaccine or vaccine hesitancy stances as well as anti-isolation/protection measures such as quarantines and the wearing of masks. Unfortunately, given their resilience throughout human history, we can assume that they will continue to influence the pandemic response (or the lack thereof) in the future. However, fortunately, many alternatives to these narratives also exist. A detailed exploration of these alternative discourses is beyond the scope of this paper, which aims to help us better understand the lack of pandemic preparedness and adequate response. What will suffice here is to briefly raise a couple of dilemmas which are explored in the final section of this paper.

 

From war to syndemics

The main measures currently in place to contain the COVID-19 pandemic – isolation, physical distancing, and hygiene/sanitation – are the direct result of the paradigmatic victory of ‘germ theory’. However, a number of researchers have raised questions regarding the usefulness of the ‘man vs microbe’ (Garrett, 1996) narrative as well as its connection to military/war narratives. While perhaps useful for previous and current levels of preparedness and response, these narratives are increasingly seen as problematic for the future, for various reasons.

To start with, viewing EID challenges – by researchers, policy makers and general public – as a “battlefield where the final outcome may be some form of victory in the continuing battle against disease”, has been problematised because such discourse “fails to take into account broader socio-economic dynamics or a holistic systems perspective”. (Black, 2015: 138-139, italics added) Over the last several decades, some researchers have thus argued for the abandonment of such approaches and metaphors. Many have also argued for the rethinking of solutions which predominantly arise from an anthropocentric worldview. Seeing ‘humans at the centre of an environment’ that contains microbes which should be eradicated so as to assure ‘infection-free’ human survival is, they argue, not only short-sighted, it is also “probably impossible” (Wilson, 1994). These researchers have argued for an alternative, eco-centric view instead, one which “envisions the human as one of many species eating, assisting and competing with each other in a world where many processes are cyclical or waxing and waning and evolving.” (Wilson, 1994, italics added) Like most other living organisms, microbes are ‘opportunistic’; they “thrive in the undercurrents of opportunity that arise through social and economic change, changes in human behaviour, and catastrophic events such as war and famine.” (Krause in Morse, 1993: xii, italics added) So instead of, or in addition to, waging full-fledged wars against them, perhaps a better approach would be to minimise those undercurrents of opportunities.

The narrative and metaphor that best expresses this alternative and emerging approach is probably the one of “syndemics” (Merrill, 2009). In a nutshell, the syndemics approach encourages focus “not just on disease interactions but on the fundamental importance of the social conditions that foster disease clustering and interfaces.” (Merrill, 2009: 16) The syndemics approach no longer construes an infections disease purely in terms of the notion of the “organism as a closed … self-contained, independent … unit and of the hostile causative agents invading it.” (Fleck cited in Merrill, 2009: 19) It has become fairly obvious by now that COVID-19, like most other infectious diseases, has disproportionally affected those with ‘underlying conditions’. Underlying conditions, or an array of non-communicable diseases, for their part, cluster “within social groups according to patterns of inequality deeply embedded in our societies.” (Horton, 2020b) The syndemic perspective, therefore: “… does not stop with the consideration of biological connections (myriad, complex, and fascinating as they may be), because in the human world disease develops within and is significantly influenced by the social contexts of diseases sufferers”. (Merrill, 2009: 21) Rather, this perspective provides a conceptual framework for “understanding diseases or health conditions that arise in populations and that are exacerbated by the social, economic, environmental, and political milieu in which a population is immersed.” (The Lancet, 2017: 881)

Perhaps COVID-19 will provide opportunities to move away from an anthropocentric worldview and the battlefield-based germ metaphors. Ideally, it may even help us address major issues such as “global warming, environmental degradation, global health disparities, human rights violations, structural violence, and wars [all of which]exacerbate syndemics with damaging impacts on global health.” (Hart and Horton, 2017: 888) This will require integration of multidisciplinary, including social science, research “into models of infectious disease emergence and evolution” (Morse et al, 2012: 1959) in order to better understand pandemics. And it will require the integration of data with narratives, metaphors as well as community input (Next Strain, 2020).

Conclusion

“Some may say that AIDS has made us ever vigilant for new viruses. I wish that were true. Others have said that we could do little better than to sit back and wait for the avalanche. I am afraid that this point of view is much closer to the reaction of public policy and the major health establishments of the world, even to this day, to the prospects of emergent disease.” (Lederberg, 1993, italics added)

Based on the investigation in this paper, we can assume that the public sector will continue to be impacted by futures fallacies well into the post-COVID era. To what degree this will be the case will depend on the type of narratives, including metaphors, we choose. To clarify two basic choices, the following table recaps the metaphors discussed in this article.

Table 2. Key Narratives and Metaphors

Lack of Preparedness Improved Preparedness
Nobody knew It’s just a matter of time
Never before Pandemics as certain as death and taxes
Who would have thought? Time is running out; Use time wisely
Panic or neglect Ever vigilant
Sit back and wait for the avalanche If you fail to plan, you plan to fail
Let it run Infection-free utopia
Just the flu New disease, new approach
Acts of God Man vs microbe
Survival of the fittest Germ theory
Natural selection One Health: human, animal and environment
Herd immunity Awaiting vaccination
The next big one Act now
The boy who cried wolf Responding to the signals amidst the noise
Damned if you do and damned if you don’t Governments and citizens
Out of sight, out of mind All in this together
Dodging a bullet Battlefield
Not me and not ‘us’ All of ‘us’ are vulnerable
Nation as organism Emerging viruses know no country
Typhoid Mary Removing undercurrents of opportunity
Kung flu Same storm, different boats
China virus Coming together
Only those with pre-existing conditions Syndemics

The table is based on narratives and metaphors that circulated prior to and during the COVID-19 pandemic. Those on the left tend to decrease our agency, our ability to act. Those on the right tend to enhance our preparedness. The analysis is limited to publications in English and it would be of use to analyse narratives within different linguistic and cultural settings. More narratives and metaphors will certainly emerge as the pandemic evolves. Debates about the best use of (always limited) resources, as well as what are the most effective ways to address root causes of the specific emerging infectious diseases, will continue.

Finally, key recommendations already published in numerous government documents as well as in expert/scientific papers will be critical in how we collectively respond to the consequences of COVID-19 as well as how well we start preparing for the next pandemic. In this process, the choice of overarching narratives and key metaphors will be critical. Carefully chosen narratives and metaphors can enhance the ability to prepare for future pandemics. They can help ensure that we move toward a world where doing nothing moves to a syndemics-type approach. That is, we see ‘us’ – humans and nature – all in this together, as we co-evolve. Alternatively, unhelpful narratives and metaphors will continue to contribute to future realities in which most of us are ill-prepared or only a few of us are ready. In that scenario we continue to commit futures fallacies. Thus, the key question for the future is whether we can create and collectively choose stories that help us not only prevent EIDs but also create a better, more equitable and all-round healthier planet.

Acknowledgements

The research reported in this article was supported by the First Futures Research Grant, awarded by the Prince Mohammad Bin Fahd Center for Futuristic Studies (PMFCFS) and World Futures Studies Federation (WFSF). Its content is solely the responsibility of the author.

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La pandemia que viene desde el 2014

Comments off

Gerardo Sifuentes

El siguiente artículo sobre la investigación de enfermedades epidémicas la escribí para la edición de febrero 2014 de la revista Muy Interesante México.

Las últimas pandemias y brotes infecciosos han mostrado la vulnerabilidad de los sistemas de salud del mundo y la incapacidad de predecir o prevenir estos eventos. Quizá un cambio de mentalidad podría ser significativo.

Afinales de la década de 1970 Charles Monet vivía en una choza a orillas del río Nzoia, en el oeste de Kenia, a escasos kilómetros del Valle del Rift. Las investigaciones sobre su muerte revelaron que el día de Año Nuevo de 1980 el francés visitó una cueva infestada de murciélagos conocida como Kitum y ubicada en el Monte Elgon, un volcán extinto. El 8 de enero Monet comenzó a sentir malestar en todo el cuerpo y, tras una semana de fiebres y vómito sanguinolento, falleció en el Hospital Nairobi de la capital de Kenia. Los médicos no sabían qué le había sucedido; la autopsia registró que sus órganos internos estaban destruidos pero no llegó a una conclusión definitiva sobre el dramático y abrupto final. Durante la intervención hospitalaria Monet había sufrido convulsiones y en una de ellas escupido sangre, cuyas gotas salpicaron al doctor Shem Muzoke, contagiándolo del extraño padecimiento, esto porque el 24 de enero comenzó a mostrar los mismos síntomas que su paciente fallecido. Al sospechar que se trataba de un virus, otro especialista del lugar, David Silverstein, envió muestras de sangre de Muzoke al Instituto Nacional de Virología en Sandringham, Sudáfrica, y a la sede de los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades de Estados Unidos (CDC) en la ciudad de Atlanta. A las 2:00 de la madrugada del día siguiente, Silverstein recibió una llamada urgente desde Sudáfrica: Muzoke había dado positivo al llamado virus de Marburgo, que causa en el ser humano una fiebre hemorrágica grave y del que por entonces no se sabía mucho. Ahora se le ha identificado como huésped natural de los murciélagos de la fruta (Rousettus aegypti), quienes lo transmiten a los seres humanos. A la fecha, a decir de la Organización Mundial de la Salud, no hay vacunas ni tratamientos específicos en su contra. El virus es miembro de la familia Filoviridae (filovirus), al que también pertenece el del ébola. “Aunque son causadas por virus diferentes, las dos enfermedades (las fiebres hemorrágicas de Marburgo y del ébola) son similares desde el punto de vista clínico. Ambas son raras, pero pueden ocasionar brotes dramáticos con elevadas tasas de letalidad.” Los efectos del virus de Marburgo han sido comparados con los ocasionados por una alta dosis de radiación nuclear: daña todos los tejidos del cuerpo, atacando en particular a los órganos internos, tejido conectivo, intestinos y piel. Fue detectado por primera vez en 1967 en el laboratorio Behring Works de Alemania –los virus reciben el nombre del lugar donde se les descubre, en su caso la antigua ciudad alemana de Marburgo–, donde se experimentaba con monos verdes africanos (Chlorocebus sabaeus), importados de Uganda. El virus provoca hemorragias por todos los orificios del cuerpo y quienes sobreviven, tras dolorosas jornadas, quedan calvos; su cabello muere desde la raíz, desprendiéndose en mechones, como si hubieran recibido una dosis radiactiva. Además, durante la recuperación los pacientes pierden varias capas de piel del rostro, manos, pies y genitales. Esta última zona y los ojos, por alguna razón inexplicable, son las más afectadas por el virus. Silverstein de inmediato solicitó a las autoridades sanitarias mantener en cuarentena al hospital, reteniendo a 67 personas –la mayoría empleados–, entre ellas a las enfermeras y médicos que atendieron tanto al francés Monet como al doctor Muzoke. Afortunadamente el virus no los alcanzó, e incluso el propio médico pudo sobrevivir para contar su traumática experiencia y convertirse en uno de los más destacados profesionistas de su país. Muestras de sus sangre infectada fueron enviadas a varios laboratorios médico-militares del mundo y desde entonces esta cepa del virus de Marburgo es conocida como cepa Muzoke.

El anterior caso es tan sólo un extremo de lo que puede suceder ante la presencia de un patógeno desconocido pero que está latente. Aún queda el precedente de la infame pandemia de influenza que padecieron México y otros países en 2009, y que datos conservadores estiman costó la vida a 280,000 personas en todo el mundo; un caso único desde la histórica pandemia de gripa de 1918. Pero más allá de las medidas sanitarias que se tomaron, hoy existe una suerte de carrera para anticipar el siguiente fenómeno epidemiológico y estar preparados para sofocarlo desde sus primeros atisbos.

Salvajes y domésticos

Durante millones de años los miembros de tribus cazadoras y recolectoras padecieron las mismas enfermedades que otros primates, sin embargo la llegada de la agricultura y el paso al sedentarismo hace 11,000 años provocaron cambios paulatinos en el organismo humano y su ambiente; ahora los virus podían sobrevivir entre comunidades más numerosas, cuyas condiciones sanitarias eran limitadas. En la actualidad más de la mitad de las enfermedades infecciosas que conocemos se originaron con microbios que habitan en diversos animales; 60% de las enfermedades infecciosas humanas son zoonóticas (resultado de la transmisión a humanos de patógenos de otras especies animales) y 75% de las enfermedades emergentes se originan también en las criaturas salvajes. Un ejemplo moderno es la pandemia de VIH, que comenzó trasladándose de monos a chimpancés y posteriormente, por el contacto de su sangre con heridas abiertas y consumo directo de su carne, pasó a los humanos.

Bajo esta línea de investigación, durante las últimas décadas los epidemiólogos se han dado a la tarea de estudiar no sólo a los animales silvestres, sino también a sus contrapartes domésticas. Para ello analizan a los microbios contenidos en estas criaturas así como a las personas que están en contacto frecuente con ellas; el propósito es detectar con el tiempo suficiente enfermedades infecciosas emergentes para evitar que se conviertan en pandemias. Sin embargo la modernidad es también una herramienta para estos microbios, pues debido a la intensa comunicación entre las poblaciones humanas, por vía terrestre o aérea, las nuevas enfermedades tienen bastantes posibilidades de expandirse y convertirse rápidamente en pandemias, así provengan de manera directa de los animales salvajes, como el citado VIH, o de modo indirecto, mediante el paso de animales salvajes a los domésticos, y luego a nosotros, como algunas cepas de la gripe.

Contacto estrecho

Las enfermedades infecciosas han cambiado el curso de la historia, de ahí la importancia de controlarlas o contener en lo posible. Entre los casos más significativos están la conquista europea de América y de las islas del Pacífico, donde las poblaciones indígenas no contaban con anticuerpos para enfrentar a padecimientos como la viruela; en contraparte, las ambiciones de los europeos de conquistar los trópicos fueron continuamente frenadas por las afecciones oriundas de estas zonas, como fue el caso de las compañías francesas que intentaron construir el Canal de Panamá pero la malaria fue más fuerte que ellas. Es muy citado el fracaso de la invasión de Napoleón a Rusia a inicios del siglo XIX a causa del tifus diseminado entre sus tropas. Ahora los biólogos evolutivos reconocen que las enfermedades infecciosas, la principal causa de morbilidad y mortalidad humana, han ejercido fuerzas selectivas importantes en nuestros genomas, de modo que algunos microbios han olvidado a sus antepasados salvajes y se han habituado durante generaciones a nuestro organismo.

En opinión de Nathan D. Wolfe, primatólogo de la Universidad de Harvard y fundador de la Global Viral Forecasting Initiative (GVFI), “la razón más común de que los virus de la fauna silvestre hagan el salto a la gente, es que nosotros y nuestros animales llegan a tener un contacto más estrecho con la vida silvestre a través del comercio de especies salvajes o la intensificación de la actividad agrícola”. Su organización busca precisamente identificar in situ cualquier brote epidemiológico para alertar a las autoridades y contenerlo lo más rápido posible. Por ello, Wolfe pasa largas temporadas en África y Asia, dentro de comunidades rurales o mercados limítrofes, en los que el consumo de proteína animal o contacto directo con las secreciones (excremento, saliva, sangre) pueden convertirse en un medio de transmisión peligroso.

De este modo el investigador ha identificado cinco etapas en la transformación de un agente patógeno de los animales a uno que se especializa en atacar a los humanos. En la primera, el agente vive solamente entre los animales. En la segunda, puede ser transmitido a una persona a partir de un solo animal. En la etapa tres el germen se transmite a varios humanos, pero también se puede propagar durante corto tiempo antes de extinguirse. Una vez que el agente llega a la etapa 4, hay la posibilidad de brotes más largos entre los humanos. En el momento en que alcanza la etapa 5, se ha convertido en un patógeno exclusivo de los humanos y ya no utiliza a un huésped animal; los patógenos en las dos últimas etapas tienen el potencial de causar muertes masivas. Pero no existe una progresión inevitable de los microbios de la etapa 1 a la etapa 5; en cada una muchos microbios permanecen atrapados, y los agentes de casi la mitad de las 25 enfermedades importantes que han sido analizadas por la GVFI no han llegado a la fase 5 .

A veces pasa que un microbio que está presente en animales, y que nunca se ha detectado en los humanos en condiciones naturales, logra infiltrarse dentro de las tecnologías modernas que permiten transferirlo inadvertidamente, por ejemplo la transfusión de sangre, el trasplante de órganos o las agujas hipodérmicas. Tal caso podría incluirse dentro de la primera etapa. Otro ejemplo son los plasmodios de la malaria, que tienden a ser específicos de una especie hospedadora o en un grupo estrechamente relacionado de la especie hospedadora. En la segunda etapa especificada por la GVFI, un patógeno de los animales puede ser transmitido en condiciones naturales de éstos a humanos (infección primaria), aunque no sea transmitido entre humanos (infección secundaria). Algunos ejemplos son el ántrax o los bacilos de la tularemia, el virus de la rabia o el virus del Nilo occidental. En la tercera etapa, los patógenos para los animales pueden sufrir sólo unos ciclos de transmisión secundaria entre grupos humanos, por lo que los brotes ocasionales provocados por una infección primaria pronto se extinguen. Tal es el caso del ébola, el virus de Marburgo y del virus de simio espumoso (SFV). Estas etapas se relacionan también con distintos tipos de contagio. Dentro de los márgenes del entorno natural, la enfermedad de Chagas y la fiebre amarilla son ejemplos de un tipo de transmisión de ‘ciclo selvático’: aquellas personas que se internen en esta clase de ambientes tendrán contacto directo con los patógenos en su estado natural, para los cuales no cuentan con ningún tipo de defensa. Por otro lado, la fiebre del dengue en las zonas boscosas de África occidental y el sudeste de Asia constituyen un ejemplo de transmisión directa, en la que los intermediarios son los moscos, insectos vectores. Una propagación más intensa entre humanos se puede observar en casos de influenza A, cólera, tifus y la enfermedad del sueño africana. Cuando se trata de un patógeno exclusivo de los humanos, es que se ha pasado por alto la frontera de nuestra resistencia; un ejemplo son los agentes causantes de la malaria por Plasmodium falciparum, sarampión, paperas, rubéola, viruela o la sífilis.

Donaciones animales

Pero tampoco hay que alarmarse demasiado; es preciso aclarar que la mayoría de los patógenos de animales no se transmiten a los humanos; es decir, ni siquiera pasan de la etapa 1 a la 2. La probabilidad de una infección cruzada entre especies disminuye considerablemente al aumentar la distancia filogenética (relación evolutiva) entre el huésped existente y el nuevo; de ello dependen las características de un microbio, tales como su capacidad para generar variabilidad genética, o para superar las barreras moleculares de nuevos huéspedes potenciales. Esto explica por qué una especie huésped animal puede o no convertirse en una fuente de infección en los humanos.

Un ejemplo lo encontramos en los chimpancés, que suelen tener cierto contacto con los humanos –al menos más que otras criaturas salvajes–; ellos han ‘regalado’ a la humanidad numerosas zoonosis y algunas enfermedades humanas ya establecidas (sida y posiblemente hepatitis B) debido a su estrecha relación filogenética con los humanos. De la misma manera, a pesar de su gran distancia filogenética con el hombre, muchas de nuestras zoonosis y es probable que dos de nuestras enfermedades establecidas más conocidas (peste o el tifus) se han adquirido desde los roedores, debido a su abundancia y frecuentes encuentros en el interior de las viviendas. También vale recordar que buena parte de nuestras enfermedades han sido adquiridas a través del ganado doméstico. Por el contrario, los elefantes y los murciélagos no son conocidos por haber donado directamente alguna enfermedad establecida, y rara vez donan zoonosis, pues no sólo guardan una gran distancia filogenética con nosotros, también hay pocos encuentros con ellos además de tener relativamente poca población. Casos excepcionales son el síndrome respiratorio agudo severo (SARS ) y el virus de la rabia: mientras que los murciélagos pueden de hecho ser el reservorio principal del SARS y muchas otras, las infecciones humanas por estos virus se adquieren sobre todo de animales que sirven como huéspedes intermediarios que con frecuencia tienen contacto con los humanos (por ejemplo los cerdos domésticos y animales salvajes como las civetas, que en China se venden como alimento).

Si queremos parecer paranoicos, recordemos que los avances modernos no sólo han facilitado la vida de los hombres, también la transmisión de las enfermedades. Aquí podemos incluir la transfusión de sangre (hepatitis C), el comercio de carne de animales silvestres (retrovirus), la producción industrial de alimentos (encefalitis espongiforme bovina), los viajes internacionales (cólera, influenza), el uso de drogas por vía intravenosa (VIH) e incluso la contaminación de una vacuna (virus de simio 40, SV40). Los animales domésticos han legado varias enfermedades (difteria, influenza A, sarampión, paperas, tos ferina, rotavirus, viruela, tuberculosis); otras más probablemente provienen de los simios (como la hepatitis B) o roedores (peste, tifus), mientras algunas resultan de fuentes aún desconocidas para la ciencia (rubéola, sífilis, tétanos, fiebre tifoidea).

Sospechosos comunes

El 13 de junio de 2012 un hombre de negocios oriundo de Bisha, Arabia Saudita, fue admitido en un hospital privado de Jeddah, en el este del país. Llevaba una semana con fiebre y dificultades para respirar. Once días después murió por fallo pulmonar y renal. Se trató del primer caso registrado de lo que hoy se conoce como MERS-CoV (Síndrome Respiratorio por Coronavirus de Oriente Medio). A la fecha [FEBRERO 2014] otras 126 personas han resultado afectadas, de las que 53 han fallecido, aunadas a otros 30 pacientes oriundos de Qatar, Oman, Francia, Italia, Jordania, Túnez, Emiratos Árabes, Reino Unido y Kuwait (13 de los cuales han muerto).

A decir de los CDC de Estados Unidos, los coronavirus (CoV) son comunes en todo el mundo. Aunque unos cuantos sólo llegan a causar enfermedades respiratorias menores, otros provocan enfermedades hepáticas y neurológicas, encontrándose algunos casos severos en animales. Además de los seres humanos, los pájaros, gatos, perros, cerdos, ratones, caballos y hasta ballenas, entre otras especies, cuentan con variantes de ellos sin que presenten mayor problema. “Los coronavirus llevan su nombre por las puntas en forma de corona que tienen en su superficie”, explica la OMS. “Son virus comunes que la mayoría de las personas contraen en algún momento de sus vidas. Por lo general causan enfermedades leves a moderadas de las vías respiratorias superiores… generalmente sólo infectan a una especie animal o, como mucho, a un pequeño número de especies estrechamente relacionadas. Sin embargo, el coronavirus del SARS puede infectar a personas y animales, incluidos los monos, las civetas de palmera del Himalaya, los mapaches, gatos, perros y roedores.” Se sabe que cuatro CoV respiratorios –coronavirus humano (HcoV) 229E, OC43, NL63 y HKU1– son endémicos. En 2003 un coronavirus desconocido fue el que ocasionó el brote de SARS. El causante del MERS-CoV es diferente también; provoca síntomas de fiebre, tos y dificultad para respirar, y casi la mitad de los pacientes muere; un dato clave es que éste es muy similar a los que podemos encontrar en murciélagos.

Estos quiróptedos son reservorios de virus capaces de provocar enfermedades humanas, incluyendo el de la rabia, Hendra, Nipah, Marburgo, el síndrome respiratorio agudo severo y probablemente las variedades de virus ébola. La transmisión entre especies de estos animales a humanos puede ser directa, a través del contacto con los especímenes infectados o con sus excrementos, o facilitada por huéspedes intermediarios –una línea de investigación sobre el MERSCov apunta a los camellos–. Han sido encontrados CoVs relacionados con el MERS en muchas familias de murciélagos, incluyendo Vespertillionidae, Molosidae, Nyteridae y Emballonuridae oriundos de África, las Américas, Asia y Europa.

Tras los casos registrados en Arabia Saudita, el Ministerio de Salud de aquel país, el Centro de Infección e Inmunidad de la Universidad de Columbia (EUA) y la organización Alianza Ecosalud, llevaron a cabo una investigación para rastrear el posible origen del CoV. El equipo entrevistó a la familia del hombre de negocios de Bisha y ‘peinó’ la zona en un radio de 12 kilómetros de su hogar, y un kilómetro en los alrededores de su lugar de trabajo. En las entrevistas ni los familiares, vecinos, ni los empleados y compañeros de labores recordaron haber visto murciélagos en mucho tiempo; algunos manifestaron que nunca habían visto este tipo de criaturas en su vida. Sin embargo, los quiróptedos fueron encontrados; un huerto abandonado de palmeras datileras cerca de su casa servía como refugio de varios de estos animales, además de pozos y ruinas abandonados, donde se encontraron muestras de guano. En los atardeceres fueron vistos varios murciélagos insectívoros en el patio trasero de la ferretería donde el hombre trabajaba. Durante tres semanas, entre octubre de 2012 y abril de 2013, fueron capturados con redes y trampas especiales 96 murciélagos que pertenecían a 7 especies (Rhinopoma hardwickiiRhinopoma microphyllumTaphozous perforatusPipistrellus kuhliiEptesicus bottaeEidolon helvum y Rosettus aegyptiacus). Cada ejemplar fue medido en su morfología y se tomaron muestras de saliva, sangre y heces fecales, además se colocaron lonas en los refugios para recolectar el guano –en cuevas y otros sitios– en los alrededores de las ciudades de Bisha, Unaizah y Riad, la capital de Arabia Saudita. Todas las muestras fueron almacenadas en nitrógeno líquido y enviadas a Riad para su almacenamiento a -80 ° C, antes de ser transportados a la Universidad de Columbia en Nueva York, en nitrógeno seco.

Los resultados del estudio revelaron que, aunque existía una gran variedad de CoV entre los ejemplares, sólo uno, T. perforatus, dio positivo al examen de MERS-CoV; sin embargo,

debido al tamaño de la muestra, el resultado no fue concluyente para atribuirle la ‘responsabilidad’ de la última pandemia grave en los últimos años. Otros estudios al respecto continúan en curso.

Prevenir antes que lamentar

Las enfermedades infecciosas que en la actualidad afectan al mundo están directamente relacionadas con el comportamiento humano moderno; son un reflejo de lo que somos, lo que hacemos y cómo vivimos e interactuamos con otras personas, los animales y el ambiente. Cuesta trabajo creerlo pero –en opinión compartida por la GVFI– son adquiridas como resultado directo de nuestro comportamiento y estilo de vida, actividades sociales, viajes y transportes, relaciones sexuales, ocupación profesional, actividades deportivas y recreativas, lo que comemos y bebemos, el trato a nuestras mascotas y ganado, hasta la manera como cuidamos de los enfermos en los hospitales y otros entornos de atención sanitaria. Al combatirlas tenemos que pensar que estas enfermedades también están íntimamente relacionadas con nuestro sistema inmunitario, el cual ha evolucionado durante millones de años en un sofisticado mecanismo de defensa diseñado para protegernos contra microbios. Más que tomar medidas de contención –por supuesto el apoyo a la investigación científica no debe menguar–, fomentar una cultura de prevención y tomar conciencia de nuestros malos hábitos y vigilar los de aquellos que tienen contacto con animales resulta un factor importante para estar preparados. Aunque esta tarea puede lucir difícil, pensemos de nuevo en los giros históricos que han ocasionado las pandemias. Nuestro país sufrió el embate de la gripe porcina en 2009 y, aunque la respuesta fue óptima, no se debe bajar la guardia, además de mejorar los procesos y métodos de contención. Mientras esto se escribe [Enero 2014] se han reportado nuevos casos de gripe aviar H7N9 en Hong Kong y en la provincia de Guangdong, en China, donde al menos uno ha resultado en fatalidad. Lo único en lo que hay plena certeza es que la preparación, la educación civil y una correcta formación de profesionales de la salud podrá evitar una catástrofe.

Recomendación de lectura:

The Hot Zone: A Terrifying True Story, de Richard Preston. 1994. Random House.

The Viral Storm: The Dawn of a New Pandemic Age, de Nathan D. Wolfe. 2011. Penguin Books.

WRITTEN BY

Gerardo Sifuentes  Science Journalist, Editor, Author, Science Fiction Prototyping

Futuro: Una nueva normalidad

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Juan Carlos Mora Montero  email: jcmora1971@gmail.com | Jueves 14 mayo, 2020

En los últimos días y semanas, se ha visto la palabra una “nueva normalidad” estar presente y tomar posición en la gran mayoría de los conversatorios virtuales y publicaciones relacionadas con cómo será la dinámica de la sociedad una vez que se cuente con una vacuna efectiva contra este virus y se pueda retomar la confianza para “volver a brindar”.

No obstante, muy pocos han sido tan osados como para plantear una definición de qué se entiende o cómo será esa nueva normalidad. La mayoría continúa haciendo proyecciones de la caída del PIB, la desaceleración de las economías o la caída de las remesas. Pero estos movimientos de indicadores están ocurriendo hoy, es lo que los estudiosos de futuro estadounidenses llaman en sus diagramas del devenir “now”.

Este “ahora” que vivimos nos va a determinar en mucho la nueva normalidad. Es decir, entre más “lastimadas” queden las economías, más mancillada quede la voluntad de las personas para mirar hacia el futuro, más fortalecida se presente la solidaridad entre personas y países, entre otras cosas; diferente serán las características que tome la nueva normalidad.

El Rey de Jordania (Abdulallah II) escribió hace unos días que existen “muchos optimistas” que consideran que después de la pandemia reconstruiremos y volveremos al punto donde se estaba antes de ser afectados por esta. Otros en cambio aseguran que nada volverá a ser como antes.

Ambas posturas, desde el punto de vista de la prospectiva, representan escenarios posibles del futuro. La nueva normalidad es a los ojos de la prospectiva, un conjunto de imágenes de futuro que varían una de otra según los niveles de afectación que tenga la pandemia sobre la dinámica y funcionamiento de la sociedad como sistema en el “ahora”.

¿Cómo proceder a construir esa imagen de futuro que denominamos la nueva normalidad? El primer punto es definir qué es y cómo es la normalidad en la que vivíamos antes del impacto de la pandemia que para algunos es un cisne negro y para otros ya se veía venir. Un segundo paso sería establecer el nivel de afectación que ha tenido nuestra normalidad. Esta afectación, de acuerdo con nuestra consideración de escenarios posibles, está en función de qué tan pronto se cuente con una vacuna efectiva contra el virus; es decir, si la vacuna se tuviera en los próximos ocho meses o si se tuviera en 24 meses, la afectación sería considerablemente diferente.

A partir de esos dos elementos da inicio el proceso de construir las imágenes de futuro que representarían la nueva normalidad.

Para Santos de Moráis (2020), dentro de una normalidad encontramos formas de vivir, de producir, de consumir, de convivir que son propias de cada sociedad. Pero podría agregarse a lo que plantea Santos de Moráis que también encontramos formas de relacionarnos con la naturaleza, de concebir el futuro, de concebir el bien común, entre otras.

La afectación de la pandemia sobre esas formas de interacción social propias de la normalidad en que vivíamos, como se ha indicado anteriormente, podría ser desde muy alta hasta poco alta, según sea el tiempo que duremos en contar con esa vacuna, la capacidad y claridad de la conducción de la crisis y las fortalezas que tengamos como país a nivel de sistema de salud y solidaridad en las crisis.

De esta forma, el conjunto de la sociedad va iniciar su proceso de adaptación a la nueva normalidad. ¿Cuánto durará ese proceso de adaptación? La adaptación a nuevas normalidades a lo largo de la historia, ha tenido al menos dos grandes variantes. Una es cuando el factor que generó la nueva normalidad, que puede ser positivo o negativo, no se produjo en forma de “shock” sino que se fue manifestando de manera gradual; por ejemplo el cambio tecnológico, la revolución industrial, incluso el cambio climático. La otra es cuando el factor de cambio de normalidad se produce de “shock”; como es el caso de esta pandemia; porque aunque habían algunas “señales débiles” de que podría pasar, no nos convencieron de irnos preparando.

Ambas formas de manifestarse que toman los factores de cambio (gradual o “shock”) generan nuevas normalidades y hoy siguiendo el concepto de futuro de Aristóteles, puede afirmarse que lo que seamos después de la pandemia lo podemos diseñar y construir nosotros como sociedad y no necesariamente ser víctimas del futuro.

Esta condición de que la voluntad humana puede deparar mejores futuros, nos da la oportunidad de corregir actuaciones que tenemos como sociedad que son inaceptables. Algunos ejemplos de esas actuaciones en tiquicia podría ser la cultura del tránsito vehicular, la cultura del teletrabajo, la contaminación ambiental, el cambio climático, entre otras.

Aprovechemos este lienzo casi en blanco que representa el futuro y construyamos uno mejor.

Juan Carlos Mora Montero, Prof. EPPS-UNA

Fuente: https://www.larepublica.net/noticia/futuro-una-nueva-normalidad

¡CARTA AL CORONAVIRUS!

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Que hemos aprendido de esta crisis pandémica

 Arsam Futurista Gen Z Futurists

Recibida el 9 de mayo de 2020

 

Los seres humanos son miembros de un todo,

en la creación de una esencia y de un alma.

Si un miembro está afligido por el dolor,

 los demás miembros seguirán inquietos.

                                                        Sa’adi Shirazi

 

Mi padrastro, Dana, leyó este famoso poema del gran poeta persa, Sa’adi Shirazi hace unos días, cuando mi madre, Mina y yo estábamos hablando sobre los aspectos positivos del Coronavirus.

Estábamos cansados de escuchar noticias malas y negativas sobre este problema, así que decidimos hablar del lado bueno de este problema global.

Cuando hablaba de cómo el Coronavirus hizo que los padres se quedaran en casa y pasaran más tiempo con sus hijos, mi madre dijo: ¿por qué no escribes los aspectos positivos de este desafío global para que podamos recordar y ver los resultados positivos en cada problema, para los negativos tenemos suficientes medios!

Pensé que sería una buena idea escribir una carta al Coronavirus y hablar de lo que nos ha enseñado.

Esta carta es una colección de algunas ideas de las que hablamos esa noche.

Querido Coronavirus,

No estamos contentos de tenerte como un invitado no invitado a nuestro planeta hogar ya que hemos perdido miles de nuestros seres queridos y millones de trabajos en todo el mundo, pero quiero compartir mis ideas de lo que hemos aprendido de tu presencia en estos 4 meses.

Los humanos hemos demostrado que no aprendemos realmente una lección hasta que sentimos una fuerza más poderosa que nos hace aprender nuestras lecciones. Perdemos nuestro tiempo,  dinero, energía, salud, relaciones y a veces nuestra vida para aprender algunas lecciones importantes en nuestra vida.

Viniste a nuestra vida para enseñarnos las lecciones más importantes de la vida:

  • Nos enseñaste que cuando hay un problema global en el mundo, sin importar nuestro género, color, creencia, pasado, presente y futuro, puede perjudicarnos a todos, así que tenemos que ser menos egoístas y más considerados.
  • Nos enseñaste que podemos ser destruidos por nuestras manos, podemos destruir el punto azul pálido; la tierra, el único hogar que tenemos hasta ahora por la sobreproducción y el sobreconsumo. le diste una oportunidad a nuestro hogar para respirar y curarse a sí mismo de nuevo incluso por un corto tiempo. hay suficientes fuentes para todos nosotros si lo compartimos con otros, así que consumamos menos y seamos más generosos.
  • Nos enseñaste que tener una conexión de Internet de 5G no nos hará más conectados, sólo conecta más cosas más rápido que antes, así que es mejor tener menos conexiones, pero estar más conectados.
  • Nos enseñaste que los niños y la mayoría de los padres no necesitan levantarse a las 7 de la mañana y pasar horas en el tráfico para ir a la escuela o al trabajo. Pueden pasar más horas juntos y aun así aprender y practicar más habilidades en casa, y los padres pueden hacer su trabajo en línea, así que pasemos menos horas en el tráfico y más con nuestras familias.
  • Nos enseñaste que nuestras antiguas creencias pueden estar equivocadas sin importar si las mantenemos por miles de años. Nos mostraste que los dioses son incapaces de luchar con el poder de la naturaleza y que ningún lugar o persona es tan importante como para no poder infectarlos. Así que seamos menos seguidores y pensemos más críticamente.
  • Nos enseñaste que lo único que funciona y hoy en día todo el mundo espera sus descubrimientos es la ciencia. Ahora entendemos que en esta era de la información, la ignorancia es una elección así que seamos menos ignorantes y más educados.
  • Usted nos enseñó que las mujeres pueden manejar mejor la crisis y los desafíos globales, porque son madres y naturalmente futuristas que pueden ver y entender los futuros mucho mejor. Es el momento de confiar en las mujeres y tener menos hombres políticos y más mujeres líderes
  • Nos enseñaste que estudiar sobre los futuros puede ser más importante que centrarse en el pasado. El futuro ya no es el mismo que nuestro pasado, así que centrémonos menos en el pasado y creemos los mejores futuros para todos.

Querido Coronavirus,

Si realmente aprendemos las lecciones que nos has enseñado arriba, debo decir que ya no serás nuestro huésped en nuestro planeta hogar, de lo contrario te quedarás aquí con nosotros y pagaremos por ello.

Esperando su partida de la Tierra,

 

Daminarsam desde Teheran

(Dana Padrastro, Mina Mama, Arsam joven futurista iraní miembro WFSF)

 

 Traducción realizada por Lucio Henao Proseres.com del original en inglés del sitio de GenZ futurist

En vez de pronósticos hagamos renósticos

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En vez de pro_nósticos hagamos re_nósticos

Un pronóstico de la Corona al revés: O cómo nos sorprenderemos cuando la crisis haya «terminado»

Nota: Este texto puede ser impreso libremente con el crédito a www.horx.com  y www.zukunftsinstitut.de

Traducción realizada por luciohenao proseres.com del original inglés en https://www.horx.com/en/48-the-post-corona-world/ 05/09/20

En este momento me preguntan a menudo cuándo «terminará» Corona y cuándo volverá todo a la normalidad. Mi respuesta es: nunca. Hay momentos históricos en los que el futuro cambia de dirección. Los llamamos bifurcaciones. O crisis profundas. Estos tiempos son ahora.

El mundo tal como lo conocemos se está disolviendo. Pero detrás de él viene un nuevo mundo, cuya formación podemos al menos imaginar. Para ello me gustaría ofrecerles un ejercicio con el que hemos tenido buenas experiencias en procesos de visión en empresas. Lo llamamos el RE-gnóstico. A diferencia de la PRO-gnosis, con esta técnica no miramos «al futuro». Pero desde el futuro VOLVER al presente. ¿Suena loco? Probémoslo:

Imaginemos una situación en otoño, digamos en septiembre de 2020. Estamos sentados en un café de la calle en una gran ciudad. Hace calor y la gente está caminando por las aceras de nuevo.

¿Se mueven de forma diferente? ¿Es todo igual que antes? ¿Sabe el vino, el cóctel, el café como antes? ¿Como antes de Corona?

¿O incluso mejor?

Mirando atrás, ¿de qué nos sorprenderemos?

Nos sorprenderá que nuestro distanciamiento social rara vez nos llevó a un sentimiento de aislamiento. Por el contrario, después de un shock paralizante inicial, muchos de nosotros nos sentimos aliviados de que la constante carrera, hablar, comunicarse en una multitud de canales se detuviera de repente. El distanciamiento no significa necesariamente una pérdida, pero puede abrir nuevas posibilidades. Algunos ya lo han experimentado, por ejemplo, intentando ayunar a intervalos, y de repente volvieron a disfrutar de la comida. Paradójicamente, la distancia física que el virus nos impuso también creó una nueva cercanía. Conocimos a personas que de otra manera nunca hubiéramos conocido. Contactamos con viejos amigos más a menudo, fortaleciendo los lazos que se habían soltado. Familias, vecinos, amigos, se han acercado y a veces incluso han resuelto conflictos ocultos.

La cortesía social que antes extrañábamos cada vez más, aumentó.

Ahora en el otoño de 2020 hay un estado de ánimo completamente diferente en los partidos de fútbol que en la primavera, cuando había mucha rabia masiva. Nos preguntamos por qué.

Nos sorprenderá la rapidez con la que las técnicas culturales digitales se han probado de repente en la práctica. La teleconferencia y la videoconferencia, a las que la mayoría de los colegas siempre se habían resistido (el vuelo en clase ejecutiva era mejor), resultaron ser bastante prácticas y productivas. Los profesores aprendieron mucho sobre la enseñanza de Internet. La oficina en casa se convirtió en algo natural para muchos, incluyendo la improvisación y el malabarismo de tiempo que conlleva.

Al mismo tiempo, las técnicas culturales aparentemente anticuadas experimentaron un renacimiento. De repente, no sólo recibías el contestador automático cuando llamabas, sino también gente real. El virus generó una nueva cultura de largas llamadas telefónicas sin que la gente hiciera malabares con una segunda pantalla. Los «mensajes» en sí mismos adquirieron de repente un nuevo significado. Realmente te comunicaste de nuevo. Ya no se hizo esperar a nadie. Nadie se quedó parado. Esto creó una nueva cultura de accesibilidad, de compromiso.

La gente que nunca descansaba debido a la prisa, incluyendo a los jóvenes, de repente salían a dar largos paseos (una actividad antes desconocida para ellos). La lectura de libros se convirtió de repente en un culto.

Los reality shows de repente parecían incómodos y toda la basura de las trivialidades, la basura para el alma que fluía por todos los canales parecía ridícula. No, no desapareció completamente. Pero estaba perdiendo valor rápidamente.

¿Alguien puede recordar el debate de la corrección política? ¿El infinito número de guerras culturales? ¿Qué, nos preguntaremos, fue todo eso?

Las crisis funcionan principalmente disolviendo viejos fenómenos, haciéndolos superfluos …

El cinismo, una forma casual de devaluar el mundo, se acabó de repente.

La exageración y la cultura del miedo y la histeria en los medios de comunicación se limitó después de un corto primer brote.

Además, la infinita avalancha de crueles series de crímenes alcanzó su punto de inflexión.

Nos sorprenderá que en el verano se desarrollaron drogas que aumentaron la tasa de supervivencia. Esto redujo la tasa de mortalidad y convirtió a la Corona en un virus con el que tenemos que lidiar, al igual que la gripe y muchas otras enfermedades. El progreso médico ayudó. Pero también aprendimos que no era tanto la tecnología, sino un cambio crucial en el comportamiento social. El factor decisivo fue que la gente podía ser solidaria y constructiva a pesar de las restricciones radicales. La inteligencia humano-social ha ayudado. La tan cacareada inteligencia artificial, que prometía resolverlo todo, sólo ha tenido un efecto limitado en Corona.

Esto ha cambiado la relación entre la tecnología y la cultura. Antes de la crisis, la tecnología parecía ser la panacea, la portadora de todas las utopías. Nadie – o sólo unos pocos duros – todavía creen en la gran redención digital hoy en día. El gran alboroto de la tecnología ha terminado. Estamos volviendo nuestra atención a las cuestiones humanas: ¿Qué es la humanidad? ¿Qué significa para nosotros?

Nos sorprende ver cuánto humor y humanidad surgieron realmente en los días del virus.

Nos sorprenderá hasta qué punto la economía podría encogerse sin colapsar, algo que se predijo durante cada aumento de los impuestos previos a la crisis y cada intervención del gobierno. Aunque hubo un «abril negro», una profunda recesión económica y una caída del 50 por ciento en el mercado de valores, aunque muchas empresas quebraron, se redujeron o mutaron en algo completamente diferente, nunca llegó a cero. Como si la economía fuera un ser que respira y que también puede dormir o dormir e incluso soñar.

Hoy en el otoño, hay una economía global de nuevo. Pero la producción global justo a tiempo, con enormes cadenas de valor ramificadas, en las que millones de piezas individuales se transportan por todo el planeta, está ahora en problemas. Actualmente está siendo desmantelada y reconfigurada. Las instalaciones de almacenamiento provisional, los depósitos y las reservas están creciendo de nuevo en todas partes en las instalaciones de producción y servicios. La producción local está en auge, las redes se están localizando y la artesanía está experimentando un renacimiento. El sistema global está derivando hacia la GLOCALIZACIÓN: la localización de lo global.

Nos sorprenderá que incluso la pérdida de activos debido a la caída del mercado de valores no duela tanto como se sintió al principio. En el nuevo mundo, la riqueza de repente ya no juega el papel decisivo. Los buenos vecinos y un huerto en flor son más importantes.

¿Podría ser que el virus haya cambiado nuestras vidas en una dirección que queríamos cambiar de todos modos?

Re-diagnóstico: hacer frente al presente a través de un salto al futuro.

¿Por qué este tipo de «escenario del futuro» parece tan irritantemente diferente de un pronóstico clásico? Esto está relacionado con las propiedades específicas de nuestro sentido del futuro. Cuando miramos «hacia el futuro», típicamente sólo vemos los peligros y problemas que vienen hacia nosotros y que se acumulan en barreras insuperables. Como una locomotora que sale del túnel que nos atraviesa. Esta barrera del miedo nos separa del futuro. Por eso los futuros de terror son siempre los más fáciles de describir.

El re-diagnóstico, por otro lado, forma un bucle de conocimiento en el que nos incluimos a nosotros mismos y a nuestro cambio interior en el futuro. Nos conectamos internamente con el futuro, y esto crea un puente entre el hoy y el mañana. Se crea una forma de «Mente Futura».

Si lo haces bien, se crea algo como la inteligencia futura. Somos capaces de anticipar no sólo los «eventos» externos, sino también las adaptaciones internas con las que reaccionamos a un mundo cambiado.

Eso se siente muy diferente de un pronóstico que siempre tiene algo muerto, estéril en su carácter anticipatorio. Dejamos la rigidez del miedo y volvemos a la vitalidad que pertenece a todo futuro verdadero.

Todos conocemos la sensación de superar con éxito el miedo. Cuando vamos al dentista para el tratamiento, nos preocupamos con mucha anticipación. Perdemos el control de la silla del dentista y duele antes de que duela. Al anticipar esta sensación, nos bañamos en miedos que pueden abrumarnos completamente. Una vez que hemos sobrevivido al tratamiento, hay una sensación de afrontamiento: el mundo parece joven y fresco de nuevo, y de repente nos sentimos llenos de empuje.

Neuro-biológicamente, la adrenalina del miedo es reemplazada por la dopamina, un tipo de droga endógena del futuro. Mientras que la adrenalina nos lleva a huir o a luchar (lo cual no es realmente productivo en la silla del dentista, e igual de inútil en la lucha contra la corona), la dopamina abre nuestras sinapsis cerebrales: estamos entusiasmados con lo que está por venir, curiosos, previsores. Cuando tenemos un nivel saludable de dopamina, hacemos planes, tenemos visiones que nos conducen a la acción prospectiva.

Sorprendentemente, muchos experimentan exactamente esto en la crisis de Corona. Una pérdida masiva de control se convierte de repente en una verdadera intoxicación de lo positivo. Después de un período de desconcierto y miedo, surge una fuerza interior. El mundo «se acaba», pero con la experiencia de que todavía estamos allí, una especie de nuevo ser surge de nuestro interior.

En medio del cierre de la civilización, corremos a través de bosques o parques, o a través de espacios casi vacíos. Esto no es un apocalipsis, sino un nuevo comienzo.

Así es como resulta: El cambio comienza como un patrón cambiado de expectativas, percepciones y conexiones mundiales. A veces es precisamente la ruptura con las rutinas, lo familiar, lo que libera nuestro sentido del futuro de nuevo. La idea y la certeza de que todo podría ser completamente diferente, e incluso mejor.

Puede que incluso nos sorprenda que Trump sea expulsado de su cargo en noviembre. La AfD [un partido político de derecha a extrema derecha en Alemania] está perdiendo popularidad y atención porque una política maliciosa y divisiva no encaja en un mundo de Corona. La crisis de Corona dejó claro que aquellos que quieren incitar a la gente en contra de los demás no tienen nada que aportar a las verdaderas preguntas sobre el futuro. Cuando las cosas se ponen serias, la destructividad que vive el populismo se hace evidente.

La política – en su sentido original como la formación de responsabilidades sociales – recibió una nueva credibilidad a través de esta crisis, una nueva legitimidad. Precisamente porque tenía que actuar de manera «autoritaria», la política creó confianza en la sociedad. La ciencia también experimentó un asombroso renacimiento en la crisis. Los virólogos y epidemólogos se convirtieron en estrellas de los medios de comunicación, pero también los filósofos, sociólogos, psicólogos y antropólogos «futuristas», que anteriormente se habían quedado al margen de los debates polarizados, recuperaron su voz y su valor.

Las noticias falsas, sin embargo, perdieron rápidamente valor en el mercado. Las teorías de conspiración también se volvieron repentinamente ridículas.

Un virus como acelerador de la evolución

Las crisis profundas también apuntan a otro principio básico de cambio: la síntesis de tendencia-contratendencia.

El nuevo mundo después de Corona – o mejor con Corona – surge de la interrupción de la megatendencia CONECTIVIDAD. Política y económicamente este fenómeno también se llama «globalización». La interrupción de la conectividad – a través de cierres de fronteras, separaciones, secuestros, cuarentenas – no conduce a la abolición de las conexiones. Pero permite la reorganización de las cosas que mantienen nuestro mundo unido y lo llevan al futuro. Hay un salto de fase en los sistemas socioeconómicos.

El mundo que viene apreciará la distancia de nuevo – y esto hará que la conexión sea más cualitativa. La autonomía y la dependencia, la apertura y el cierre se reequilibran. Esto puede hacer que el mundo sea más complejo, pero también más estable. Esta transformación es en gran medida un proceso evolutivo ciego – porque uno falla, lo nuevo, lo viable, prevalece. Esto te marea al principio, pero luego muestra su significado interior: y lo que conecta las paradojas en un nuevo nivel es sostenible.

Este proceso de complejización – que no debe confundirse con la COMPLICACIÓN – también puede ser diseñado conscientemente por la gente. Aquellos que pueden, que hablan el lenguaje de la complejidad venidera, serán los líderes del mañana. Los portadores de esperanza. Los Gretas en ascenso.

«A través de Corona adaptaremos toda nuestra actitud hacia la vida – en el sentido de nuestra existencia como seres vivos en medio de otras formas de vida.»

Slavo Zizek en el punto álgido de la crisis de la corona a mediados de marzo

Cada crisis profunda deja una historia, una narración que apunta muy lejos en el futuro. Una de las imágenes más fuertes dejadas por el virus de la corona son las de los italianos haciendo música en los balcones. La segunda imagen nos fue enviada por imágenes de satélite que de repente mostraron las áreas industriales de China e Italia libres de smog. En 2020, las emisiones humanas de CO2 disminuirán por primera vez. Ese mismo hecho nos hará algo.

Si el virus puede hacer eso, ¿podemos hacerlo nosotros? Tal vez el virus era sólo un mensajero del futuro. El mensaje drástico es: La civilización humana se ha vuelto demasiado densa, demasiado rápida y se ha recalentado. Está corriendo demasiado rápido en una dirección en la que no hay futuro.

Pero puede reinventarse a sí misma.

Reinicio del sistema.

¡Cálmate!

¡Música en los balcones!

Así es como funciona el futuro.

 

Imagen destacada © imagoimages

En vez de pro_nósticos hagamos re_nósticos

Un pronóstico de la Corona al revés: O cómo nos sorprenderemos cuando la crisis haya «terminado»

Nota: Este texto puede ser impreso libremente con el crédito a www.horx.com  y www.zukunftsinstitut.de

Traducción realizada por luciohenao proseres.com del original inglés en https://www.horx.com/en/48-the-post-corona-world/ 05/09/20

Reuniones WFSF en Latinoamerica

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WFSF gatherings en habla hispana 27 Y 28 DE ABRIL 2020

Coordinación y autora de estos comentarios, Dra. Guillermina Baena Paz

ASISTENTES (28):

Guillermina Baena Paz, Lucio Henao Vélez, Javier Vitale, Rosa Alegría, Lala Deheinzelin, Jaime García, Alexandra Montoya, Ivan Montoya, Andrés Castellanos, Lydia Garrido, Pablo Andrés Curarello, Carlos Andrés Restrepo, Felipe Arocena, Jonathan Marcelo Ramírez, Omar del Carpio, Yezid Soler, Jhon Wilder Zartha, Juan Manuel Montes, Marco Vinicio Guzmán, Carina Nalerio, Edmundo Aguilar, Diego Coca, Sergio Montero Olivares, Alethia Montero Baena, Martha Jaramillo. Además del soporte de Ruben Nelson y la amabilidad del Director Victor Vahidi Motti.

Hablar sobre la pandemia fue necesario no en términos académicos sino humanos. Esto es algo que defendimos como necesidad de estar cerca de la Federación y sentir su apoyo incluso con su presencia como lo hizo Victor Vahidi, o con su mensaje, como lo hizo Erik Overland.

Así empezamos el puente integrador con Ruben Nelson, quien nos apoyó con su infraestructura, la demanda hizo que abriéramos un segundo gathering. El primero tuvo mucho público fuimos un mexicano, 2 peruanos, 2 brasileños, 2 uruguayos, dos argentinos y 8 colombianos.

El segundo contó con cinco mexicanos, una uruguaya, dos colombianos. Queremos pensar que quienes no se conectaron fue por problemas técnicos.

A pesar de que muchos nos habíamos encontrado antes en reuniones o congresos, el primer intercambio donde se describieron lo que se hace y cómo se vive fue muy interesante ya que nos permitió conocernos más y entendernos mejor.

Mover lo que vivimos con la pandemia, nuestra experiencia y hacia dónde esperamos que esto vaya fue muy emocionante. Algunas ideas significativas fueron desfilando por los participantes, bebés, perros y gatos aparecieron en las pantallas.

Se coincidió que sobre el tema hay muchos profetas que nos dicen lo que pasará el día después, pero como prospectivistas no lo ven tan claro, el asunto es complejo y hay gran incertidumbre ya que coincidimos en que es muy prematuro decir hacia dónde iremos, y tampoco se deben crear expectativas. Vivir un tiempo en la zona del NO SÉ, puede abrir camino para el futuro creativo, crear un espacio para que sea algo diferente a lo conocido.

Se coincide en que puede haber dos caminos: 1) que todo quede igual a pesar de que todo va a cambiar o bien 2) que nos demos la oportunidad de construir algo nuevo.

No se trata solo de la pandemia sino de cómo se paró el mundo y la vida social y económica. Tal vez era deseable que el mundo se parara, pero el punto es ¿Cambiar todo o reacomodarlo para lo nuevo?

La pandemia nos tocó a todos y tocó todo. El futuro tiene que ser un futuro más allá del futuro que podamos imaginar

Hagamos escenarios como pensamientos estratégicos donde cada variable que agreguemos, nos invite a un escenario nuevo. Asimismo, pensar cómo hacer visibles los escenarios para que los entiendan todos.

Tengamos disparadores de corto, mediano y largo plazo, pensar en estrategias de contención, de desarrollo.

Esto puede ser un gran laboratorio para entender los procesos y otras emergencias que pueden ocurrir. Oportunidad, por ejemplo, para alimentos de proximidad con enfoque territorial para la seguridad alimentaria en los centros urbanos.

Las personas no van a ser las mismas hay nuevas prácticas sociales en algunos lugares se ha vuelto más a la espiritualidad.

La anticipación sería como abrir la caja negra y darnos cuenta de los inputs que tenemos para ampliar alternativas en el presente. Es considerar un escenario de laboratorio para tomar distancia de la realidad a través de los imaginarios y del reframing

El problema es que, aunque sabíamos de estas posibles epidemias los estudios se quedaron en el librero, mientras los tomadores de decisiones no los tomen en cuenta no flexibilicen los sistemas presupuestarios para incorporar estrategias del largo plazo se siguen generando interferencias. De ahí que sea importante que el prospectivista tenga incidencia política, tener un rol político porque como especialistas sabemos lo que está pasando y en esa sensación de libertad, el futuro no tiene que ser lo que nos dicen que es-

La vida se organiza en modelos cada vez más complejos.

Hay que cambiar las narrativas, podemos decir que ya tenemos soluciones para muchos problemas, por tantos y tan diversos conocimientos que hemos acumulado como humanidad: hay dinero, gente y tecnologías nos falta elegir, tender puentes para implementar las soluciones.

Hay que aproximar los distintos mundos. Sabemos que hay interdependencia, con puentes trabajemos para el bien común en una visión compartida de futuro.

Muy importante cambiar hábitos de consumo y la desindustrialización

La pandemia vino a cambiar tres puntos:

  1. la situación de los seres humanos en el planeta
  2. La salud, educación y trabajo
  3. la necesidad de buscar nuevas fuentes de energía

Los gobiernos no estaban preparados ante este fenómeno y siguen buscando soluciones locales a problemas globales en vez de entablar esfuerzos coordinados a nivel de salud, económico y social. Hay más coincidencia que disidencias sin embargo hay visiones dispersas. Es la gran oportunidad para generar una cultura de cooperación, de coordinación, de colaboración

La humanidad misma está en peligro por el cambio climático por la compra de armas es necesario cambiar la posición de los actores.

No a todos les ha ido bien, un colega perdió a su esposa cuando dio a luz y ha tenido que cuidar a su bebé con la consiguiente dificultad e superar la situación.

Un colega comenta que cuando le dijeron que todo iba a cambiar y muy rápido se tuvo que salir de Barcelona a Colombia, pero está con su familia y el confinamiento le vino bien, hay más productividad digital y hace lo que le gusta. Mapea la situación día a día escribe a su familia le alimenta el tema emocional. El país se va a dos extremos la salud y la economía, falta un acompañamiento psicosocial atender los indicadores de violencia intrafamiliar, buscar la tolerancia, buscar la felicidad aun en este momento. Nada volverá a ser igual el mundo debe buscar un equilibrio ahí están nuestros grandes retos. La educación nos exige cambiar entender que hay también conocimientos milenarios que han funcionado para resolver problemas y no todo es el método científico.

Aplicar modelos prospectivos de abajo arriba es lo que ha permitido que Medellín se trasforme desde los actores, los ecosistemas la innovación.

Para Uruguay mucho ya venía funcionando de trabajo a distancia hay un cambio en el modelo de consumo el gran desafió es la reinvención de lo colectivo y el pensamiento colectivo a distancia.

En México, así como tuvimos años de estabilidad aprendimos también a vivir crisis prolongadas y largas. Como las tormentas cuando los rayos caen nos permiten ver cosas que antes no podíamos ver.

Esta pandemia ha desnudado todas nuestras carencias igual que el temblor del 85 que sacó nuestras miserias, pero impactó en la estructura de la sociedad. Las cosas tienen que cambiar sabemos que es muy complicado.

Aunque el ser humano es primero, en una realidad como la latinoamericana donde el 60% es economía informal ellos no pueden estar en sus casas Habrá más muertos en l parte económica que los que deje la pandemia. Los riesgos son tremendos, nuestra solidaridad no funciona porque la restricción de recursos. Los prospectivistas necesitamos ver cómo sacamos la mejor oportunidad de esto que haya despertar de las conciencias para empujar los cambios. El autoritarismo es mucha tentación Tres hechos nos han mostrado la necesidad de cambios urgentes: el 9/11, el 2008 y la pandemia.

Estamos frente a una situación compleja y atípica, muchos profetas y gran incertidumbre no estamos preparados para pandemias financiera, educativa, etc con este deterioro de variables de la crisis hay que crear escenarios agregar la realidad a partir de variables. El escenario por variable puede dar muchos elementos. Por ejemplo, en las personas o habrá una ciudadanía responsable o habrá ghetos a escala planetaria lo cual sería gravísimo.

La salud mental es un problema por atender con el pensamiento oriental también no en opciones de fuga, las redes están llenas de analizar las emociones, pero no de los procesos con los cuales puede estar uno mismo. Necesitamos arraigo con el planeta y con nosotros.

Se preocupa más de sus futuros materiales que de su yo mismo

Hay que trabajar en:

  1. el sistema inmunitario acabar la cuarentena no implica que más adelante podamos contagiarnos lo que si podemos hacer es fortalecer nuestro sistema inmunológico Angustia y miedo lo debilitan, fortalecido podremos afrontar lo que sea
  2. Estigmatización resquemor de las muchedumbres, alejamiento Fragmentación social debemos ser resilientes y recuperarnos si damos cabida al desarrollo personal no quedarnos en las sombras, si hay luz también.

Es urgente la preparación en inteligencias emocional, espiritual, corporal, cognitiva adecuarlos para que integren el bienestar la gente va a tardar en estabilizarse tal vez un año. Hay momento s ahora de presión, de ansiedad, de estrés de angustia de claustrofobia a la agorofobia, tenemos que ir poco a poco, de manera gradual recuperarnos qué nos falta, qué no estamos viendo.

Cuando a la salud está ausente nada fluye. Cambiar los hábitos alimenticios buscar que nuestra salud esté en equilibrio

Promover para ello nuevos modelos de negocios, granjas verticales, azoteas verdes, pensar en loso tres planos de la prospectiva.

Pensar como flexibilizar y cómo actuar

Inteligencia para sacar soluciones tomar en cuenta a la gente hay personas brillantes ser más inclusivos. Y casi como experimento social seguir persiguiendo la felicidad. Apelar no solo a la conciencia para cambiar el miedo, sino apelar al corazón. Recuperar la esperanza, la pandemia nos ha enseñado mucho la parte emocional es necesaria y el problema no es el virus, sino nosotros mismos

Hay que trabajar la trasformación de nuestras personas y la flexibilización de actores y sectores que han sido siempre rígidos.

Llegar a lo que queremos, no a lo que no queremos

Estamos ante los desafíos más grandes que ha enfrentado la humanidad, pero si algo queremos hacer tenemos que encontrar el medio, de lo contario nos quedamos en la excusa.

 

ASISTENTES (24):

Guillermina Baena Paz, Lucio Henao Vélez, Javier Vitale, Rosa Alegría, Lala Deheinzelin, Jaime García, Alexandra Montoya, Ivan Montoya, Andrés Castellanos, Lydia Garrido, Pablo Andrés Curarello, Carlos Andrés Restrepo, Felipe Arocena, Jonathan Marcelo Ramírez, Omar del Carpio, Yezid Soler, Jhon Wilder Zartha, Juan Manuel Montes, Marco Vinicio Guzmán, Carina Nalerio, Edmundo Aguilar, Sergio Montero Olivares, Alethia Montero Baena, Martha Jaramillo

Crisis (危機) = Paligro (危) + Oportunidad (機)

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Jose Cordeiro, MBA, PhD, Spain 
Director, The Millennium Project / Vice Chair, HumanityPlus

La palabra china para crisis tiene dos caracteres (危機). El primer carácter (危) representa el peligro, y el segundo (機) puede ser interpretado como oportunidad, cambio de tiempo, momento o azar. Aunque el significado de los caracteres puede variar según el contexto y los caracteres cercanos, la comprensión de la crisis (危機) como peligro (危) más la oportunidad (機) puede ayudarnos a analizar la situación actual de nuestro planeta.

Actualmente vivimos en una MegaCrisis, que implica MegaPeligro pero también MegaOportunidad. Aunque el Covid-19 se originó en China, ahora es un problema global y requiere una solución global. Esta MegaCrisis puede ser la MegaOportunidad para avanzar juntos como una familia global en nuestro pequeño planeta, si evitamos el MegaPeligro de estar divididos contra nuestro enemigo común.

El Covid-19 probablemente representa la peor pandemia en aproximadamente un siglo, pero gracias a los avances exponenciales de la ciencia y la tecnología, podríamos ser capaces de detenerla pronto juntos. Estoy convencido de que tendremos algunos antivirales en unas semanas y las primeras vacunas en unos meses. Es muy posible que esta terrible pandemia sea recordada en el futuro por haber sido superada con una rapidez sin precedentes.

El Covid-19 está siendo una gran oportunidad de aprendizaje para la humanidad. Es muy probable que secuenciemos el próximo virus pandémico en sólo dos días, y el siguiente después en dos horas, pero no en dos semanas como lo fue para el Covid-19 ahora, o en dos meses para el SARS hace dos décadas, o en más de dos años para el SIDA hace cuatro décadas:

Después de este Megapeligro, el mundo estará mejor preparado para nuevas pandemias y más desafíos globales como el cambio climático, las guerras, el terrorismo, los terremotos y los tsunamis, los meteoritos y otras amenazas espaciales, entre muchos otros desafíos futuros. Es la MegaOportunidad para que ésta sea la última gran pandemia que sufra toda la humanidad!

Traducción realizada Lucio Henao desde el sitio de https://mail.google.com/mail/u/0/#inbox/FMfcgxwHMsZhbfhkZNFzgnXPFCsnfvSL?compose=DmwnWrRsphDvvQLhPMKvFwRRRcJHcTRpXtlphWgdnrQLDKvGqDlRrGhDvztffCCnpCBswRrdZTqb

Pandemia: ¿una maldición o una bendición disfrazada?

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Sergio Bitar 23 abril, 2020

Esta crisis podría desatar energía y voluntad para transformar la forma de vivir actual, enfrentar el gran desafío del cambio climático, la desigualdad y el individualismo. Será prolongada y ardua, pero creará una gran oportunidad de construir un mundo mejor. Dependerá de la resolución política, la conciencia social y lo que haga cada uno de nosotros. Entonces, esta pandemia podría devenir una bendición disfrazada.

Si se maneja bien, esta pandemia del coronavirus podría crear condiciones propicias para impulsar transformaciones cruciales. Podría devenir una “bendición disfrazada”. Esta pandemia, cuyos efectos serán mucho más sustanciales y duraderos que los que percibimos ahora, puede ser una señal anticipada, una potente advertencia y una alerta para que el ser humano se disponga a cambiar de manera radical su forma de vivir y organizarse.

Hasta días antes de la difusión exponencial de los contagios, el tema más angustiante era el cambio climático. Los datos se iban tornando alarmantes. Los últimos informes nos advertían los riesgos de escasez de alimentos, subidas del mar, amenazas a poblaciones costeras, calor y sequía, incendios, deshielos, desplazamientos de población. Esta pandemia ha pospuesto esas preocupaciones, pero no las ha hecho desaparecer. Por el contrario, ambos fenómenos globales –pandemia y cambio climático– se imbrican entre sí. Cabe reflexionar, entonces, cómo transformar la crisis sanitaria, económica y ecológica en una oportunidad para efectuar reformas que permitan a la humanidad, y a cada gobierno, abordar con audacia y responsabilidad lo que vendrá.

Así lo advierte Hans Joachim Schellnhuber, director emérito del Potsdam Institute: “El cambio climático está llegando al fin del juego, muy pronto la humanidad deberá elegir entre tomar acciones sin precedentes o aceptar que ya es muy tarde y sufrir las consecuencias… si continuamos por el camino actual hay un alto riesgo de terminar con nuestra civilización. La especie humana sobrevivirá de alguna manera, pero habríamos destruido casi todo lo construido en los últimos 2000 años” (Existential climate-related security risk: A Scenario Approach, David Spratt & Ian Dunlop, mayo 2019).

Siendo esta pandemia la primera crisis realmente global y sistémica, ella se propaga a todas las esferas de la vida. Abarca a todos los países, sectores sociales, razas, religiones, grupos etarios; amenaza la salud; se entrelaza con el cambio climático; destruye empleos y daña la actividad productiva y financiera; aumenta la pobreza, y modifica los comportamientos de cada uno de nosotros.

No tenemos claro cómo se retroalimentarán todos estos procesos, pues no hay experiencias que nos guíen. Pero sí intuimos que cambiará la organización de la vida, veremos transformaciones institucionales y de comportamiento, de gran magnitud. La vulnerabilidad personal, que no exime a nadie, nos dispondrá a prevenir y actuar de forma radical. Transformaciones urgentes, que han sido peligrosamente postergadas, serán más viables de realizar. Dependerá de la conciencia de la sociedad y del liderazgo político. Por primera vez el ser humano encara a un mismo enemigo desconocido. Sin duda, este trauma nos sensibilizará también sobre la trascendencia del cambio climático para el futuro de la especie humana.

Anticipación y diseño de nuevas estrategias

Inevitablemente, la atención de los gobiernos y de cada persona, en medio de la incertidumbre y el temor, se vuelca a lo inmediato. ¿Qué podemos atisbar si levantamos la mirada?  Es imprescindible analizar escenarios futuros. La prospectiva, o foresight en inglés, es un método para pensar y situarnos en distintos horizontes, incluso los más dramáticos. Solo así podremos identificar los obstáculos y oportunidades que pueden surgir. La prospectiva complementa la atención a lo inmediato, al explorar y detectar futuros plausibles. Nos da tiempo para adelantarnos, diseñar nuevas estrategias y salir mejor parados. Al analizar distintos escenarios, desde los más moderados, de continuidad, hasta los extremos, de disrupción, se puede disminuir la incertidumbre y seleccionar los que parecen más plausibles para concentrase en ellos y deducir cursos de acción más efectivos.

Esta herramienta es aún más requerida cuando distintos pensadores vaticinan que “la actual pandemia global COVID-19 será vista en retrospectiva como un gran acelerador que nos hizo transitar desde la continuidad del pasado a una nueva era. Solo un acontecimiento como este, que desarma todas nuestras nociones preconcebidas, un quiebre epistémico, tiene el poder transformador general para alterar la condición humana”, así registra Nathan Gardels (The World Post, 21 marzo de 2020).

Hacer sistemáticamente el ejercicio de prospectiva ayuda a los gobiernos, organismos internacionales, instituciones, empresas y sociedad civil. Facilita una reflexión sobre estrategias para encarar diversos escenarios. A partir de ese ejercicio es posible identificar qué iniciativas son transversales y cuáles conviene poner en práctica lo antes posible.

Algunos países avanzados cuentan con capacidades de prospectiva, otros emergentes tienen muy escasos recursos humanos e institucionales para escrutar futuros y anticipar. Es indispensable, por tanto, crear unidades de futuro en los principales centros de gobierno, fortalecer los existentes y conectarlos con equipos de las regiones, empresas y universidades.

¿Qué amenazas se avizoran en el horizonte?

Advertido de los riesgos de errar en circunstancias tan inciertas, aventuro cinco amenazas principales.

  • La transformación climática del planeta modificará la vida, incluso la realidad sanitaria actual. Los virus podrán mutar con los cambios climáticos y surgirán riesgos nuevos. Las pandemias, no las guerras nucleares, serán el mayor peligro de la humanidad. La escasez de agua pondrá en riesgo el consumo humano, afectará la producción de alimentos y provocará migraciones. La altura del mar subirá por el derretimiento de hielos en el Ártico y la Antártica, amenazando ciudades costeras; las inundaciones afectarán a numerosas ciudades y particularmente a las poblaciones donde habitan los pobres; los incendios acrecentarán la deforestación, reduciendo la captura de CO2. Además, como lo advierte la FAO, “el cambio climático impacta la agricultura más allá de los rendimientos de los cultivos (…) afecta también la calidad de los suelos, el ecosistema de los peces y los stocks, la diversidad de los paisajes, la epidemiología y la resistencia antimicrobiana a las pestes y enfermedades” (FAO, The Future of Food and Agriculture: Alternative Pathways to 2050, 2018).
  • Aumentará la desigualdad. El coronavirus puede socavar aún más el sostén económico de las familias modestasMientras no se descubra un tratamiento para los enfermos y vacunas para los sanos, el combate a la pandemia se hará conteniendo la propagación y contagios a través de mascarillas, distanciamiento, cuarentenas y toques de queda. Crecerá la angustia ante el desempleo, el temor ante la recesión económica, y el desabastecimiento de bienes y servicios. La brecha digital puede crecer elevando la desigualdad. En este momento histórico, todos los países enfrentan un dilema mayor: cuánta protección a la salud y cuánta reactivación económica para recuperar empleos y proveer servicios básicos.
  • Estados débiles que carecen de capacidad de conducir, coordinar, financiar y ejecutar las acciones necesarias para proteger a la población. El Estado deberá crecer para proteger la salud de todos, y aplicar mecanismos inéditos de entrega de dinero directamente a cada persona para alimentarse y sobrevivir, y a las empresas para mantener empleos y recuperarse. El nuevo desafío será cómo generar más igualdad con menos recursos. Para crecer, deberán ocurrir modificaciones mayores en la organización de la producción y del consumo, la reducción de la contaminación, digitalización y robotización, diálogo social y consultas ciudadanas, hábitos y comportamientos.
  • La democracia está amenazada. Antes que estallara esta pandemia la democracia estaba asediada en cada país, con gobiernos, instituciones y elites deslegitimadas. Cundía el malestar de rechazo a la desigualdad y la corrupción, una economía casi estancada y protestas sociales en ascenso. La pandemia y la crisis económica agudizarán estos fenómenos. Si a ellos se agrega el temor y la vulnerabilidad, que predisponen a muchas personas a transar libertad por seguridad, aumentan las tentaciones autoritarias. La expansión de la digitalización, el seguimiento y trazabilidad de cada persona, el pago directo a desempleados y pobres para que sobrevivan, pueden abrir paso a sistemas de vigilancia y control social inéditos. Las fuerzas armadas que supervisan cuarentenas y toques de queda pueden tornarse habituales. Pueden acentuarse las actitudes individualistas, pues el temor de ser contagiado puede despertar el egoísmo en vez de la cooperación, y las nuevas tecnologías para cuidar a cada ser humano de la enfermedad pueden servir también para espiarlo y limitar su libertad. El Estado de derecho está en riesgo.
  • El mundo no está preparado para colaborar eficazmente. La disputa geopolítica entre EE.UU. y China no amainará y puede echar por tierra la colaboración global. Tal tensión retardaría la superación de las pandemias y la recuperación económica, esencial para los países que necesitan de reglas internacionales convenidas. “Las desigualdades entre los países y entre grupos sociales que aumentaron la fragilidad del sistema mundial deben ser abordadas de una vez por todas” (CEPAL, Informe Especial, COVID 19, abril 2020). Yuval Harari apunta bien que el dilema de la humanidad es “entre nacionalismo aislacionista y solidaridad”, y advierte que el uso extendido de las tecnologías y la preferencia humana por ceder privacidad y ganar seguridad coloca a la humanidad en el dilema de “gobiernos autoritarios de vigilancia o empoderamiento ciudadano” (The World after Coronavirus, Financial Times, 21 de marzo).

Las oportunidades de cambio

Paralelamente a las amenazas, se crearán circunstancias favorables para realizar transformaciones institucionales, políticas, económicas y sociales que se hallaban pendientes, bloqueadas, o que nunca se habían viabilizado. Es importante vislumbrar esos cambios para anticipar la acción. Veamos algunos.

  • Máxima prioridad será transformar los sistemas de salud, crear un sistema público potente al que accedan todos los habitantes, en condiciones básicas iguales. Después de la gran epidemia de 1918, se transformaron los sistemas de salud, con autoridad central y predominio público. Similar proceso tuvo lugar después de la Segunda Guerra Mundial, cuando creció el Estado de bienestar y la equidad. Luego de la pandemia de 2020 el ímpetu será mayor y podría abarcar múltiples iniciativas, formar más personal médico, elevar los recursos para investigación científica, remunerar la labor de cuidado a los vulnerables, mayoritariamente mujeres, coordinar esfuerzos mundiales de investigación y control de armas biológicas. “La salud pública puede transformarse en el eje de la política exterior”, señala Ed Yong en How the Pandemic Will End (The Atlantic, marzo 25, 2020).
  • La digitalización se expandirá exponencialmente a todos los ámbitos de la vida. Las familias de menores ingresos no cuentan ni con habilidades digitales ni dispositivos, ni acceso a banda ancha. El acceso digital es un servicio público y, por tanto, es un derecho que el Estado debe asegurar a todas las personas. La salud será el primer ámbito de intervención y reforma, igual tendencia se dará en educación y el comercio, que verá rápidos progresos, con nuevos sistemas de venta, bodegaje, transporte y pago. Sin embargo, en América Latina la infraestructura y la educación digital son insuficientes y desiguales. Se requerirá de una densificación de la infraestructura, fibra óptica y equipos. Igualmente debe regularse la nueva estructura empresarial, para limitar la concentración en muy pocas empresas integradas verticalmente, que oligopolizan las comunicaciones mundiales y pueden poner en jaque la libertad de expresión y la privacidad, esenciales en una democracia.
  • Los países velarán por su seguridad alimentaria y sanitaria. Tras la interrupción del transporte y cierre de fronteras se ha tomado conciencia de la fragilidad de las cadenas internacionales de producción y del abastecimiento de bienes básicos, alimentación y medicamentos. Ya antes de las actuales inquietudes por escasez, un informe de FAO (op. cit), ponía en duda la capacidad de alimentar a una población mundial que sigue creciendo y se aproximaría a 10 mil millones en 2050. Hay países exportadores de alimentos que, en medio de la pandemia, están suspendiendo envíos al exterior para asegurar su abastecimiento interno. La alta proporción de medicamentos producidos en China e India expone a una dependencia que los países preferirán evitar. Los gobiernos, probablemente, querrán asegurar el abastecimiento interno y tomar distancia de fallas que acontezcan en otras latitudes.
  • Se fortalecerán las políticas de inclusión social. Este virus será un catalizador de la lucha por la igualdad. “Solo las plagas catastróficas y las guerras han impulsado a las sociedades en el pasado a fundamentalmente enderezar la desigualdad social”, señala el historiador de Stanford Walter Scheidel (en su libro The Great Leveler). Se necesitará mayor presencia del Estado para ejecutar nuevas políticas sociales y apoyar directamente a cada familia. Luego de la crisis, se pueden avizorar fuertes presiones para avanzar hacia un nuevo sistema de protección social con garantía a derechos básicos. Un nuevo pacto social será indispensable para absorber al impacto de los cambios tecnológicos en el futuro del empleo. La robótica y la inteligencia artificial elevarán la productividad, pero también provocarán desempleo en quienes realizan labores rutinarias. Sin una acción enérgica en favor de la alfabetización digital y la protección del trabajador y su familia durante la transición a nuevos empleos, se elevará la desigualdad. Si los países consiguen avanzar en inclusión, tendrán menos conflictividad, más acuerdo social y legitimidad para progresar. Esta es una condición para gobernar en sociedades democráticas.
  • Nuevas reformas para afianzar el respeto a los Derechos Humanos, elevar la participación y distribuir el poder. La opinión pública exigirá a los gobiernos, partidos políticos y organizaciones sociales empoderar a los ciudadanos y ampliar la inclusión. Los poderes especiales que se le puedan delegar a un gobierno durante una emergencia deberán ser proporcionales, temporales y estar sujetos a la fiscalización de otros poderes del Estado, de la sociedad civil y de los medios de comunicación. Asegurar el derecho igualitario al agua y al acceso digital será una demanda de la ciudadanía. El avance de la democracia dependerá de lograr la cohesión social, la igualdad y de compartir un proyecto nacional solidario.
  • Los Estados nacionales asumirán un mayor poder de conducción estratégica, que haga imperar las prioridades de la sociedad sobre las decisiones del mercado. Una mayor gravitación del Estado en la conducción de la sociedad Estado no implica un aparato central burocrático ni propietario de innumerables empresas públicas que reemplacen a las privadas. Las nuevas instituciones públicas se extenderán en dos direcciones. Una, hacia la descentralización, donde las personas puedan ejercer su participación y decisión en forma directa, más cercanas a sus municipios y autoridades locales. La otra, avanzar hacia la colaboración y coordinación internacional, alejarse del aislacionismo, fortaleciendo las instancias multilaterales, a fin de responder a los problemas globales que afectan a todos los países.
  • Acciones multilaterales para afianzar la colaboración global. En medio de esta crisis global, salvo la OMS, ha habido escasa intervención de organismos internacionales. Incluso en la Unión Europea, el sistema más sofisticado de integración, cada nación ha reaccionado separadamente. La lógica de “sálvese quien pueda” ha evidenciado la frágil estructura mundial para encarar los enormes desafíos. La forma en que EE.UU. y China regulen su pugna estratégica es esencial para configurar un nuevo orden internacional.  Naciones de Europa, América Latina, Asia y África pueden concertar su colaboración para reformar y reforzar las instancias multilaterales en salud, alimentación, energía, finanzas, cambio climático y paz. Las Naciones Unidas, el FMI y el BM deben desempeñar un rol muy superior al que ejercen hoy. “Los líderes mundiales deben acordar de inmediato el compromiso de destinar 8 mil millones de dólares y financiar las más urgentes brechas de combate al COVID-19” (Plan de Berggruen Institute, del ex Primer Ministro de Inglaterra Gordon Brown y de miembros del 21st Century Council, 12 de abril de 2020)
  • Comportamientos más colaborativos, menos competitivos. ¿Puede aflorar un mundo donde se morigere el individualismo y florezca la solidaridad, donde cada persona aprecie lo esencial y descarte lo superfluo y el despilfarro, donde se aplaque la arrogancia de creer en la supremacía sobre la naturaleza o pensar que somos inmunes? Crecerá la responsabilidad compartida en el hogar y veremos una presencia más activa de la mujer en las actividades públicas.
  • “Hoy creo que tenemos que desacelerar un determinado ritmo de consumo y de producción y aprender a comprender y a contemplar la naturaleza” (entrevista a Papa Francisco, ABC, 8 abril de 2020). La sociedad civil deberá adquirir más poder y autonomía para emprender acciones de interés público y las empresas deberán asumir responsabilidades sociales. Una democracia con poder distribuido está más capacitada para crear una sociedad cohesionada. ¿Cómo estimular y consolidar los valores y actitudes solidarias activas? El mundo que emerja y las posibilidades de cambio dependerán, como señala D. Levy-Strauss, de cuánto cambiarán las preferencias colectivas como consecuencia de la prolongación y profundidad de esta crisis (L´Etre, l´Avoir el le Pouvoir dans la Crise, Slate, abril de 2020).

Chile y América Latina

La anticipación de escenarios y tendencias ayuda a identificar cursos de acción y a preparar programas de futuro en América Latina. La situación actual podría desatar un gran impulso transformador y con ello evitar que se acentúe el rezago, social, económico y democrático de la región.  Surge una gran oportunidad de realizar transformaciones como las siguientes.

  • Una gran reforma del sistema de salud. La segmentación entre lo público y lo privado ha provocado diferencias de calidad inaceptables, que están en el origen de protestas pasadas y latentes en todos los países latinoamericanos, y del estallido social de octubre 2019 en Chile. Emergerán nuevas condiciones favorables para efectuar reformas contundentes, crear un seguro universal, proveer de medicamentos a precios controlados, elevar la producción nacional de genéricos, reforzar el rol público en producción y distribución. Salud no es solo medicamentos y atención médica, también exige terminar con el hacinamiento, y proveer servicios y bienes públicos universales y de mejor calidad. Porque la salud del más modesto es requisito para la salud del más pudiente, todos dependemos de todos.
  • Afirmar la democracia y combatir las tendencias autoritarias. La democracia representativa exigirá numerosas reformas político-institucionales. En América Latina se deberá equilibrar el excesivo poder presidencial. La región carece de mecanismos efectivos de diálogo social, y deberá crearlos para consultar y alentar la participación de la comunidad en las elecciones y decisiones de política pública. Sin instaurar nuevas modalidades de democracia participativa no se logrará fortalecer la democracia representativa. También será prioritario revisar las funciones de las fuerzas armadas. Cuando la principal amenaza ya no son las guerras, ellas deberán especializarse y colaborar en emergencias nacionales y globales, especialmente las derivadas del cambio climático. Igualmente, se ha de reformar a las policías para que actúen en la preservación del orden público con respeto a los Derechos Humanos y al Estado de derecho. A su vez, las nuevas formas de comunicación social deben propender al empoderamiento ciudadano. La democracia requiere resguardar la veracidad, dignidad, libertad y privacidad, impedir el abuso, la distorsión, la manipulación. Por ello será imprescindible regular a las redes y a las grandes empresas que controlan el sistema de comunicaciones sociales.
  • Crear un nuevo sistema de protección social. Sin mayor inclusión social, el sentido de comunidad se debilita y se comprometería la profundización democrática. La aceleración de la digitalización y la consiguiente amenaza de desempleo exigen proteger a las trabajadoras y los trabajadores y sus familias en la transición, y apoyarlos con un gran plan de alfabetización, formación e investigación digital. El llamado “dividendo digital”, fruto de una digitalización vertiginosa, deberá distribuirse mejor. Parte de este proceso se traducirá en la implantación progresiva de un ingreso básico universal que garantice la sobrevivencia de todas las personas y les otorgue autonomía para desarrollarse y aportar a la comunidad. La pandemia hará imperiosa la creación de un nuevo pacto social.
  • Un Estado que conduzca, incluya e innove. Será una prioridad lograr eficiencia y probidad en la provisión de servicios y bienes públicos de calidad para todos, sin exclusión. Sin embargo, eso no basta, el cambio principal radica en la redefinición de sus funciones y el robustecimiento de sus capacidades. Se necesitará un Estado que convoque a la acción conjunta de los principales actores de la sociedad, un Estado solidario que active la inclusión social, un Estado catalizador que impulse la innovación productiva, un Estado garante de una cultura de respeto, dignidad y creatividad, que mejore la convivencia.
  • Un salto en tecnología digital. La educación digital y la infraestructura de acceso son aún débiles. Ambas son esenciales para universalizar y mejorar la atención de salud, educación y potenciar la actividad productiva futura. El trabajo a distancia exigirá la producción de plataformas, equipamiento, capacidad de transmisión, almacenamiento, procesamiento y diseño de algoritmos. América Latina tiene la oportunidad, y Chile la ventaja única, de apoyarse en la intensa actividad astronómica para aumentar su capacidad tecnológica digital. Un gran programa digital representa una tremenda oportunidad. La digitalización y el trabajo a distancia hacen posible también corregir otro gran problema: la excesiva concentración territorial. Las macrociudades generan deseconomías de escala, deterioro de la calidad de vida, hacinamiento, saturación del transporte público. Las ciudades medianas y pequeñas pueden ofrecer una vida mejor.
  • Nuevas bases productivas para crecer y sustentar el bienestar social. La recuperación económica dependerá de la profundidad y duración de la caída. Los países más resilientes podrán recuperarse antes. La clave es la flexibilidad y agilidad para reconvertir actividades productivas e iniciar nuevas. Cada país tiene actividades dominantes y puede crear nuevas actividades competitivas. Chile tiene la ventaja inicial de que sus principales exportaciones –alimentos y cobre– mantendrán una alta demanda. Los alimentos, producidos en tierra y mar, serán claves en condiciones de mayor restricción global de tierra y agua, al igual que el cobre para abastecer la electrificación del planeta (sensores Internet de las Cosas, energías renovables, electromovilidad). Ambos, lamentablemente, enfrentan obstáculos: los alimentos, la aguda restricción de agua; el cobre, su remplazo parcial por reciclaje u otras aleaciones con aluminio o grafeno. Chile debe realizar programas macizos para superar la escasez de agua y aprovechar la abundancia de energía solar. La desalación es imperiosa y posee dos ventajas: cercanía al mar y energía solar. Chile puede desarrollar un plan que incluya el diseño y fabricación de plantas desaladoras y plantas generadoras de energía solar, producir agua y descarbonizar la matriz energética. Ambas son esenciales para la reducción de la contaminación ambiental. El crecimiento solo será posible con un esfuerzo sustantivo en investigación científica y formación técnica. A su vez, las empresas deberán relevar su responsabilidad pública. No basta seguir con la lógica única de maximizar utilidades, han de atender los problemas de la comunidad, cuidar el medio ambiente, innovar, pagar sus tributos, abrir espacio a las mujeres con igualdad de derechos, y a las nuevas generaciones
  • Acción multilateral para fortalecer el sistema internacional. Los desafíos globales no podrán superarse si el mundo se polariza y prosigue la pugna entre China y EE.UU. La pandemia, la economía y el cambio climático requieren una intensa cooperación entre estados, organismos internacionales y actores no estatales. El riesgo de desacoplamiento entre estas dos principales potencias es alto y la disputa puede extenderse al campo tecnológico-militar y también a los “modelos políticos” que representan cada una de ellas. El antídoto para contener esa disputa es el multilateralismo. El G20 debe potenciarse y constituir equipos ministeriales en temas críticos, como la salud y la alimentación, invitando a otros países. Un paso crucial es fortalecer a la OMS, la OMC, impulsar reformas de las NU, el FMI y el Banco Mundial, para crear nuevas instituciones internacionales después de esta prolongada hibernación.

Anticipar para construir un mundo mejor

La prospectiva sirve para anticipar y actuar. Es un modo de pensar que mejora las decisiones al advertir riesgos y detectar oportunidades. América Latina, y Chile en particular, debe reforzar su capacidad de estudio de escenarios posibles y de estrategias nacionales. Cuando se anticipan las transformaciones pueden impulsarse con antelación, es lo que hay que realizar ahora, no esperar la “nueva normalidad”. “Los líderes que ganaron la guerra no esperaron la victoria para planear lo que seguiría. (…) El mismo tipo de prospectiva se necesita ahora” (El virus desnuda la fragilidad del contrato Social, Editorial Financial Times, 3 de abril de 2020).

En esta pandemia cada uno de nosotros se siente vulnerable, frágil y solo o sola. Y también constata que se puede vivir consumiendo menos productos superfluos y conspicuos, viviendo con más igualdad y protegiéndose mutuamente, contaminando menos.

Esta crisis podría desatar energía y voluntad para transformar la forma de vivir actual, enfrentar el gran desafío del cambio climático, la desigualdad y el individualismo. Será prolongada y ardua, pero creará una gran oportunidad de construir un mundo mejor. Dependerá de la resolución política, la conciencia social y lo que haga cada uno de nosotros.  Entonces, esta pandemia podría devenir una bendición disfrazada.

https://www.elmostrador.cl/destacado/2020/04/23/pandemia-una-maldicion-o-una-bendicion-disfrazada/amp/